Sobre el debate en la OEA para reformar el Sistema Interamericano de Derechos Humanos, ¿por qué se oponen a los cambios si Estados Unidos no reconoce en su totalidad esa jurisdicción? 

No estamos opuestos al debate. Siempre hay debate y la OEA es un foro para ello. Obviamente nada es estático, los sistemas cambian. Lo que puedo decir es que apoyamos al actual Sistema de Derechos Humanos de la OEA. Creo que ha tenido un buen efecto en el hemisferio occidental. Hay que decir que EE.UU. recibe el número más grande de críticas de este sistema.   

Dicen que es un buen sistema, incluso lo financian, pero no lo reconocen... 

Eso es por la razón que tenemos cincuenta estados en Estados Unidos. Cado uno tiene su propia ley civil y penal. Por eso, como país, no podemos suscribirnos a este convenio.   También tenemos el aborto que es legal en Estados Unidos y este convenio, el acuerdo de San José, no reconoce el aborto. En estos dos puntos Estados Unidos no está inscrito, pero eso no quiere decir que no apoyamos el buen trabajo que este sistema  ha aportado a muchos países en el hemisferio occidental.              

¿Por qué América Latina paga los platos rotos del peso del excesivo consumo de todo tipo de drogas en Estados Unidos?      

Soy el primero en admitir que Estados Unidos tiene la mayor demanda de droga en el mundo. Hay que decir que esa demanda está creciendo, incluso en Latinoamérica. Es un flagelo que tenemos juntos. Es un  problema que tenemos en común. A pesar del cierre del FOL de Manta, que para nosotros era una herramienta importante, tenemos una cooperación con Ecuador. Felicito a Ecuador por el hallazgo del semisumergible y la captura de droga. Estamos compartiendo información. Tenemos programas de mantenimiento de vehículos, capacitación. En Estados Unidos es un problema muy grave de salud el consumo de drogas. Hay personas en programas de salud, no solamente por drogas que vienen de Sudamérica sino de Europa.