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El Telégrafo
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La familia de Édison Cosios no detendrá su clamor de justicia

QUITO.- La bandera con los colores de la institución educativa en la que se formó, el “Patrón Mejía”, cubrió el féretro de Édison Cosios, quien vivió en estado vegetativo por casi ocho años. Falleció la madrugada de ester martes 16 de abril a los 24 de edad.
QUITO.- La bandera con los colores de la institución educativa en la que se formó, el “Patrón Mejía”, cubrió el féretro de Édison Cosios, quien vivió en estado vegetativo por casi ocho años. Falleció la madrugada de ester martes 16 de abril a los 24 de edad.
Foto: Miguel Jiménez / El Telégrafo
17 de abril de 2019 - 00:00 - Redacción Sociedad

Sin justicia ni una reparación integral este martes 16 de abril terminó la vida de Édison Cosios, exestudiante del Instituto Nacional Mejía de Quito.

El 15 de septiembre de 2011, cuando tenía 17 años, durante el gobierno de Rafael Correa, recibió el impacto de una cápsula de gas lacrimógeno en su cabeza, lo que afectó el 65% de su cerebro y lo dejó en estado vegetativo.

Ese día Édison junto con otros compañeros reclamaron en las afueras de su institución (centro-norte de Quito) la disposición del Ministerio de Educación (MinEduc) de establecer el Bachillerato General Unificado (BGU) en reemplazo de las especialidades que regían hasta ese instante.

Daniel Sánchez, presidente de la Sociedad de egresados del Mejía, recordó claramente ese momento de reclamo estudiantil.
La protesta fue justa y muchos compañeros cayeron presos. Hoy, casi ocho años después, se evidencia que el reclamo tenía su razón porque la estructura educativa está equivocada. Édison es el referente de esa lucha que no termina con su partida, es el símbolo de la injusticia de un proceso que no concluyó con las sanciones adecuadas”.

En la sentencia se declaró culpable del impacto y de la lesión al teniente Hernán Salazar, quien debió cumplir cinco años de prisión y pagar una indemnización de $ 100.000.

Pero ninguna de las dos situaciones se cumplieron: la privación de libertad solo duró un poco más de dos años y nunca hubo indemnización, porque el teniente se declaró en insolvencia económica para cumplirla.

Por ello, en junio de 2018, la familia Cosios Pineda demandó al Estado porque se cansaron de “rogar” atención para su hijo; pero el Tribunal Contencioso Administrativo inadmitió el trámite, por considerarlo extemporáneo.

“Hoy no sabemos qué camino seguir, es muy pronto para tomar una decisión, pero de la justicia no espero nada, nunca hubo una reparación integral”, dijo indignada Vilma Pineda, madre de Édison.

Ocho años de abnegación

Con dolor y fe, Vilma recordó que el 8 de marzo de 2012, cuando a su hijo le dieron el alta médica, el diagnóstico del galeno fue solo de tres meses de vida, mas se extendió hasta casi ocho años. En ese lapso buscó darle la mejor calidad de vida posible.

“Nunca perdí la esperanza y Dios me concedió más tiempo del que los médicos le dieron de vida. Él fue un luchador todo el tiempo y ese es el legado que nos deja, porque nunca se dio por vencido y siempre fue nuestra fortaleza para seguir, aún con todo en contra”.

No hubo día en el que Vilma no le expresó el amor infinito de madre. Con dedicación, cuidado y paciencia curó sus heridas. Entre ambos siempre hubo comunicación de señas o gestos. Cuando su madre le decía “te amo”, Édison daba contestación inmediata con leves movimientos del dedo pulgar. Lo aprendió en casa con ella, que se convirtió en su cuidadora a tiempo completo.

“Él es nuestro motor, no había Navidad que no pasáramos junto con él. Somos una familia muy unida y eso nos permitió sobrellevar esta situación. Nuestro amor por él no se acabará nunca”.

Vilma y su familia reconocen que el Ministerio de Salud Pública (MSP) les brindó la atención necesaria en los primeros años de la tragedia; sin embargo, la asistencia fue decayendo, así como la salud del afectado.

Muchas veces tuvieron que costear las medicinas o buscarlas en el exterior porque el MSP demoró las entregas. Los familiares se quejaron de trámites burocráticos. “La ayuda que tuvimos del Ministerio de Salud en los últimos años fue como la que le dan a cualquier paciente con medicamentos y la ambulancia cuando se necesitó”.

Para su hermano, Andrés, Édison fue un ejemplo de que la lucha social es válida, legítima y se debe respetar. “Ningún policía puede salir a la calle a matar, sino todo lo contrario, debe proteger al pueblo”.

Desde enero de este año el estado de salud de Édison se complicó aún más: una semana pasaba en casa y 15 días en el sanatorio.

Sus hermanos y padres se turnaban para pasar en el nosocomio y no descuidarlo ni un instante. “Se deterioró mucho, fue crítico su estado y poco a poco vimos que ya no podíamos hacer nada por él”.

Su vida se apagó totalmente

Un paro cardíaco terminó con la vida de Édison la madrugada de este martes 16 de abril y su cuerpo fue trasladado a la Funeraria Santa Rosa, al sur de Quito.

Ahí los arreglos florales y la presencia de familiares lo despidieron. Su féretro llevó la bandera con los colores azul y amarillo del “Patrón Mejía”. Los integrantes de la banda de paz de la institución formaron una calle de honor para acompañar el ataúd.

En una pequeña pantalla de televisión, en la sala de velación, se proyectó un video sobre el exestudiante y su lucha por alcanzar la justicia.

El presidente Lenín Moreno, a través de Twitter, expresó su solidaridad. “Ha muerto el joven Cosios, víctima del abuso de poder. Que su ejemplo nos ayude al reencuentro, a la sensatez, a la unidad y no al odio”. (I).

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