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Los juicios de nuremberg se iniciaron el 20 de noviembre de 1945 y concluyeron el 16 de octubre de 1946

12 militares nazis fueron sentenciados a muerte por crímenes contra la humanidad

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Hace 70 años, el 20 de noviembre de 1945, se inició uno de los juicios más importantes de la historia, el procesamiento de los crímenes de guerra y contra la humanidad cometidos en el nefasto período de Adolfo Hitler, que fue el principal autor intelectual de la muerte de millones de personas, particularmente judíos.

Previamente, en 1942 se creó una comisión con el fin de elaborar una lista de responsables que debían ser juzgados por estos crímenes cuando concluyera la Segunda Guerra Mundial.

Así, el 8 de agosto de 1945 se integró el Tribunal Militar Internacional compuesto por jueces de Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia y la Unión Soviética.

El juez federal americano, Robert H. Jackson, quien fue fiscal acusador principal de Estados Unidos durante el proceso, se hizo cargo total de la organización del juicio; y además sugirió a Nuremberg como localidad del tribunal, ya que era la única ciudad alemana que disponía de un palacio de justicia, levemente dañado, contaba con 5.330 oficinas y aproximadamente 80 salas, en cuya proximidad se disponía de una prisión.

Los cuatro fiscales principales del Tribunal Militar Internacional, Robert H. Jackson, de Estados Unidos; Francois de Menthon, Francia; Roman A. Rudenko, Unión Soviética; y sir Hartley Shawcross, de Gran Bretaña, presentaron acusaciones contra 24 oficiales nazis de alto rango.

Los oficiales alemanes fueron acusados por los delitos de conspiración en contra de la paz mundial, planeación, provocación y realización de una guerra ofensiva, crímenes y atentados en contra del derecho de guerra; y crímenes inhumanos.

El proceso

Solo 22 oficiales alemanes fueron procesados, porque la acusación contra el magnate de la industria pesada Gustav Krupp se sobreseyó por su avanzada edad y mala salud y porque Robert Ley, responsable de los campos de trabajo, se ahorcó con una sábana antes de que se abriera la causa; otro de los acusados murió.

Los únicos jerarcas presentes en el juicio eran Hermann Goering, marcado por el tribunal como “líder de una guerra de agresión y creador del programa de persecución contra los judíos”; y Rudolph Hess, quien intentó aparentar una locura para no formar parte de los juzgados.

Durante el proceso Hess basó su defensa en la locura, ya que decía que no recordaba nada de lo sucedido en los años anteriores.

Los miembros del nacionalsocialismo imputados culpaban a Hitler como la persona que mandaba las órdenes que todos debían ejecutar. Por ejemplo, el prisionero alemán Kaltembrunner se consideraba una víctima de Himmler; Keitel basó su defensa en que él cumplía órdenes por lo que no era culpable de nada. Ante tal acto de cobardía Goering se levantó indignado en contra de sus compatriotas.

Goering demostró la mayor de las fidelidades hacia Hitler, incluso en la situación judicial que se encontraba. Él nunca mostró arrepentimiento alguno, ya que estaba convencido de que sus actos eran por el bien de la humanidad.

El único momento donde demostró un poco de corazón fue cuando al mostrarle las atrocidades que cometieron los nazis en los campos de concentración optó por bajar la mirada ante la dureza de las imágenes.

Albert Speer, al igual que Goering, no se escondió y asumió su culpa contestando de forma digna de como decía que debían hacerlo los alemanes.

El tribunal, que estuvo presidido por Lord Geoffrey Lawrence, receptó en 218 días de audiencia, las declaraciones de 360 testigos, los cuales fueron interrogados oralmente y por escrito; 236 rindieron su versión ante los jueces, y otros a través de funcionarios designados. Además, se utilizaron más de 2’000.000 de declaraciones bajo juramento como evidencia.

El proceso tuvo el carácter de la jurisprudencia angloamericana. Se precisó de la colaboración, en el Palacio de Justicia de Nuremberg, de más de 1.000 empleados, entre ellos, personal para las interrogaciones, intérpretes, traductores, escribientes, etc.

Sentencias

El 30 de septiembre y el 1 de octubre de 1946 el Tribunal Militar Internacional dictó las sentencias: 3 absolutorias, 12 penas de muerte y 7 cadenas perpetuas.

La organización declaró criminal tanto al cuerpo del mando político del Partido Nacionalsocialista Alemán de los Trabajadores (Nsdap) como a la SS, la Gestapo y el Servicio Secreto de Seguridad Alemán.

La pena de muerte fue para los acusados Goering, Ribbentrop, Keitel, Kaltenbrunner, Rosenberg, Frank, Frick, Streicher, Sauckel, Jodl, SeyssInquart y Bormann.

Hess, Walther Funk y Raeder fueron condenados a cadena perpetua. Las penas para Doenitz, Schirach, Speer y Neurath fueron desde 10 hasta 20 años de reclusión.

El tribunal absolvió a tres de los procesados: Hjalmar Schacht, ministro de Economía; Franz von Papen, político alemán que desempeñó un papel importante en la designación de Hitler como canciller; y Hans Fritzsche, jefe de prensa y radio.

Las sentencias de muerte se ejecutaron el 16 de octubre de 1946, en el viejo gimnasio de la Penitenciaría de Nuremberg, con dos excepciones: Goering se suicidó poco antes de la fecha de su ejecución y Bormann continuó desaparecido.

Los otros 10 acusados fueron ahorcados, sus cuerpos incinerados en un crematorio de Múnich y las cenizas lanzadas al río Iser. Los 7 principales criminales de guerra sentenciados a reclusión fueron enviados a la prisión de criminales de guerra en Spandau, Berlín.

Este juicio pasó a la historia como el fin de la barbarie humana y el comienzo de una fuerte paz futura basada en un orden internacional que no permitiese la repetición de los hechos vividos durante la Segunda Guerra Mundial. (I)

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