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El Telégrafo
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Sueños de torturar y matar mujeres eran llevados a la realidad

Sueños de torturar y matar mujeres eran llevados a la realidad
20 de diciembre de 2013 - 00:00

Durante la década del 70 las mujeres de los estados de Texas y Michigan en Estados Unidos, y Ontario en  Canadá, vivían aterrorizadas por el ‘asesino del domingo por la mañana’. Un brutal psicópata que sometía a mujeres con golpes y puñaladas para después ahogarlas lentamente en la bañera.

Son pocos los asesinos seriales de raza afroamericana que se hacen conocer y, sin duda, Carl Eugene  Watts fue uno de los más crueles, con aproximadamente 90 crímenes. Watts comenzó a matar mujeres solo por el placer y alegría que le producía observar cómo fallecían.

Carl nació en Killeen, Texas, el 7 de noviembre de 1953, hijo de Richard Eugene Watts, un soldado de primera clase en el ejército y la maestra Dorothy Mae Young. Dos años después sus padres se divorciaron y Watts se fue a vivir con su madre en Inkster, Michigan, y pasaba días en la casa de campo de su abuela, quien lo llamaba ‘Coral’; en ese tiempo el niño gustaba de perseguir y desollar conejos.

En 1962 Dorothy se volvió a casar con un mecánico llamado Norman Caesar, con quien tuvo 2 hijas.

ASESINOS, CUANDO MATAR SE CONVIRTIÓ EN PLACER

Un asesino en serie es alguien que quita la vida a tres o más personas y cuya motivación se basa en la satisfacción psicológica que obtiene con el acto cometido.
Estos criminales responden a una serie de impulsos psicológicos, especialmente por ansias de poder y compulsión sexual.
La infancia de Watts es descrita como extraña, ya que a los 12 años el niño tenía fantasías de cómo torturar y matar a mujeres jóvenes. En su adolescencia ‘Coral’ acechaba mujeres, por esta razón se cree que asesinó a su primera víctima a los 15 años. Cuando tenía 13 años Watts sufrió de meningitis, que le ocasionó un ligero retraso  mental, por lo que perdió el octavo grado de escuela. Su regreso a clases fue difícil, pues no podía mantener el ritmo de estudio de sus demás compañeros y recibía malas calificaciones.

En 1974 Watts, de 20 años, comenzó a complacer sus fantasías y sueños homicidas. El 25 de octubre del mismo año irrumpió en el apartamento de Lenore Knizacky, de 23, a quien tras abrir la puerta comenzó a estrangular; la joven logró defenderse y Watts escapó de la escena. La Policía no logró capturarlo.

El 30 de octubre Watts atacó nuevamente, cuando golpeó la puerta de la universitaria Gloria Steele, de 19 años. El hombre dijo estar buscando a una persona llamada Charles, después que Steele le permitió entrar, fue apuñalada en el pecho 33 veces. Meses más tarde, la Policía recibió un reporte de Diane Williams, quien fue atacada el 12 de noviembre por un hombre afroamericano que dijo estar buscando a Charles. Diane sobrevivió al ataque y logró ver el número de placa del vehículo donde Watts huyó.

Los oficiales pronto averiguaron que el automóvil pertenecía a un Carl Eugene Watts. En diciembre de 1974 Watts fue arrestado tras ser identificado en la fila policiaca por 2 mujeres que sobrevivieron sus ataques. Cuando fue interrogado dijo haber atacado a 15 mujeres, pero no admitió haber asesinado a Gloria Steele. Posteriormente el asesino fue enviado al hospital estatal de Kalamazoo para ser evaluado por psiquiatras.

Los doctores lo diagnosticaron con una personalidad de desorden antisocial, además determinaron que tenía un coeficiente intelectual de 68, cuando el promedio normal es 100. Tras un año de tratamiento, Watts fue liberado, pero regresó a la clínica en 9 ocasiones para recibir ayuda psicológica.

En el transcurso de ese año varias mujeres fueron atacadas, el 8 de octubre, Peggy Pochmara, de 22 años, fue estrangulada en su casa.

Carl Watts justificaba sus crímenes de mujeres, diciendo que tenían los ‘ojos malvados’...En el día de brujas, la reportera del Detroit News, Jeanne Clyne, de 44, caminaba a su casa tras salir de una cita médica, cuando fue asaltada en el suburbio de Grosse Point Farms, Watts la apuñaló 11 veces en el pecho y espalda. Durante este período Watts trabajaba en una compañía de camiones para su padrastro. El asesino fue arrestado por la Policía en diciembre de 1979, pero la falta de evidencia le permitió salir libre.

La terrorífica labor del ‘asesino del domingo por la mañana’ continuó el 20 de abril de 1980, cuando la Policía llegó a la casa de Shirley Small, de 17 años. La adolescente fue apuñalada 2 veces en el corazón con un instrumento similar a un escalpelo. Shirley murió desangrada en la acera. Para julio del mismo año Glenda Richmond, de 26, fue la siguiente víctima del asesino. Los oficiales encontraron su cuerpo en la puerta de entrada, la mujer fue apuñalada 28 veces en el pecho.

El 14 de septiembre, la ola de homicidios alcanzó a Rebecca Huff, de 20, quien fue hallada en la entrada de su casa, su cuerpo recibió 54 puñaladas en el pecho, el mismo patrón de las víctimas anteriores, la firma de Carl Watts. De inmediato se armó un grupo dirigido por el detective Paul Bunten, cuyo propósito era investigar los asesinatos de los últimos 5 meses, pero los oficiales no tenían evidencias ni testigos.

“Si algún día me dejan libre, volveré a matar”, dijo ante el juez y abogados, tras su detención...Los reportes policiacos de mujeres estranguladas en Detroit aterrorizaban a los mismos oficiales, las víctimas compartían las mismas cualidades, eran mujeres de 14 a 44 años que fueron apuñaladas o estranguladas hasta morir. Como el caso de Hazel Connof de 23 años, Watts la estranguló el 11 de marzo de 1980, a finales de ese mes Denisse Dunmore, de 23, pereció ante Watts. El 31 de mayo Linda Monteiro, de 27 años, también fue asfixiada brutalmente por el asesino.

En enero de 1982 Phyllis Tamm, de 27, fue atacada mientras trotaba, Watts la tumbó, estranguló con sus manos y después la colgó de un árbol con una tira elástica.

Dos días después el asesino rompió la tráquea de Margaret Fossi, de 25, una estudiante de Arquitectura; su cuerpo fue encontrado en el maletero de su vehículo. Watts se llevó los planos de Margaret para quemarlos y de esta manera ‘matar el espíritu’. Una de las razones por las que asesinaba mujeres era porque tenían ‘ojos malvados’.

Los homicidios terminaron el domingo 23 de mayo de 1982, cuando ‘Coral’ irrumpió en el apartamento de Michelle Maday, de 20, tras golpearla hasta dejarla inconsciente, Watts llenó la bañera y la ahogó. Ese mismo día el asesino irrumpió en el apartamento de Lori Lister y Melinda Aguilar, quienes fueron golpeadas hasta quedar casi inconscientes; mientras las 2 mujeres estaban en el suelo, Watts llenó la bañera para ahogarlas. Lori rezó para que por lo menos su cuerpo sea encontrado, pero Melinda tenía otros planes y fingió estar inconsciente; cuando el asesino se distrajo ella saltó del segundo piso y pidió ayuda. La Policía llegó a tiempo al departamento y lo encontró intentando ahogar a Lori Lister. También se encontró el cuerpo de Michelle Maday en un apartamento cercano.

Tras ser aprendido, el ‘asesino del domingo por la mañana’ se declaró culpable y confesó haber asesinado a más de 80 mujeres en casi 10 años.

Cuando el asesino era escoltado a la cárcel, dijo al juez y abogados: “Si algún día me dejan libre, volveré a matar”. Años después el caso fue reabierto cuando Watts confesó haber apuñalado a Helen Dutcher, el 1 de diciembre de 1979. Víctimas como Helen se incrementaron con el tiempo llegando a 90 muertes, muchas de ellas no fueron resueltas.  

Watts falleció a causa de un cáncer de próstata en un hospital en Jackson, Michigan, el 21 de septiembre de 2007, tenía 53 años.

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