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El Telégrafo
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Víctor, el sustento de su casa, perdió la mano derecha por una camareta

En el hospital de niños Roberto Gilbert Elizalde, de la Junta de Beneficencia de Guayaquil, se atendieron 11 niños quemados por petardos el 1 de enero.
En el hospital de niños Roberto Gilbert Elizalde, de la Junta de Beneficencia de Guayaquil, se atendieron 11 niños quemados por petardos el 1 de enero.
Foto: José Morán / EL TELÉGRAFO
04 de enero de 2018 - 00:00 - Redacción Justicia

Andrea sintió un escalofrío que la obligó a ir a su cama para arroparse. Era la 01:00 y la celebración del comienzo del nuevo año quedó a un lado, algo extraño le ocurría. Quince minutos después una vecina, angustiada, tocó la puerta de su casa y le avisó que su hijo estaba herido.

Víctor Miguel Cruz, de 18 años, había perdido su mano derecha tras la detonación de una camareta, los conocidos explosivos de fabricación artesanal que, pese a los operativos de control, se comercializan clandestinamente.

El joven, la mañana de ayer, permanecía acostado en una cama en su vivienda, situada en las calles Gallegos Lara y García Goyena, en el sur de Guayaquil. El área de su cuerpo que resultó afectada estaba cubierta con un vendaje. Víctor se quejaba de un dolor intenso y no quiso recordar nada de lo ocurrido aquella noche.

La progenitora cuenta que por momentos Víctor está tranquilo, pero también por ratos se queda como ido, no habla. “Mi hijo necesita tratamiento psicológico”, expresa la madre, quien se sorprendió que su vástago fuera dado de alta rápidamente.

“Él es el sustento de la casa, pues no tengo esposo. Yo no trabajo, pero él sí laboraba en un negocio de comidas rápidas. Cada vez que cobraba me daba para la comida y para pagar los servicios básicos. Ahora perdió su mano, no sé qué hará, pero me dijeron que en unos seis meses podrían ponerle una prótesis”.

Los médicos le dijeron a Andrea que hicieron lo posible para rescatarle la mano, pero fue imposible debido a que se le desprendieron los dedos.

¿Qué pasó esa noche?
Andrea relató que Víctor estaba sentado en una vereda conversando con una vecina, de 14 años. Él tenía una camareta en la mano y el hermano de la chica se acercó sigilosamente y sin que él se diera cuenta encendió la mecha del explosivo. El artefacto explotó en la mano del joven, porque no alcanzó a soltarla, pues no se dio cuenta de que alguien la encendió.

El menor está en estado crítico. Según la madre de Víctor, el niño tuvo una herida en la frente por las piedrillas que se dispersaron y, además, quemaduras en las manos, brazo, pecho y pierna.

En el hospital Guayaquil, donde estuvo internado Víctor, aún hay dos jóvenes en observación, pero en condición estable, por quemaduras provocadas por artefactos pirotécnicos, según personal del departamento de Comunicación Social.

Víctimas atendidas
El 1 de enero de 2018, otras 37 víctimas de los juegos pirotécnicos fueron atendidas en los hospitales Luis Vernaza (6), Roberto Gilbert (11) y Francisco de Ycaza Bustamante (20). El cirujano plástico Fernando Quintana, jefe de la Unidad de Quemados del Vernaza, detalló que los pacientes que atendió tenían heridas leves y fueron enviados a sus casas.  

En tanto, la doctora Ana Soria, jefa de la Unidad de Quemados del hospital de niños Roberto Gilbert, confirmó que el 1 de enero, 11 niños recibieron atención de emergencia, seis permanecen asilados por la gravedad de sus heridas y cinco fueron dados de alta. Entre los menores más afectados está una niña, de 10 años, que perdió el ojo derecho por la explosión de un fuego artificial denominado ‘volcán’.

Un menor, de 11 años, sufrió la amputación de sus dedos pulgar e índice  de la mano derecha por la explosión de una camareta que recogió entre los restos de un monigote incinerado. (I)

10 quemados graves por incendios en diciembre
En el área de Cuidados Intensivos de la Unidad de Quemados del hospital Luis Vernaza de Guayaquil permanecen 10 pacientes adultos que resultaron con quemaduras graves en incendios ocurridos en las ciudades de Guayaquil (Guayas) y Quevedo (Los Ríos).

Así lo informó ayer el cirujano plástico Fernando Quintana, responsable del lugar. “Los pacientes resultaron con quemaduras en incendios provocados por explosión de tanques de gas y cortocircuitos”.

El especialista reveló que la atención hospitalaria de cada paciente a diario cuesta entre      $ 1.500 y $ 2.000, gasto que es asumido por el Estado ecuatoriano, a través del Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS) o el Ministerio de Salud, al tratarse de una enfermedad catastrófica y que la sufren personas que no cuentan con los recursos económicos para costear el tratamiento. “La mayoría de quemados en siniestros tiene heridas de tercer grado en el 50% y 60% de la superficie del cuerpo. Están intubados, hay asistencia respiratoria, están sumamente graves. Son de pronóstico reservado con posibilidades de vida muy bajas”.

Para prevenir incendios y daños por explosiones de petardos,  Quintana recomienda a las autoridades del Ministerio del Interior y Policía una campaña permanente que llegue a la población para crear una cultura de prevención. “Los incendios en diciembre se producen la mayoría por sobrecargas en los tomacorrientes”. (I)   

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