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¿Por qué no tenemos toda la información?

Durante el año 2011 muchos periódicos buscaron a la organización WikiLeaks. Querían publicar revelaciones, de esas que todo periodista y periódico aspira: la que desata la lectura y la controversia.

Incluso dos diarios ecuatorianos acudieron, buscaron, encontraron y publicaron algunos cables. ¿Publicaron todo lo que recibieron? ¿Qué muy importante guardaron? ¿Había algo comprometedor, no con el Gobierno, obvio, sino con la oposición y la embajada estadounidense? ¿No sería factible saber qué recibieron y qué no publicaron? ¿Estamos seguros de que no publicaron nada relacionado con la tarea de ciertos “agentes criollos” que ahora aparecen en ciertos medios como expertos en seguridad y hasta en temas internacionales?

Conforme con sus ideas y principios, Julian Assange entregó decenas de miles de cables, clasificados como reservados, principalmente por EE.UU.

De hecho, a cada periódico se le entregó cables de interés del país en el que circulan, aunque también con la Internet eso trasciende las fronteras. Y ahora sabemos, gracias a la entrevista concedida a este diario, y que se publicó íntegramente ayer, que muchos periódicos, esos que se llaman líderes mundiales de la información, no han publicado todo.

Es más, de  boca de Assange se supo que  hasta hubo un periódico que primero avisó a la Casa Blanca  que tenía información importante filtrada por WikiLeaks.

A eso se une otro elemento para el debate y la reflexión: lo que se pudo conocer, por lo publicado por esos medios, fue rechazado por ciertos gobiernos, en unos casos; en otros, las autoridades de ciertos países no quisieron  confirmar nada   y quedó la “duda” de si ese silencio ratificaba lo publicado o escondía algo más.

Hacerlo significaba desmontar una estrategia y unas lógicas de poder que violan y trastocan todo principio de soberanía y autodeterminación.

Por ahora está en el terreno jurídico el futuro inmediato de Julian Assange porque la presión “imperial” es intensa para acallar cualquier tipo de filtración extra a la ya conocida. Y es de esperar que el desenlace jurídico se ajuste a la ley, aunque suene contradictorio. Pero en ese terreno, evidentemente, como ya pasó con el juez Baltasar Garzón, en España, no importa la ley sino la garantía de otros intereses y poderes.

De todos modos, como periódico público, obligado a generar opinión e información responsable, hemos contribuido al debate de lo que dijimos antes: durante todo el año 2011 se gastó gran cantidad de tinta en los cables, lo que hacía presumir que el mundo iba a explotar, pero de pronto se hizo el silencio.

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