Japón llevó a cabo su primera ejecución desde 2022, tras condenar en la horca a Takahiro Shiraishi, un asesino en serie acusado de matar y desmembrar a nueve personas entre agosto y octubre de 2017.

El hombre de 34 años recibió ese apodo de parte de los medios de comunicación debido a que había empleado esta red social para contactar a casi todas sus víctimas, ocho mujeres y hombre entre 15 y 26 años. 

En 2017, Shiraishi trabajaba en la industria del sexo, como promotor de burdeles. Su labor consistía en atraer a jóvenes mujeres para que sean empleadas como trabajadoras sexuales en la zona roja de Kabukicho, en Tokio. 

Poco después de ser encarcelado por engañar a mujeres, Shiraishi empezó a crearse varias cuentas en la red social Twitter, con el objetivo de atraer hombres y mujeres con pensamientos suicidas. 

El hombre atraía a las víctimas a su casa, en donde las estrangulaba y posteriormente las desmembraba. 

El hermano de una de las mujeres desaparecidas accedió a los mensajes que ella había compartido con Shiraishi y este fue detenido. En su hogar se hallaron tres neveras portátiles y cinco contenedores con cabezas, torsos y otros restos humanos. 

En el lugar también hallaron herramientas, sierras y cuchillos, en un caso que consternó a la sociedad japonesa. 

Shiraishi se declaró culpable en 2020 y fue condenado a muerte por un Tribunal. Al no apelar su condena se confirmó su ejecución para este viernes 27 de junio de 2025, en el Centro de Detención de Tokio.

Según medios nipones, el asesino en serie fue comunicado en la madrugada, a la víspera de su ajusticiamiento. 

Japón mantiene vigente la pena de muerte y la última ejecución había ocurrido en 2022. En la actualidad existen 107 presos en el corredor de la muerte. 

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