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Fetichista, se tomaba fotos con sus víctimas

‘Asesino de tacón’ no pagó sus 3 cadenas perpetuas

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Entre 1968 y 1969 Jerome Henry Brudos terminó con la vida de 4 jóvenes mujeres, solo para satisfacer sus desviadas necesidades sexuales provocadas por una perturbación mental que al parecer cultivó desde su niñez.

Brudos nació el 31 de enero de 1939, en Webster, Dakota del Sur (Estados Unidos). Fue el segundo hijo de Henry y Eileen, pero su llegada no estaba planificada, por ello desde pequeño sufrió el abandono y severidad de su madre, sobre todo porque ella deseaba tener una niña.

Cuando todavía era infante, se mudó a Portland con su familia. A sus 5 años vivió un hecho que le afectó por el resto de su vida: halló un par de tacones de mujer apilados entre la basura y se los llevó a su habitación para ponérselos, su madre lo descubrió y reaccionó con irritación, a más de reprenderlo con vehemencia le quitó los zapatos y los destruyó, desde entonces Brudos desarrolló un enfermizo fetichismo.

Pero, algo peor le ocurrió en el primer año de escuela, un compañero lo delató cuando estaba a punto de robar el calzado que la maestra tenía guardado en el salón, por lo que fue regañado en frente de todos.

Sus bajas calificaciones no le permitieron pasar al segundo año, además enfermó. Cuando cumplió 12 años su familia volvió a cambiarse de barrio, justo a uno donde vivían muchas adolescentes. Brudos empezó a invadir sus habitaciones para jugar con la ropa interior de ellas y robársela, incluidos los tacones.

A los 16 años se volvió peligroso, porque a más de robar prendas, con engaños llevaba a mujeres hacia lugares apartados, donde las golpeaba y obligaba a desnudarse para fotografiarlas, parecía que tenía necesidad de humillarlas.

Un día fue descubierto y detenido por policías, quienes al registrar su casa hallaron fotos, cámaras y ropa de mujer, debido a ello lo procesaron por asalto.

Las autoridades decidieron enviarlo a un hospital siquiátrico para que cumpla una terapia de 9 meses, allí los médicos determinaron que padecía de esquizofrenia y desajustes sexuales, pero al finalizar el tratamiento consideraron que no representaba peligro.

Tras esos episodios, el 9 de marzo de 1959, Brudos decidió unirse a la milicia de su país, por lo que fue enviado al fuerte Ord, en California. No obstante, el entrenamiento no fue suficiente para dejar de lado sus extrañas fantasías y, por el contrario, adquirió una que consistía en que una mujer coreana lo seducía.

El habló de eso con sus superiores, quienes lo enviaron donde el sicólogo de la Armada, el capitán Theodore Barry, quien finalmente recomendó la baja por sus extrañas obsesiones.

A los 21 años, en 1960, regresó con sus padres y se convirtió en electricista. Al poco tiempo conoció a una mujer que lo impresionó, Darcie Metzler, quien tenía 17 años.

Comenzaron una relación romántica que no era del agrado de los padres de ella, sin embargo se casaron en 1962, al poco tiempo tuvieron una hija a la que bautizaron como Megan.

Volvió a atacar, por rechazo

En 1967 Brudos embarazó nuevamente a su esposa y estaba emocionado porque quería tener un hijo varón, pero el día del parto de una manera inexplicable Darcie no quiso que su esposo la acompañe, ese caprichoso rechazo le provocó gran tristeza, de pronto regresó al robo de zapatos y ropa íntima.

En 1968 el hombre dejó de ser un simple ladrón agresivo y se convirtió en un asesino sádico. Su primera víctima fue Linda Slawson, de 19 años, quien trabajaba en la venta de libros puerta a puerta para ayudarse a pagar la escuela.

El 26 de enero Brudos encontró a la chica y con engaños la llevó a un taller que tenía en su casa, donde la golpeó con una palanca. Luego la estranguló y como si nada hubiese ocurrido le pidió a su familia que vayan a comer a un centro comercial; ese tiempo lo aprovechó para desvestir el cadáver y probarle la ropa que tenía guardada, también le tomó fotografías.

Cuando se sintió complacido se deshizo del cuerpo, pero antes le cortó un pie con una sierra y lo almacenó en un congelador para después usarlo en sus ritos fetichistas.

La segunda víctima fue Jan Whitney, de 23 años. El 26 de noviembre de 1968, la joven desapareció en circunstancias misteriosas, solo su auto fue hallado en una carretera el día que iba a su casa para el festejo de Día de Gracias.

Se le dañó el coche y Brudos ofreció ayudarla, mientras lo hacía desarrollaba juegos eróticos a los que ella accedió, pero él de un momento a otro la estranguló y también llevó hasta el taller para abusar del cuerpo que luego lanzó al río Willamette, atado a una pieza del carro.

De forma similar asesinó a Karen Sprinker (27 de marzo de 1969) y a Linda Salee (23 de abril de 1969). Tras la desaparición de esta última, la Policía sospechó de una relación con los casos anteriores, pues notaron que las 4 eran mujeres blancas, jóvenes y atractivas.

Al poco tiempo encontraron un cuerpo en el río atado con alambre de cobre, como el que Brudos usaba en su trabajo como electricista.

Las pistas llevaron a los agentes hasta el taller donde encontraron gran cantidad de fotos de los cuerpos y la ropa interior que había robado, la cual no fue quemada como se lo había pedido a su esposa, quien estaba cansada de que él se vista como mujer, en la intimidad, y que haga cosas extrañas.

En una de las imágenes se veía el cuerpo de una de las chicas colgado de un gancho y en el piso había un espejo en el que claramente se reflejaba la imagen de Brudos, con eso no quedaron dudas de que él era a quien buscaban.

Condenado a cadena perpetua

El 2 de junio de 1969, Brudos fue acusado del asesinato de Karen Sprinker y pese a que no aparecieron los cuerpos de las otras víctimas fue sentenciado a 3 cadenas perpetuas, pues él confesó su autoría en los crímenes.

Brudos la pasó muy mal en prisión, porque constantemente fue atacado por otros reos, pero él se consolaba con los zapatos de taco y las revistas pornográficas que pedía por correo para satisfacer su fetichismo.

Finalmente, el 28 de marzo de 2006, a los 69 años, Brudos murió de cáncer al colon.

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