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Urgente: los hombres debemos sacar la ternura del clóset

El doctor Rodrigo Tenorio entiende mucho de la violencia de género: la señala como un mal social, cultural e individual. Y, según él, se expresa cuando las personas “abrimos el corral” y dejamos salir todas las bestias que llevamos dentro.

Claro que eso ocurre de diversos modos y hasta con ciertos discursos que ocultan esa forma de violencia, particularmente contra las mujeres. Aunque, como él lo explica, también sucede con las actitudes de “hombres vs. hombres”. Si a alguien se le manda besitos volados, se le trata con ternura o simplemente con  excesivo cariño algo de su masculinidad parecería afectarse, sobre todo en quienes son víctimas o producto de la violencia de género.

Por eso se entiende que ahora exista todo un discurso (marcadamente mediático), camuflado de oposición política a un supuesto totalitarismo, para soslayar los problemas de fondo que hay en el machismo imperante en nuestra sociedad.

Son tiempos de “destape”, pero al revés: algunos se ven revelados en su débil masculinidad¿Por qué es difícil recibir besos volados de los hombres si aquellos “machos” no escatiman nada en hacerlo con las mujeres y darían lo que sea porque ellas hicieran con ellos lo mismo? ¿Hasta dónde en la disputa político-mediática ahora se pone sobre el tapete esos asuntos y no los de fondo que son extremadamente menos complejos que asumirse como hombres sin ninguna duda aunque para ello no se escatime un beso, una caricia, una palabra amable o una “ternurita”? Parecería que son tiempos de “destape”, pero al revés: quienes dieron por hecho que la política y la confrontación mediática estaba solo atravesada por un lenguaje viril, con un sostenido sentimiento masculino, de pronto se ven revelados en cierta misoginia cuando desde el “otro lado” se usa el lenguaje, los gestos y hasta los símbolos aparentemente de exclusivo orden femenino.
¡Cómo cambian los tiempos!

Por ejemplo, lo expresado por el asambleísta roldosista Abdalá Bucaram Pulley a sus colegas mujeres en el recinto legislativo forma parte de aquello, aunque adquiere otras connotaciones, quizá mucho más delicadas de abordar, pero no por ello difíciles de señalar y explicar en su complejidad.

Cuando él cuestiona que las asambleístas disfruten de un baile con sus asesores o insinúe que puedan tener relaciones sexuales ofende por doble vía: el derecho y la libertad de todo ser humano de expresar o asumir con su cuerpo todas sus necesidades, deseos, placeres o gustos. Y por otro lado, coloca como únicos seres impedidos de hacerlo a las mujeres. Jamás se le ocurriría a él decir lo mismo de los hombres, porque supone que eso es “normal” y no lo utilizaría como arma de confrontación política.

De hecho, no es el único caso: los políticos tradicionales usaron un lenguaje machista y sexista para atacar a sus rivales, pero en esas épocas no había tantas mujeres en la Función Legislativa. Y si hubo alguna en esos momentos les importó poco, tanto que pedían disculpas a las mujeres (jamás a los hombres) si usaban algún término “fuerte”.   

Ahora parece que esas mentalidades conservadoras  se ven amenazadas por que las mujeres “invaden” demasiado el terreno que siempre se creía de uso exclusivo de los machos. Parece que no les gusta que una señora y política joven dirija la Asamblea Nacional, mucho menos que sus dos vicepresidentas sean del mismo género. Eso era solo para ellos, los machos. Y ahora hasta subestiman la calidad de la gestión porque está en manos del “sexo débil”.

Y aquí no estamos exigiendo más formalidad o protocolo en la acción política. Quizá el avance más significativo que hemos vivido en los últimos tiempos es despojarle a la política de esos rituales que solo ocultaban otras expresiones culturales para favorecer la afirmación de los patrones patriarcales.

Lo más sorprendente y triste es que ese comportamiento ahora se traslade a la “reflexión” y a la “crónica” de ciertos medios y periodistas (hombres y mujeres). Por eso coincido con el doctor Tenorio en que a todos los hombres nos hace falta sacar la ternura del clóset para poder afrontar mejor estas nuevas épocas.

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