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Zaffaroni llega a El Telégrafo
Lo ha dicho de muchos modos: “La criminología mediática no es ninguna degeneración, sino algo que siempre ha existido, solo que la tecnología ha cambiado, desde el púlpito y la plaza a los periódicos y de estos a la radio y luego a la TV... En general, es una criminología vindicativa, que se mueve al compás de intereses -hoy empresariales y de corporaciones- y de búsqueda de clientela (“rating”)”.
Ese es Eugenio Raúl Zaffaroni. Polémico, brillante, cautivador y extremadamente estricto con su visión jurídica. Ha sido vicepresidente de la Asociación Internacional de Derecho Penal, miembro del Comité Científico de la Asociación Internacional de Derecho Penal “Eminent Jurists Panel on Terrorism, Counterterrorism and Human Rights”, de la Comisión Internacional de Juristas en Ginebra, Suiza en 2005. Además, director del Programa de Capacitación y Monitoreo de los Derechos Humanos en la Justicia Penal (Ilanud–Instituto Raoul Wallenberg–Agencia Sueca de Cooperación Internacional para el Desarrollo) en 2003.
Acaba de publicar el libro “La criminología cautelar”, en el que propone estudiar en forma científica y seria la violencia, es decir, hacer hablar a los muertos, buscar la prevención que permita abatir los índices de decesos y, sobre todo, contener al poder punitivo para que no desemboque en una nueva masacre o genocidio, disfrazado o no bajo la palabra “inseguridad”.
Ahora, con El Telégrafo, circulará durante los 26 próximos miércoles, el suplemento “Cuestión criminal”, que él preparó para divulgación masiva y que generosamente entrega a este diario para el público ecuatoriano.
En esas páginas se enfocan los temas más polémicos y complicados, manejados con rigurosidad jurídica, pero de tal manera que todos los lectores puedan comprenderlos, para conocer mejor nuestra realidad y hallar salida a los conflictos que se desatan entre los seres humanos.
En esta etapa de cambios y búsqueda de soluciones para evitar injusticias, este suplemento aspira a convertirse en un referente de reflexión.