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Los reos pasan a ser productivos en una nueva cárcel

Los reos pasan a ser productivos en una nueva cárcel
28 de mayo de 2013 - 00:00

“En la panadería me siento libre”... Al decir esta frase, “Juan” esboza una renovada sonrisa. Este hombre de 40 años se encuentra recluido desde 2009 y durante tres años vivió lo que para él fue el propio “infierno en la Tierra”. Estuvo en la Penitenciaría del Litoral.

Se ha escuchado muchas veces que la cárcel de Guayaquil, simplemente conocida como la “Peni”, es comparada con el infierno, tanto que hasta mencionarlo suena trillado, pero es algo diferente escucharlo de alguien que ha estado ahí.

“Juan”, quien tiene 20 años de experiencia como panificador, no habla mucho de su tiempo en aquel lugar, pero su semblante se ensombrece cuando lo hace. “Allá todos te quieren someter, no sabes en qué rato te pasa algo, no se puede dormir, hay que estar siempre alerta”, cuenta, mientras aclara que encontró “una  vida diferente” en el plan piloto del Nuevo Modelo de Gestión Penitenciaria.

Al verlo motivado por hablar de su presente, está de más preguntarle acerca del delito por el que está preso.  Desde agosto de 2012, “Juan” ya tiene trabajo,  tiene empleo dentro de la cárcel. Ya no es una carga para su familia, la que hasta 2011 tenía que dejarle dinero para poder subsistir en prisión.

Los reos vivían en
un ambiente de tensión, extorsión y pesimismo en la Penitenciaría
Ahora, este hombre produce alrededor de 200 dólares mensuales, con los cuales ayuda en parte para la manutención de sus cuatro hijos. “Mi esposa sufría, tenía que venirme a dejar plata para la comida, tenía que pasar por ese ambiente asqueroso; hoy viene, es bien tratada y se puede llevar plata de lo que yo produzco. Es gratificante saber que ayudo en mi casa, que soy un verdadero aporte”, expresó un motivado “Juan”, quien en las próximas semanas espera iniciar con el papeleo para la prelibertad.

Un caso similar  es el de “Santiago”, quien cayó preso sin saber algún tipo de oficio. “Cuando me hablaron de trabajar haciendo muebles me gustó la idea, pero no sabía qué hacer. Ahora ya llevo 8 años realizando este trabajo y sé que cuando salga lo seguiré haciendo”, afirmó el reo que ahora es el jefe del taller de ebanistería.

A su salida de la cárcel, en cuatro meses, “Santiago” espera montar su propio taller. “Era una de las personas que no creía mucho en el sistema penitenciario, era duro, pero al ver este cambio es difícil no creer.

28-05-13-policial-pollosAhora sé que saldré y voy a tener oportunidades para superarme, para ser productivo. En este nuevo modelo he aprendido a ser realmente productivo, ahora el resto es mío”, dijo “Santiago”, quien no olvida la “tortura” que fue para él estar en la Penitenciaría del Litoral. “Ya llevo acá (en el plan piloto del Modelo de Gestión Penitenciaria) un año. Este lugar es totalmente diferente a la otra cárcel. Antes estábamos en el taller y venía la gente a sorprendernos. Nos quitaban herramientas y siempre estábamos en zozobra”.

El trabajo de “Pedro” es diferente. Este hombre de 37 años aseguró que tiene la labor más “linda” de todas: criar pollos. “Los animales son lindos. Me acompañan y me hacen sentir bien. Siempre me mantienen con mucha actividad”. “Pedro” ya conocía el oficio. “Yo me dedicaba a esto, pero desgraciadamente llegué a la cárcel. Cuando salga en libertad, retornaré a mi trabajo de criar pollos, es un negocio que puede ser muy productivo”. Estos tres reclusos son un ejemplo de la proactividad que quiere implementar el Ministerio de Justicia en las personas privadas de la libertad (PPL).

El Nuevo Modelo de Gestión Penitenciaria es el sistema que el Ministerio de Justicia implementará en los próximos 2 años en todo el país. De momento se ejecuta un plan piloto en tres pabellones de la cárcel de Guayaquil, en él participan 600 reclusos y 90 agentes penitenciarios.

Uno de los puntos clave del nuevo sistema es el plan de salida. El Ministerio de Justicia colocará a los reos que recobran su libertad en una bolsa de trabajo.

La cartera de Estado también tienen previsto conceder créditos a las personas que recuperen su libertad para que puedan montar una microempresa, como la panadería que aspira a tener “Juan”, el taller de ebanistería de “Santiago” o el negocio avícola de “Pedro”.

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