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El pakistaní Qayyum, a sus 25 años, fue condenado a muerte
Con piedras y ladrillos Amir mató a 13 personas
“Cuando hay armas disponibles en el camino, ¿por qué gastar dinero?”, contestó Amir Qayyum a la Policía a la pregunta de ¿por qué mataba a sus víctimas lanzando piedras y ladrillos?
Los indigentes, trabajadores y drogadictos que dormían en las calles de Pakistán por su condición económica, eran sus principales víctimas, a quienes los mató lanzándoles a la cabeza piedras y ladrillos que encontraba a su paso.
Amir fue descrito como un psicópata por los altos mandos policiales. Según la Superintendencia Superior de Policía (SSP), el paquistaní era un “asesino a sangre fría” que no sentía culpa por sus crímenes y “jugaba al cricket después de asesinar a una persona”.
Su origen e infancia
En 1981, en Pakistán nace Amir Qayyum. Cuando era niño fue abandonado por su padre y se fue a vivir con su tío materno el Dr. Shahid.
Muestra tendencias violentas a una edad temprana y fue expulsado de la escuela por comportamiento violento, y también de su casa por sus hermanos y hermanas después de que él iba a darles una paliza, solo intentaron protegerse.
La SSP había declarado a los periodistas que Amir era un drogadicto psicópata que quería vengarse de la sociedad, que tenía un historial de violencia y que sus familiares, incluyendo su hermano y sus 5 hermanas confirmaban que él tenía un comportamiento psicopático.
Amir crece y llega a desarrollar un auténtico vínculo con su pariente Shahid. Años después, el 25 de septiembre del 2003, es asesinado su tío por desconocidos, cuando se encontraba con el inspector de Policía de Punjab, Khwaja Rizwan.
Este episodio de su vida lo llenó de rencor y venganza hacia la sociedad, porque su familia se dispersa y le niega acogida. Pero, consigue vivir en una habitación alquilada en la zona de Shadbagh.
De junio a julio de 2005, Amir mató a 13 hombres sin hogar con ladrillos o piedras y era conocido como “El asesino del ladrillo”. Un año antes de sus crímenes fue apresado por consumo de estupefacientes.
Últimos asesinatos
Era lunes en la noche, 18 de julio de 2005, Amir con unas 130 rupias en su bolsillo producto del lavado de autos, se dirigió a la zona de Lahore, en el sector de Kalma Chowk, donde cenó en un hotel.
Después se dirigió al sector de Nasserabad, donde encuentra a un individuo que dormía en la acera. No le es difícil encontrar una piedra grande cerca y, aprovechando que son las 02:30 de la madrugada y nadie lo ve, le aplasta al hombre la cabeza, lo deja ahí tirado, se aleja y toma un carro para ir a la zona de Rang Mahal, donde le arroja en la cabeza una piedra a otro indigente que descansaba en la acera.
Captura
Amir esta vez no tuvo suerte y su crimen fue descubierto por un guardia privado, Abdul Wakeel Khan, que, apenas ve la atrocidad cometida, comienza a gritar pidiendo ayuda.
Según Abdul: “Estaba en una patrulla rutinaria cuando vi que un hombre agarra una piedra y golpea en la cabeza a alguien que dormía. Inmediatamente tomé al culpable del brazo y le grité “¡asesino, asesino!”, pero el culpable se soltó y huyó. Yo grité de nuevo y comencé a perseguirlo cuando unos policías vestidos de civil se me unieron”.
A los perseguidores se une Ahsan Khan, quien vivía cerca de los hechos y tuvo la valentía de colaborar, y logró capturar al asesino Amir.
Sobre su hazaña, Ahsan contó: “Escuché al guardia gritando e inmediatamente salí de casa con mi hermano. Vi a un hombre que corría hacia mí con el guardia y otras personas persiguiéndolo y gritando “¡es un asesino, atrápalo!”. Agarré al culpable y el guardia y los demás vinieron a ayudarme”.
Minutos después de la captura, policías que patrullaban la zona llegaron al lugar de los hechos, y los oficiales del alto mando fueron informados sobre lo sucedido.
En cuanto a la víctima Ishtiaq, fue trasladado al hospital en pésimo estado, aunque afortunadamente sobrevivió. En tanto Amir fue interrogado.
Los policías cuentan que durante el interrogatorio Amir hizo lo posible para que la identificación de las víctimas resultase complicada, pero aún así se extrajeron los datos necesarios y posteriormente la Policía encontró que, cerca de cada lugar donde Amir asesinó, había una piedra de entre 10 y 35 kilos.
Análisis psicológico
Para la Policía, Amir no presentaba signos de locura, y era mejor no hacerle una evaluación psicológica formal, ya que esto podría permitirle alegar demencia y salvarse de una merecida condena.
Sin embargo, la opinión de los psiquiatras era otra. El Dr. Haroon Rashid, jefe del Departamento de Psiquiatría del Fátima Jinnah Medical College, consideró que “una evaluación psicológica de este asesino en serie es muy importante para encontrar las razones de sus crímenes”.
En la misma línea, el Dr. Saima Niaz, profesor asistente y miembro de la Asociación Mundial de Psiquiatras, estimó que “también es importante evaluar si lo ha hecho o si la Policía lo ha obligado a confesar”. De esa manera pensaban los especialistas, pero al fin y al cabo triunfó la voluntad de la Policía.
Juicio y sentencia
Amir Qayyum fue acusado de matar a 13 personas. Al momento del juicio, el tribunal antiterrorista que lo juzgó tenía pruebas contundentes de un asesinato, pero eso fue suficiente para que el 10 de mayo de 2006 se lo condene a muerte.
La noticia tuvo una repercusión mediática. Los habitantes de Lahore estaban conmocionados con la seguidilla de muertes de indigentes y, gracias a los diarios y noticieros, el criminal, de 25 años, fue popularmente conocido como “El Asesino del ladrillo”.
Nadie dudaba de que Amir Qayyum era quien estaba detrás de todos aquellos casos en los que alguien recibía una pedrada mortal mientras dormía en la calle. No se requerían pruebas, bastaban las evidencias y el sentido común.
Así, este cruel psicópata resentido esperaba tras las rejas a que la justicia suelte sobre él la piedra de la muerte. (I)