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Ministra Espinosa intervendrá en la sede principal de Naciones Unidas
La titular del Ministerio Coordinador del Patrimonio de Ecuador, María Fernanda Espinosa, realiza una visita a Estados Unidos, donde socializa hoy las propuestas de su país con vista a la conferencia medioambiental Río+20.
En la agenda de Espinosa está prevista una reunión con la representante de ONU-Mujeres, Michelle Bachelet, quien viajará en junio a Quito para participar en un foro previo a la cumbre brasileña sobre el papel de las féminas en el desarrollo sostenible.
Este lunes, la funcionaria ecuatoriana intervendrá en la sesión plenaria de la ONU en representación del país y formará parte de un panel, y mañana asistirá a una cita con la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac).
Está programado un coloquio que contará con la presencia de representantes del organismo internacional y de delegadas de países europeos y centroamericanos, entre ellas Otillia Lux Pecotti, presidenta del Foro Internacional de las Mujeres Indígenas.
En Washington, la ministra sostendrá un encuentro con Kevin Gover, director del Museo Nacional del Indio Americano, donde se encuentra una colección de piezas ecuatorianas pertenecientes a varias culturas.
El propósito de la delegación es difundir sus propuestas con miras a la cumbre Río+20, donde Ecuador presentará iniciativas innovadoras como la necesidad de avanzar hacia una Declaración Universal sobre los Derechos de la Naturaleza, similar a la que proclama los derechos humanos.
Además, se defenderá en Brasil la necesidad de una nueva arquitectura financiera internacional para el desarrollo sostenible, que contempla impuestos para las economías desarrolladas en las transacciones en la compra y consumo de petróleo.
Para ello se pretende establecer el llamado Sistema de Emisiones Netas Evitadas, consistente en una compensación para los países que protejan la atmósfera de las emisiones de gases de efecto invernadero, como la llamada iniciativa Yasuní ITT.
La propuesta de Ecuador busca dejar bajo tierra 846 millones de barriles de petróleo en la Amazonía a cambio de una compensación correspondiente a la mitad de los 14 mil millones de dólares que obtendría si explotara el yacimiento.