Publicidad

Ecuador, 08 de Mayo de 2025
Ecuador Continental: 12:34
Ecuador Insular: 11:34
+593 98 777 7778
El Telégrafo

Publicidad

Comparte

Su padre Manuel espera cumplir los 65 años y así poder tramitar una visa para viajar al país del norte

Los Pillco no pierden la esperanza de volver a ver a Diego, detenido en EE.UU.

Los Pillco no pierden la esperanza de volver a ver a Diego, detenido en EE.UU.
-

Cuenca.-

Un pequeño camino, con lodo y agua, lleva hasta la casa de don Manuel Pillco, en la parroquia San Joaquín, del cantón Cuenca. Desde la distancia se identifica su vivienda, única con techo de color verde, aunque sus vecinos la conocen muy bien. Él es padre de Diego, un joven que ya cumplió 10 años encerrado en una prisión de Estados Unidos, acusado de un crimen.

Su carro, que es su herramienta de trabajo, apenas puede estacionar al pie de su hogar. La bulla al interior de su casa no para, son sus nietos que se juntan al mediodía para el almuerzo, único momento que tiene Manuel para compartir con su familia. El resto del día se pasa recorriendo los alrededores de la ciudad, llevando pasajeros en su camioneta.

“Aquí vivo tantos años. He sido feliz y también encontré la tristeza”, indica, tan pronto sus ojos se humedecen por los recuerdos de su hijo Diego que fue sentenciado a 25 años de prisión el 13 de marzo de 2008, aunque él señala que la Corte de ese país le rebajó su pena a 20 años.

“No sé nada de mi hijo”, señala. Diego Pillco, como muchos de los ecuatorianos quiso conocer el llamado ‘sueño americano’ y un día le dijo a su padre que quería ir a trabajar en los Estados Unidos.

A los 19 años emprendió su viaje, no le importó sus estudios, tampoco los consejos de su familia. Apenas al año de residir en EE.UU., la Policía lo detuvo por el asesinato de la actriz estadounidense Adrienne Shelly, ocurrido el 1 de noviembre de 2005 en la exclusiva zona de Greenwich Village, en Manhattan.

Diego Pillco contrajo una deuda de $15.000 por el viaje, buscó trabajo allá para pagar el acuerdo firmado con los ‘coyotes’. Llegó a Estados Unidos como indocumentado.

El joven se declara culpable del crimen el 15 de febrero de 2007, ante la jueza Carol Berkman. Pillco reconoce que estranguló a Shelly, de 40 años, luego de que ella lo vio tratando de robarle el contenido de su bolso, en su departamento y la colgó del cuello para que la escena simulara un suicidio.

Marit Delozier, fiscal del distrito de Manhattan, explica durante una breve comparecencia ante la magistrada, que el acusado había confesado a la Policía, por escrito y en una declaración grabada en video, que discutió con la mujer después de que esta se quejara de los ruidos que provenían de un apartamento situado debajo del suyo, según la agencia de noticias, Emol.com.  

En un principio se sospechaba que la actriz se había suicidado pues su cuerpo fue hallado con una sábana atada al cuello y suspendido del tubo de la bañera, aunque la familia no daba crédito a que la mujer se hubiera quitado la vida.

Padre no cree que sea culpable

Diez años después de lo ocurrido, su  padre dice no saber nada de su hijo desde hace dos años. “No sé dónde estará, pienso que aún sigue con vida, porque caso contrario ya me hubieran comunicado”.

Recuerda que la última vez que supo  de su vástago era que estaba estudiando, “se lo permitieron por su buen comportamiento”.

Su padre insiste en que no es culpable, que fue forzado a dar esa declaración ante la jueza Berkman para que su condena no sea la cadena perpetua. “Un familiar lo visitaba, pero ya no puede ir, porque es indocumentado y teme ser detenido, por eso no sé nada de él”.

El padre de Diego en noviembre cumplirá 65 años de edad y al ser de la tercera edad irá nuevamente al Consulado Norteamericano para solicitar una visa y viajar a ese país. “No quiero quedarme, solo busco ver a mi hijo. Sé que será duro ese momento, pero al menos me quedará el consuelo”.

La familia pagó a coyotero

Luis Abad, cuñado de Diego, no ha dejado solos a sus suegros durante este tiempo. “Han sufrido demasiado, ya no tienen ni lágrimas para llorar”.

El hombre pide que ayuden a Manuel con una visa humanitaria para que abrace a su hijo.

Manifiesta que la familia estaba destrozada con esta situación, primero pagaron los $15.000 que prestó su cuñado para viajar y luego enfrentaron las enfermedades que les llegaron debido al sufrimiento. “Tenemos la esperanza de que algún rato esté con nosotros”, sostiene Luis, que dejó su almuerzo para acompañar a su suegro en el diálogo.

Para Abad, la cárcel cambió la actitud de su cuñado. “Hace dos años, conocimos que él tenía un buen comportamiento, fue cambiando de estado y le dieron la oportunidad de estudiar”.

Según el padre de Diego, luego de 10 años en prisión, su condena comienza a disminuir rápidamente, “el año no es de 12 meses, sino de 8 dentro de su sentencia, así nos dijeron los abogados”.

Para Manuel es una de las mejores esperanzas, el verlo pronto, pero al mismo tiempo expresa que no quiere que lo regresen a Ecuador a terminar su pena, pues teme por su vida. “No quiero que venga a morir acá, que acabe su sentencia allá y regrese a casa, al final ya se fue la mitad de la pena”. (I)

Publicidad Externa

Ecuador TV

En vivo

El Telégrafo

Pública FM

Noticias relacionadas

Social media