Más allá de su legado espiritual y social, el Papa Francisco también será recordado por su sencillez y apego a las tradiciones. Entre sus gustos personales más entrañables destacaban los alfajores cordobeses de la marca El Nazareno, una delicia artesanal que lo acompañó desde sus días como Jorge Bergoglio hasta su etapa como líder de la Iglesia Católica.

Originarios de Mina Clavero, en la provincia argentina de Córdoba, estos alfajores se convirtieron en un símbolo afectivo para el Papa.

Según Arturo Grisoni, uno de los propietarios de la marca, Francisco descubrió el producto durante sus visitas pastorales a Cura Brochero, cuando aún no era pontífice. Desde entonces, se volvió un cliente fiel. “Cada vez que volvía a la zona, pasaba por Traslasierra a buscar sus alfajores de hojaldre con dulce de leche”, recordó Grisoni.

El Nazareno fue fundado en 1978 por la familia Grisoni en Villa Carlos Paz. Elaborados con manteca, miel, y dulce de leche casero, los alfajores, con masa de hojaldre, conquistaron al Papa no solo por su sabor, sino por la frescura y autenticidad de su preparación. “Salen de fábrica y se venden en menos de una semana”, aseguran los dueños.

Durante su pontificado, allegados y fieles le llevaban cajas de El Nazareno al Vaticano, sabiendo que era uno de sus caprichos más queridos. Se cuenta que en más de una ocasión, con entusiasmo, pedía: “¡Traé alfajores!”, manteniendo así viva una tradición que lo conectaba con sus raíces.

El vínculo entre el Papa y El Nazareno también quedó reflejado en actos oficiales. En 2024, durante su encuentro con el presidente argentino Javier Milei, el mandatario le llevó alfajores de esta marca como obsequio personal, pese a sus notables diferencias con el Pontífice.

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