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Guerra pide la búsqueda de su esposo en tierra
Hasta el momento no existe ningún indicio que haga presumir la existencia del cadáver de Johnny Elías Gómez Balda en el fondo del Estero Salado de Guayaquil.
Gómez consta como desaparecido desde el 19 de noviembre de 2003, junto a César Augusto Mata Valenzuela y Darwin Cañar Reyes, tras el asalto a la farmacia Fybeca, en el norte de la urbe, lo que derivó en el inicio de una investigación por parte de la Fiscalía General del Estado para determinar la responsabilidad del grupo policial que actuó en la ejecución de 8 personas y las desapariciones denunciadas.
Las pesquisas oficiales permitieron, en mayo de 2015, el hallazgo en Venezuela de Erwin Daniel Vivar Palma, quien también figuraba como desaparecido. El hombre finalmente fue traído al país en junio último y en testimonio anticipado contó que fue detenido por la Policía y trasladado a los calabozos de la Policía Judicial de Guayas junto a Gómez.
El testigo dijo que los policías los torturaron entre 8 y 10 días, luego los arrojaron al estero y les dispararon para asegurarse de que estuvieran muertos, pero él logró salvar su vida, cubriéndose con el cuerpo moribundo de Gómez, y nadar hasta la otra orilla del estero, en el suburbio oeste de Guayaquil.
En el cuarto día del rastreo oficial, cuatro parejas de buzos de la Infantería de Marina de la base San Eduardo, desde las 08:00 hasta las 16:00, recorrieron el fondo del estuario en zigzag, en las zonas centrales previamente delimitadas por dos boyas.
Uno de los hombres rana explicó que “en el fondo seguimos una línea de vida (soga) sujeta a los dos pesos muertos de las boyas que en exterior ubican nuestras posiciones. Con una de las extremidades superiores nos agarramos del cabo y la otra la introducimos en el fango en la búsqueda de cualquier objeto extraño”.
Más de 1 hora en las profundidades
Esa tarea, los buzos, la repiten cuatro veces por aproximadamente una hora o más, dependiendo de la densidad que adquiera el agua.
“Hay que recordarle a la ciudadanía que nosotros respiramos aire comprimido y no oxígeno. Eso es lo que contienen las bombonas para la sumersión”.
La profundidad del estero en marea baja, en la mitad, es de 6 metros y en marea alta de 12 metros.
Para su protección los buzos usan trajes de neopreno confeccionados con una goma sintética llena de microburbujas de nitrógeno, gas que tiene una gran capacidad para preservar la temperatura.
Gracias a esas microburbujas se logra que sea un material ligero y muy elástico, lo que hace que sea cómodo para la práctica del buceo, surf o natación. El instructor con mayor experiencia del grupo, quien lleva 14 años sumergiéndose en ríos y mar territorial ecuatoriano, detalló que “el traje de neopreno impide en buena medida la entrada de agua en su interior, y en el caso de que entre es rápidamente calentada por el propio calor corporal, manteniendo así una temperatura constante durante mucho tiempo. Además, nos protege de cortes que pudiéramos sufrir en el contacto con conchas, ramas o cualquier objeto cortopunzante lanzado al estero”.
Nuevo pedido a Fiscalía
Afuera, Dolores Guerra Tábara y Johnny Gómez Guerra, esposa e hijo del desaparecido, objeto de la diligencia de búsqueda, esperan impacientes que el trabajo de los buzos por fin dé resultados, pese al escepticismo mostrado por ambos desde el primer momento.
Guerra y Gómez oran por una señal que conduzca a los buzos hacia el sitio exacto donde pudieran estar los restos de su familiar desaparecido. “Mi hijo se lanzó a nadar al estero y oró sumergido pidiéndole al Señor que nos confirme si nuestro Johnny está ahí. La respuesta fue que no sigamos buscando”.
Ante sus creencias religiosas, Guerra recordó que muchas personas conocedoras de las “atrocidades” que ocurrían en los calabozos de la antigua Policía Judicial de Guayas, le han sugerido excavar una zona específica junto a las celdas que ahí existían.
La mujer cree que su marido, por las versiones escuchadas, estaría enterrado en una fosa común. “Tal vez parezca una idea descabellada, pero no perdemos nada buscando en el sitio donde les digo. Si cavamos y no encontramos nada despejamos una duda más dentro de este caso, pero si hallamos a mi esposo esto se esclarecería y confirmaría el accionar del grupo policial que actuaba en esa época”.
Los predios donde se encontraban los calabozos del antiguo retén de la Policía Judicial, actualmente, están con maleza.
Solo se observan los restos de una vieja estructura de cemento derrumbada donde aún se pueden encontrar zapatos viejos y botellas de licor y whisky de marca. (I)