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Entrevista / marlo delgado / boxeador de la categoría 75 kilos

"No me arrepiento de haber dejado el fútbol"

"No me arrepiento de haber dejado el fútbol"
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Antes de lanzar golpes en los cuadriláteros su esfuerzo se enfocó primero en el atletismo y después en el fútbol. Al pugilato llegó a regañadientes, pero el tiempo le ayudó a convertirlo en su pasión. Marlo Javier Delgado Suárez, uno de los 4 boxeadores ecuatorianos clasificados a los Juegos Olímpicos de 2016, nos resume cómo vivió la transición de pegarle a la pelota con los pies, a tener que golpear con los puños a sus oponentes.

¿Cómo era su vida antes de llegar al boxeo?

En la escuela hacía atletismo, después me dediqué al fútbol, estuve en Deportivo Quito, donde llegué hasta la reserva. Tenía chance de pasar al primer equipo, pero hubo una pequeña incomodidad con mi entrenador, algo no le gustó, nunca tuve claro de qué se trataba; entonces me sacó del campo de juego, fue algo tenaz (duro) para mí. No recuerdo el nombre de ese técnico.

¿Cuáles modalidades del atletismo practicaba y en qué posición de fútbol se desempeñaba?

En atletismo estaba en postas, lanzamiento de la bala y hacía algo de modalidades de resistencia. En el fútbol jugaba de back centro y como marcador de punta.

¿Le sirvió para el boxeo?

Claro, ya que siempre fui un muchacho con capacidad para lograr muchas cosas en el deporte. Ahora que estoy en el boxeo, confío mucho en mis posibilidades.

¿Qué hizo su tío para convencerlo?  

Cuando tenía 13 años, mi tío y mentor, Manuel Delgado, me propuso entrenarme, pero mi mente estaba en el fútbol, el boxeo no me gustaba, no quería aprender. Después, con el paso de los años, Manuel me convenció. Él nunca me vio pelear, pero creía que por mi estatura, por tener los brazos largos, podía ser un buen pugilista. Un día, sin nada que perder, me fui a entrenar con él, tenía 17 años. Me pulió hasta convertirme en boxeador. Hizo que llegara a los Juegos Olímpicos de Londres. ¿Qué más puedo pedir?

¿Qué no le agradaba del boxeo?

Nunca pensé que fuera un deporte violento, tampoco temía a los golpes, simplemente mi cabeza se enfocó en el fútbol. Aunque reconozco que al principio, cuando me daban un buen puñetazo o tenía momentos difíciles, me decía: ¿Qué hago aquí? Quería irme a mi casa, pero Manuel Delgado me ayudó a disipar esos temores.

¿No se arrepiente de haber dejado el fútbol como casi lo hace con el pugilismo?

No, hubo momentos en el boxeo en los que me cuestioné eso, pero ahora no, ahora lo disfruto. Como los otros que practiqué, esto es un deporte, y en los deportes no siempre se gana. Cuando se pierde, hay que volver a levantarse.

¿Es más cómodo que los triunfos solo dependan de usted?

De alguma manera, en el fútbol son 11 contra 11 y se acomodan como pueden; en el boxeo soy yo el que pelea, más el compañero de la esquina que siempre observa mis deficiencias; de corregir esas fallas depende que tome impulso para ganar un combate.

¿Qué tipo de boxeador es: pegador, fajador o estilista?

Aunque depende del rival, yo peleo fajándome y, a veces, a la larga, es decir, defendiéndome; pero hay momentos en los que, para impresionar a los jueces, tienes que fajarte y ser muy agresivo.

¿Alguna vez se preocupó por castigar severamente a un oponente?

Creo que todos pasamos por eso, cuando recién comencé, todos mis adversarios me pegaban, salía con la cara hinchada, sangrando. Me preguntaba si ellos no sentían pena, si no les daba miedo lastimar demasiado a alguien. Me decían que esto es boxeo, que en este deporte, a la mala o a la buena, al final se aprende.

¿Ha sentido en determinada pelea  que el fallo de los jueces lo perjudicó?

En las semifinales del Mundial de Doha (Qatar, octubre de 2015) contra el cubano Arlen López; disputábamos la semifinal y con ello la posibilidad de, al menos, luchar por una medalla de bronce. Creo que por el nombre que tiene Cuba, un país muy destacado en esta disciplina, le dieron el fallo al cubano. Sentí que hubo un perjuicio en mi contra.

¿Considera que llegará en sus mejores condiciones a los Juegos?

Sí, de corazón, estoy apuntando a la presea dorada, Esa es mi promesa para la familia ecuatoriana. Voy a luchar por estar en los primeros puestos, quiero hacer flamear mi bandera. (I)

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