Publicidad
26 mujeres lideraban grupos delictivos en país
Luz María Endara, más conocida como ‘Mama Lucha’, creó y lideró la banda delincuencial más grande de Quito en la década del 80. La extorsión a comerciantes de los mercados y locales fue la especialidad del grupo delictivo.
Endara organizó la banda de los ‘Chicos Malos’, conformada por hijos, yernos, nueras, sobrinos y amigos, quienes con respeto e idolatría comenzaron a llamarla ‘madrina’. Ellos se dedicaban a robar en domicilios, locales comerciales y a personas. En la década del 90 este grupo sembró el terror entre los quiteños.
Pero como todo llega a su fin, Endara murió en 2006. Las bandas familiares, presuntamente, dejaron de operar porque la mayoría de sus miembros cayó en redadas policiales en 2014.
Así como ‘Mama Lucha’, que estuvo en la cárcel, 26 mujeres que lideraban redes delictivas a escala nacional están tras las rejas. Solo de enero a septiembre de este año la Policía aprehendió a 2.992 féminas implicadas en graves delitos.
Para Carlos Alulema, director nacional de Policía Judicial (PJ), la banda delictiva de ‘Mama Lucha’ fue la más organizada que haya dirigido una mujer.
Incremento de mujeres en bandas
Al oficial le sorprende el incremento de participación y liderazgo de mujeres en organizaciones delincuenciales. “Las estructuras delictivas experimentan transformaciones con respecto a la función que cumplen las mujeres en ellas”.
Explicó que la mujer pasó de la participación ocasional a una vinculación directa, incluso al liderazgo de grupos delictivos. “En dos años se incrementó 30% (2.292 detenidas) la integración de la mujer en bandas organizadas y delitos individuales ocasionales”.
En la operación Tsunami, los agentes antinarcóticos y policías desarticularon una banda que operaba en tres provincias del país dedicada al narcotráfico y robo a domicilios. En esta acción fueron aprehendidas 16 mujeres.
Alulema manifestó que las féminas en las bandas delictivas son cabecillas, informantes, expendedoras, distribuidoras y participan en delitos. “Al no considerar como blanco de la Policía a la mujer” tienen mayor facilidad para cometer actos ilícitos.
Por los delitos de robo a personas, tenencia de armas, microtráfico, hurto a domicilios, estafa y tráfico de moneda se encuentran detenidas 2.518 mujeres.
Según el director de la PJ, la diversificación de la delincuencia conlleva a la participación de más personas, como las mujeres. “Ellas tienen un control más adecuado dentro de la estructura criminal, son más organizadas y no despilfarran los recursos”.
De acuerdo con las estadísticas policiales, en 2014 se arrestó a 264 mujeres de organizaciones criminales estructuradas. De enero a septiembre de este año, la cifra se duplicó a 474. De este grupo 26 fueron reconocidas como cabecillas de grupos delictivos. Las provincias donde se registran más aprehensiones son Pichincha, Guayas y Tungurahua. La población carcelaria femenina se incrementó de 2.065 a 2.992.
José Serrano, ministro del Interior, señaló que la Policía realizará un análisis sociológico y criminalístico para entender de qué sectores provienen las mujeres vinculadas a organizaciones criminales. “Su presencia está en estructuras violentas en homicidio, sicariato, asesinato, microtráfico, etc.”.
Para Thania Moreno, fiscal provincial de Pichincha, las mujeres que ingresan en bandas delictivas no lo hacen por condiciones de pobreza. Uno de los factores es la influencia de su pareja, quien es parte de la banda. Otro elemento es el liderazgo femenino. “Ellas operan en el área logística, de seducción y colaboración”.
Las 474 detenidas tienen procesos legales, 342 están con prisión preventiva, 45 con medidas sustitutivas, seis se encuentran bajo instrucción fiscal, cuatro en proceso abreviado, etc.
Un fenómeno por investigar
Para la socióloga Nathalia Sierra, las mujeres que lideran las bandas tienden a masculinizarse, es decir, asumen posiciones y actitudes de un hombre para ganar respeto de los demás integrantes.
“La única forma de mantenerse en esta estructura es siendo más macho que el hombre, son procesos de masculinización de las mujeres, porque son estructuras que agreden a la sociedad”.
Sierra indicó que el Estado frente a esta problemática debe generar políticas de prevención y no de persecución. (I)