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El Telégrafo

“Tuve que pedir más tiempo para pagar lo que se perdió”

“Tuve que pedir más tiempo para pagar lo que se perdió”
17 de marzo de 2013 - 00:00

Rastros de lodo seco en el piso y en las paredes de las viviendas y establecimientos comerciales quedan todavía como malos recuerdos por el desbordamiento del río Ostiones, en la parroquia Montalvo, al norte de Esmeraldas.

Rosa Alulema, administradora de un almacén de insumos agrícolas ubicado en el centro del poblado, estima que perdió unos $ 3.000 por la inundación de su local hace más de una semana. La mayoría de los productos se mojaron y tuvo que  arrojarlos a la basura. “Solicité tiempo a los almacenes distribuidores para pagar los pedidos que se perdieron por efecto del invierno”, manifestó acongojada la mujer.

A una cuadra de este almacén, Lorena Valle, propietaria de un bazar, todavía no logra reparar las dos refrigeradoras  y una nevera que se cortocircuitaron a consecuencia de la crecida del agua. A ello se suman las pérdidas económicas de la papelería, cuadernos y el piso de madera del local que arrienda por $ 60 mensuales.

Su vecino, Román Cantos, administrador de un karaoke, sufrió daños en su equipo de sonido, amplificador y parlantes. Para continuar atendiendo en su negocio ha tenido que pedir prestado equipos, aunque la gente en estos días no asiste a este tipo de locales por temor -según dicen- a  que un nuevo desbordamiento los sorprenda en plena fiesta.

En la parroquia Montalvo existen alrededor de  23 locales entre almacenes, despensas, panaderías, restaurantes, farmacias y sitios de diversión, ubicados en la carretera principal. El subcentro del Ministerio de Salud Pública (MSP) también fue afectado porque el agua inundó la parte interna y externa, dificultando  la atención a la gente.

Mientras, en el cantón Quinindé, centro de la provincia, se registran 200 familias damnificadas. Rosalba Aulestia, vecina del barrio San Ramón, en La Unión de Quinindé,  fue una de las personas cuyas casas resultaron afectadas por el desbordamiento de los esteros Colorado y Cocalo.

Su familia, al igual que otras del sector, se encuentran en casas de familiares hasta que el Miduvi las reubique en una zona segura. A esto se suman la pérdida de enseres y electrodomésticos con el agua y lodo que ingresaron a las casas.

Los habitantes de esta parroquia se dedican en su mayoría al comercio, la agricultura y ganadería, dice el informe del Municipio de Quinindé y que fuera enviado a la SNGR.

El pedido principal es la reubicación de las familias asentadas a orillas de los ríos, esteros y laderas. Y para ello, el Municipio gestiona la expropiación o compra de terrenos para nuevos planes de vivienda.

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