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El Telégrafo

Potencias también critican a las calificadoras de riesgo

Potencias también critican a las  calificadoras de riesgo
18 de agosto de 2011 - 00:00

La reciente rebaja en la calificación de la deuda de Estados Unidos por parte de la agencia Standard & Poor’s de AAA a AA+  y la insistencia del presidente norteamericano, Barack Obama, sobre la  solvencia de su economía,  han abierto un debate en torno al papel de las calificadoras de riesgo.

Desde ese momento Obama se sumó a otros líderes de las grandes potencias que  han alzado su voz para criticar a las calificadoras e incluso responsabilizarlas de crear incertidumbre en el mercado financiero.

El presidente francés, Nicolas Sarkozy, por ejemplo, dijo que “las agencias calificadoras representan un creciente peligro para la democracia”. Angela Merkel, canciller de  Alemania, mencionó que “no debería darse demasiada importancia a la valoración de las agencias de calificación de riesgo”.

Un panorama similar ocurrió en las décadas del 80 y 90, en América Latina, cuando los países de la región enfrentaron la crisis de la deuda y soportaron el embate de las calificadoras.

En defensa de las tan cuestionadas agencias,  el director ejecutivo de la calificadora de riesgo Fitch Ratings en Colombia, Gustavo Aristizábal, expresó en diálogo con  El Telégrafo que a pesar de las críticas que llueven sobre estas compañías sus notas siguen teniendo influencia en los mercados internacionales.

“A las calificadoras las han criticado desde varias partes del mundo, pero siguen teniendo validez en los mercados porque nos basamos en  un análisis muy riguroso e independiente  de los emisores”, mencionó el funcionario. Obama justamente se quejó de un error de cálculo de Standard & Poor’s.

Aristizábal afirma que la crisis económica no es culpa de las calificadoras, ya que   para la calificación siguen un protocolo serio y confiable, y los parámetros dependen del país y de lo que se  evalúa. Por ejemplo, para una deuda soberana se mide primero todos los aspectos económicos y después los políticos, explicó.

Aristizábal calificó de “normal” la reacción de  Obama y dijo que es habitual que las autoridades y entidades tengan esa respuesta cuando se les baja la calificación.

En el mundo hay tres calificadoras de riesgo que están en el pedestal: Moody’s, Standard & Poor’s y Fitch Ratings. Estas agencias   informan a los inversionistas sobre la solvencia de las organizaciones y gobiernos y sobre  la capacidad de pago de los títulos financieros que emiten, de tal suerte que los interesados pueden comparar las distintas opciones que tienen y el nivel de riesgo en el que incurren.

La información que estas agencias dan al mercado influyen  en la toma de decisiones y en la percepción de los agentes económicos e inversionistas, quienes van a preferir invertir en títulos con las calificaciones más altas, explicó Francisco Alemán,  profesor  de  Espae-Espol.

Las calificadoras de riesgo están normadas por las Leyes de Valores. En Estados Unidos las regulan el  Securites and Exchange Commission (SEC, por sus siglas en inglés).

Alemán afirmó que las calificadoras  mantienen un procedimiento muy estricto para recabar esta información, pero destaca que a raíz de la crisis de 2008 han sido muy criticadas las valoraciones de estas agencias en medio de una crisis financiera sistemática mundial.

Ante esto, el analista calificó la  decisión de   Standard & Poors de rebajar la nota de Estados Unidos como “un golpe a la tradición de inversión sin riesgo” que le permitía a la potencia norteamericana financiarse a las tasas más bajas.
“Esta calificación podría empujar las tasas de interés de otros gobiernos locales y en general al alza”, agregó Alemán.

Es que cuando una agencia rebaja la calificación de un país, los intereses que paga su deuda soberana se disparan. De esta forma, cuando un gobierno necesita financiamiento, le será más costoso conseguir dinero.

Es lo que le ocurrió a Grecia, Portugal, España e Italia, que cada día deben pagar más por sus bonos.

Por eso, para Roberto Palacios, analista económico y gerente general de la compañía Afines (Asesoría en Finanzas y Eficiencia), es una seria amenaza que estas empresas, que son  “la voz cantante de la calidad crediticia en el mundo”, pertenezcan a la nación más endeudada. Una de las críticas más recurrentes es que las tres  grandes calificadoras  son un monopolio mundial que responde a intereses de Estados Unidos.

El analista mencionó que  en ese matrimonio se puede percibir  un “conflicto de intereses”, con la probabilidad de eliminar de la arena de los capitales  a aquellos que no se alinean con los pensamientos y política del patrón de las calificadoras de riesgo.

Lamentablemente -señaló Palacios- las opiniones de las calificadoras sí hacen mella en quienes no tienen capacidad de controlarlas, esto es en los países pequeños y menos desarrollados, creando una competencia injusta.

Al respecto dijo que Estados Unidos ahora está “probando de su propia medicina” y que lo más importante es ver que  Standard & Poor’s  está marcando una separación de su “patrón”, cosa que aún no hace Moodys ni Fitch.

Pero más allá del caso estadounidense, el analista considera que estas agencias  no deberían cumplir un mayor papel en la crisis económica de los países, ya que la probabilidad de pago de una deuda de gobierno es de 1 a 100% y por definición los países no quiebran.

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