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Ecuador, 29 de Abril de 2025
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Los Shuar y Achuar son los guardianes de la Amazonía

Las comunidades Shuar y Achuar tienen clara su visión: defender su denominado plan de vida para preservar la naturaleza y sus costumbres. Por ello, mantienen firme su decisión de impedir el acceso a actividades vinculadas a la extracción minera, maderera y petrolera.

Los miembros de estas etnias quieren vivir en una forma sostenible, preservar la naturaleza y ser los guardianes de estos territorios y de sus futuras generaciones.

Los Achuar están organizados en una federación llamada NAE (Nacionalidad Achuar del Ecuador), compuesta por 64 comunidades que representan a 6.000 miembros. Ellos viven en el territorio de la cuenca del río Pastaza, en las provincias  de Pastaza y Morona Santiago.

En tanto, el 65% de la población Shuar se encuentra en la provincia de Morona Santiago y otro 35% entre las provincias de Zamora Chinchipe, Pastaza, Orellana y Sucumbíos, según datos del Instituto para el Ecodesarrollo Regional Amazónico (Ecorae).

Estas nacionalidades han habitado por miles de años en el bosque húmedo tropical de la cuenca del Amazonas. Ellos son reconocidos por su vasto conocimiento del medio ambiente, son expertos en el uso de la tierra y administración de recursos, lo cual ha permitido la supervivencia de su gente y el balance del ecosistema.

El territorio que protegen estas comunidades es rico en recursos y biodiversidad. Ellos practican el cultivo a micro escala “pionero de cortar y quemar”, que significa que regularmente ellos establecen nuevos espacios para parcela, conocidos como “chakras”, que pueden ser utilizados por un período de tres años.

Cada familia tiene una o más chakras, dependiendo del número de miembros. En éstas se cultivan diversos productos como yuca, plátano, camotes, ají, caña de azúcar, algunas especies salvajes como palmas, guaba, maderos de balsa, e incontables plantas medicinales, narcóticas y otras plantas útiles.

Estas comunidades, además, viven de la caza, pesca y de la recolección en el bosque húmedo tropical. La comida y bebida más importante de los Achuar es el nijiamanch, conocida comúnmente como chicha. Se obtiene de la fermentación de yuca previamente masticada. Las mujeres están a cargo de hacer y servir esta bebida a los visitantes.

Tanto para los Achuar como para los Shuar comer es un acto que debe ser siempre compartido por toda la familia y los visitantes. No hacerlo es señal de desprecio.

La vivienda también es muy singular, está construida  en madera con forma elíptica, normalmente sin paredes externas y cubiertas por un techo de paja complejo hecho de hojas de palma, lo que hace de la casa una estructura amplia y armoniosa.

El tamaño de la residencia depende del número de familias del hombre, que puede tener muchas esposas. Los hombres de esta nacionalidad también son conocidos por la poligamia, ya que antiguamente un jefe shuar podía tener hasta siete esposas, una costumbre que aún se mantiene. 

Los dos tipos más comunes de casas son la naweamu jea (casa sobre pilotes) o latsupim jea (casa al nivel del suelo). La casa está construida siguiendo una guía imaginaria de oeste a este o aguas arriba hacia aguas abajo. Esta orientación da los parámetros para dividir la casa en dos áreas, con una influencia sexual: el tankamashm, ubicada al lado occidental, es un sector eminentemente masculino, donde las mujeres no pueden acceder, excepto cuando sirven el nijiamanch o alimentos para las visitas.

La otra área, el ekent, está al lado oriental, es primariamente femenino, pero no exclusivamente. Ningún visitante masculino puede traspasar los límites de esta área, pero el dueño de casa es libre para deambular en este espacio femenino.

En el ekent es posible encontrar camas hechas de bambú sobre pilotes. Cada mujer, si es que hay varias en la casa, tiene su propia cama, al igual que los niños mayores. El lecho es el único lugar en la casa donde toma lugar el contacto físico, pero rara vez relaciones sexuales, las cuales las prefieren mantener en el bosque.

El ekent también es donde se encuentra la chimenea y donde se hacen todas las comidas, incluyendo la cerveza de yuca o nijiamanch.

En cuanto a su vestimenta, los miembros de esta nacionalidad se han occidentalizado; el vestido tradicional del varón consiste en una falda llamada “Itip”, tejida en algodón y teñida con tintes naturales, mientras la mujer viste con una especie de túnica amarrada al hombro y ceñida a la cintura con un cordón. Cuando aún no conocían el algodón, se ingeniaron para hacer su vestimenta de las cortezas de los árboles.

En la actualidad es muy común el uso de prendas de modelo occidental, tanto de hombres como de mujeres; solo en algunas ocasiones festivas se ponen su vestimenta tradicional.

Su arreglo corporal se complementa con una gran variedad de coronas de plumas de tucanes y otras aves y pinturas faciales con diseños de animales, pues creen que así, estos les transmiten su fuerza y poder. Para las fiestas de la Tzantza y la culebra, se pintan su cuerpo con diseños que representan a sus animales sagrados. Todo acto en la vida de los Shuar está lleno de simbolismos.

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