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Hasta 90 días de privación de libertad por conducir en estado etílico
Choferes ebrios causaron más de 2 mil accidentes
En Ecuador, durante 2014 se reportaron 38.658 percances vehiculares, 2.332 personas perdieron la vida y otras 27.668 resultaron heridas. De la cifra total de eventos registrados, 2.438 ocurrieron por embriaguez del conductor. Solo en diciembre del año anterior, 320 de los vehículos involucrados en accidentes fueron buses.
Una de las medidas que tomó la Agencia Nacional de Tránsito (ANT) para disminuir la cantidad de incidentes fue que todos los conductores de los micros que salen de las diferentes terminales terrestres del país se sometan a un examen de alcoholemia. Solo en la terminal terrestre de Guayaquil, situada en el norte de la ciudad, se efectúan entre 1.200 y 1.500 pruebas, en 7 kioskos-alcoholímetros instalados dentro de unas casetas en los patios de llegada.
Cristóbal Loor, quien tiene 22 años como conductor de buses, indicó “hay muchos irresponsables y por eso esta prueba es necesaria. Algunos toman licor y nos hacen quedar mal a todos”.
El chofer explicó que cada vez que sale de una terminal terrestre debe hacer la prueba y llevar el tique porque personal de la Comisión de Tránsito del Ecuador (CTE) se lo pide cuando sale de la estación y también en los controles que pueden estar ejecutando en las carreteras. “No puedo beber cuando sé que soy el responsable de tantas vidas”, destacó.
Edison Villalba, conductor desde hace 6 años en la Cooperativa de Transporte Ventanas, también se evidenció de acuerdo con la medida, al manifestar que deben llegar más temprano, siquiera con 5 minutos de antelación para no retrasarse. “Nos da un poco de seguridad, por si ocurre un accidente, no haya falsos comentarios, como que el chofer conducía borracho”.
Pero no todos los trabajadores están de acuerdo, un ciudadano que prefirió no decir su nombre, dijo que para él es una pérdida de tiempo, que a veces los instrumentos no funcionan correctamente y deben intentarlo varias veces.
El conductor Agustín Vera indicó que “todos tenemos que ser responsables en los trabajos que hacemos”.
Funcionamiento del alcoholímetro
Un trabajador del área de Comunicación de la ANT explicó que cuando los choferes se paran frente al kiosko-alcoholímetro lo primero que hacen es ingresar su número de cédula. “La máquina busca en la base de datos si el conductor está registrado; si está, continúa con el proceso, y si no aparece, le da la oportunidad para que se inscriba”.
Después ubican su huella digital, con la que se comprueba que sea la misma persona que se identificó. Posteriormente, pone en una rejilla su licencia de conducir y cuando aparece en la pantalla un mapa con todas las provincias y ciudades precisa cuál es su destino. De ahí, el chofer sopla fuertemente por una boquilla (de uso personal) y espera que la herramienta emita un tique con todos sus datos. “Es un proceso de no más de 1 minuto”, destacó.
El sargento Jhon Bermeo, de la CTE, mencionó que él y otros uniformados se encargan de chequear que todos los conductores se hayan hecho el examen de alcoholemia. “Revisamos el tique y verificamos la fecha, el nombre, nivel de alcohol y la foto del conductor. En caso de que nos quede alguna duda, también le solicitamos la licencia”. El oficial sostuvo que hay algunos choferes que cubren rutas cortas como de Guayaquil a Milagro o Guayaquil a Daule y se molestan porque deben pasar la prueba en cada vuelta.
El pasado lunes en la terminal terrestre de Guayaquil, desde las 13:00 hasta las 16:00, 5 vehículos fueron impedidos de circular por tener las llantas lisas y otros 3 por diversas causas. “Si un vehículo está con la carrocería en mal estado, también lo suspendemos hasta que le hagan los arreglos; cuando ya esté todo correctamente se levanta la sanción”. Bermeo añadió que además se le retiran las películas y cortinas que obstaculicen la visión de los usuarios hacia el conductor.
Sanción para conductores de transporte público
El Código Orgánico Integral Penal (COIP), en uno de los incisos del artículo 285, establece que para las o los conductores de vehículos de transporte público liviano o pesado, comercial o de carga, la tolerancia al consumo de cualquier sustancia estupefaciente, sicotrópica o preparado que las contengan es cero, y un nivel máximo de alcohol de 0,1 gramos por cada litro de sangre.
En caso de exceder dicho límite, la sanción para el responsable será la pérdida de 30 puntos en su licencia de conducir y una pena privativa de libertad de 90 días.