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Hay 41 casas afectadas y 200 evacuados
Por puertas, ventanas y techos ingresó el aluvión
Pese a la desgracia, 200 de los 650 habitantes de la parroquia rural de Oyacachi (Napo) no se dan por vencidos. Ayer, para ellos no fue un día de descanso, ni bien amaneció dejaron los albergues improvisados y venciendo el miedo y el frío retornaron a remover, con picos, palas y azadones, parte de la inmensa cantidad de lodo, piedras, tierra y árboles que, a las 16:50 del viernes pasado, ingresó por techos, puertas y ventanas.
Producto de ello, 41 de alrededor de 200 familias que habitan en la zona perdieron sus viviendas.
Los rostros de los niños, mujeres y hombres aún reflejaban temor. Es que, contaron, en sus oídos y sus ojos conservaban “clarito” el sonido y la imagen de la ladera que se venía abajo.
Los adultos consultados coincidieron que desde el viernes viven un futuro incierto que les impide asimilar la pérdida de sus viviendas y, en muchos casos, la fuente de ingresos, ya que fueron arrasados cultivos, ganado y los criaderos de peces, gallinas y cuyes.
En esta situación, por ejemplo, se encuentra Narcisa Parión, de 35 años, quien perdió su casa y dos cabezas de ganado que le brindaban el sustento económico, a través del ordeño diario y la venta de leche. “En toda mi vida, nunca viví algo tan feo. Estaba lloviendo más de lo normal y había algunos deslizamientos, pero mínimos. No pensamos que iba a ocurrir este desastre”, comentó ayer entre sollozos.
Esa noche (viernes), por la furia de la naturaleza, tuvo que pasar con sus 2 hijos a la intemperie: sentada a un costado de la vía lodosa, sin atinar a comprender la situación.
Alcanzaron a correr con lo que tenían puesto, pero su vivienda fue totalmente sepultada por la avalancha de lodo que sorprendió a los habitantes del sector.
Narcisa, con varios damnificados, recorría ayer las calles de Oyacachi. “No sé qué será de mi vida, hasta ahora no me han dicho nada. Ojalá me ayuden para tener de vuelta mi casita”, suplicó. Se refirió a la ayuda que les ofrecieron desde el Gobierno.
Su prima Gladys Aigaje perdió la ferretería que era su fuente de ingresos económicos. “Todos los materiales de construcción, el hierro, cemento, arena... todo quedó enterrado bajo el lodo”, lamentó.
Sin embargo, se consuela diciendo que “gracias a Dios fue una tragedia con fortuna, porque nadie estaba en el local en ese momento. Fueron cosas materiales que cuestan, pero ojalá las autoridades nos ayuden para poder salir adelante”.
La escuela ‘Rafael Ferrer’, la única que había en el sector, también quedó bajo el lodo y las piedras. Por ello, a cerca de 180 niños y jóvenes que estudiaban allí, el año lectivo se les terminó una semana antes de lo previsto.
Los habitantes manifestaron que las autoridades ofrecieron edificar un nuevo establecimiento en el sitio que decida la comunidad. Esperan que se cumpla en los siguientes dos meses, antes de que inicie el nuevo año lectivo, ya que de lo contrario no saben qué futuro les espera a los estudiantes. Lo único que saben es que las escuelas y los colegios de las parroquias aledañas quedan “muy lejos”.
Asimismo, esperan la ayuda del Ministerio de Vivienda, ya que 23 familias quedaron literalmente “en la calle”.
El coliseo y la cancha desaparecieron, mientras que otras 60 familias fueron afectadas por la destrucción de la red eléctrica y telefónica.
Mientras tanto, no solo la Secretaría de Gestión de Riesgos se hizo presente con colchones y vituallas, sino que también la Junta Parroquial de Papallacta donó carpas y colchones a las 200 personas evacuadas.
También acudió personal del Ministerio de Salud Pública (MSP) para atender especialmente el aspecto psicológico de la población.
Maquinaria del Gobierno Provincial de Pichincha se movilizó hasta el sector para ayudar a despejar la vía y colaborar con los moradores en la remoción de los escombros.
“Hay que realizar un estudio adecuado del terreno porque es una zona muy sensible. Se deben analizar los taludes y si es necesario corregirlos”, manifestó ayer Fabricio Echeverría, representante de la Secretaría de Gestión de Riesgos. (I)