Los moradores de la cooperativa Flor de Bastión, en el noroeste de Guayaquil, denunciaron que dos viviendas eran empleadas para la venta, almacenamiento y consumo de drogas.

La mañana de ayer, los agentes de la Unidad de la Lucha contra el Tráfico Interno llegaron a la zona y allanaron los domicilios donde encontraron sustancias estupefacientes.

En una de las casas, había un ciudadano que en su pierna izquierda tenía un dispositivo de vigilancia electrónica. Este salió de la cárcel en agosto de 2017, por un delito similar.

El uso del artefacto está establecido en el Código Orgánico Integral Penal (COIP). Ahí aparece como una medida sustitutiva a la prisión preventiva para personas embarazadas, de la tercera edad o enfermas en etapa terminal, incurable o discapacidad severa (artículo 537).  

También cuando una persona sentenciada cumple con los requisitos para realizar actividades fuera del centro de rehabilitación social, pero de forma controlada.

En las viviendas allanadas hallaron dosis de cocaína y de heroína, indicó uno de los agentes que colaboró en el operativo y pidió la reserva de su identidad.

El ciudadano que portaba el grillete se hallaba en un cuarto y en el piso estaban dispersos platos, un cedazo, una balanza, tijeras, drogas y fundas delgadas en las que regularmente se comercializan las dosis. “No solo vendían aquí, sino que usaban motos para distribuir en la zona y lugares aledaños”, dijo el  agente y agregó que cerca de los inmuebles funcionan dos escuelas y que esa era una de las preocupaciones de los habitantes, pues temen que también llegaran al sitio a consumir.

En una de las casas se hallaron municiones, pero no las armas. (I)