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24 jóvenes implicados en asesinatos
47 menores fueron víctimas de muertes violentas en 9 meses
Davidson A.P., de 16 años, tenía un consumo problemático de heroína y fue asesinado con 4 disparos el pasado 21 de octubre, en una esquina cerca de su casa en el suburbio de Guayaquil. Sus padres manifestaron desconocer el motivo del crimen.
Diez días antes, pero en un parque de Sauces 3, en el norte del puerto principal, a Anthony Ch., de 17 años, le dispararon al menos 7 veces. El menor de edad también tenía problemas por consumo de drogas. Los autores del crimen llegaron y huyeron en moto. Marcelo Castillo, policía de la zona, manifestó que la víctima consumía drogas y que aparentemente se trataba de una venganza. Además se conoció que los autores no sobrepasaban 18 años.
De enero a septiembre de 2015, 47 menores de edad fueron víctimas de muertes violentas. 13 casos, lo que significa la mayoría de eventos, ocurrieron en el Distrito Metropolitano de Quito (DMQ). Seguido por el Distrito Metropolitano de Guayaquil, que comprende los cantones Guayaquil, Durán y Samborondón, donde se registraron 6 eventos.
Diego Fuentes, viceministro de Seguridad Interna, manifestó que en el mismo período citado, 24 menores de edad estuvieron implicados en delito de asesinato. Mientras que en 2014 fueron 31, y en 2013, 23. “La mayoría de personas, el 22%, fue detenida en Quito y el 17% en Guayaquil. Esto debido a la densidad poblacional”, sostuvo.
Fuentes aclaró que cuando se trata el tema de tráfico de estupefacientes al menudeo en adolescentes estos no son tratados como microtraficantes, sino como víctimas. “Ellos son sujetos de las estructuras que entregan la droga, que buscan que los adolescentes consuman y logren captar más jóvenes”.
Además enfatizó que en Ecuador, mueren más personas, tanto adultos y menores, por violencia social; es decir por riñas, consumo de bebidas alcohólicas, entre otros, que por violencia criminal.
Ingreso al crimen es multicausal
Zoraya Bohórquez, presidenta de la Asociación de Psicología Jurídica y Forense, manifestó que el ingreso de menores de edad a la delincuencia es multicausal. “Hay algunos investigadores que consideran que existe un aspecto biológico que puede incidir; es decir, que es posible que haya algo genético y hereditario, pero también, trastornos que impidan que las personas controlen sus impulsos. Una de las causas que, a mi juicio, es la más fuerte es el vínculo familiar, pues dependiendo de cómo se vaya creando o destruyendo los adolescentes tendrán valores o fortaleza interna”.
Añadió que es importante que los progenitores les den tiempo y atención a sus hijos y que además inculquen con el buen ejemplo. “Si sabemos que vivimos en una zona riesgosa, donde hay mucha delincuencia, hay que evitar que estén en la calle hasta tarde. Si no hay control, poco a poco, los muchachos se van involucrando en adicciones y de ahí el paso a la delincuencia es cortito”.
El psicólogo David Moncayo, quien trabajó con adolescentes infractores, coincidió con la teoría de su colega, al expresar que “en caso de que los chicos no cuenten con cuidadores principales que los preparen en valores, no tendrán la base para negarse. Para ellos será más importante sobrevivir que ser buenos”.
En cuanto a cómo este grupo etario pierde el miedo a usar las armas, el especialista dijo que es como cualquier aprendizaje. “Uno primero observa, tiene un acercamiento, ve si no pasa nada y si es atractivo tener esa habilidad, entonces va a querer usarla. De hecho el uso de armamento se compara con el poder, con lograr decidir sobre la vida de otros. Cuando ya se dispara al cuerpo de una persona entran factores más complicados de abordar”.
Bohórquez agregó que todo depende del contexto en el que se desenvuelven los menores, ya que si están dentro de una pandilla, así demuestran que son fuertes, poderosos y pueden ocupar puestos de liderazgo. “En la adolescencia hay una necesidad de ser parte de un grupo, de ser aceptados y valorados, más aún si no lo son en otro medio”.
Moncayo indicó que entrevistando a menores aislados después de cometer su primer crimen hubo una respuesta que se repetía. “Decían que sentían la presencia de las personas que asesinaban, que penaban y los perseguían, como sentir el muerto atrás. Si hacemos una interpretación psicológica es la misma paranoia de quien delinque, la voz de su escasa moralidad. Sin embargo, algunos mencionaban que luego desaparecía. Ahí ya es complicado, algunos agarran la experiencia traumática para abandonar las armas; pero otras estructuras lo toman como romper el primer límite, y continúan”.
80% tiene problemas con drogas
Ledy Zúñiga, ministra de Justicia, Derechos Humanos y Cultos, informó que el delito más recurrente en adolescentes en conflicto con la ley es el de robo, con 42,2%. Además reveló que el 80% de los chicos que cumplen medidas socioeducativas privativas de la libertad en los 11 Centros de Adolescentes Infractores (CAI) del país ingresa con problemas de uso, abuso y adicción a las drogas. “Las medidas socioeducativas tienen como finalidad la protección y el desarrollo de los adolescentes infractores, garantizar su educación, integración familiar e inclusión a la sociedad con un acompañamiento integral”.
La funcionaria señaló que en los CAI se trabaja con el Ministerio de Salud Pública y el 100% de adolescentes tiene historias médicas y seguimiento periódico.
Además brindan tratamiento de desintoxicación, pues la mayoría llega con problemas de consumo de estupefacientes.
Este tratamiento va complementado con actividades laborales, culturales y deportivas. (I)