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La paz en Colombia, ¡qué buena noticia!
Hay alegría y hasta emociones encontradas. Los analistas y politólogos colombianos no se arriesgan a dar un plazo y menos una fecha, pero hay autoridades y hasta personas cercanas a los grupos armados que afirman, en off: “De este año no pasa (la firma de la paz)”.
Y siendo como es, una gran y buena noticia para todos los colombianos, para Ecuador tiene un profundo contenido político, de seguridad y de integración, que se ha frenado por el conflicto armado con casi medio siglo de duración y penurias.
Nadie puede dudar cuánto ha tenido que invertir nuestro país a costa del conflicto colombiano, sin descontar las vidas humanas, los problemas bilaterales y hasta diplomáticos. Por eso, que se haya llegado al primer acuerdo entre las FARC y el Gobierno constituye un emotivo avance, sustancial y trascendente.
Ya no se trata solo de posar para las fotos, hacer grandes esfuerzos y amplias reuniones. Por lo visto, la voluntad política del presidente Juan Manuel Santos es determinante, pero -¿por qué no?- también la disposición del grupo armado para deponer sus acciones militares, con el solo objetivo de lograr un anhelo de más de 50 años.
Incluso, como ya se ha dicho, si antes no hubo esa disposición fue porque cuando las FARC iniciaron diálogos de buena voluntad los grupos más reaccionarios mataron a miles de sus militantes, en particular de la Unión Patriótica.
Ahora, con todo lo avanzado, hay un espíritu positivo y propositivo para que la firma de la paz abra otro escenario para Colombia. Y ese no puede ser sino el de la profundización de la democracia, alcanzar la equidad social y consolidar ese deseo bolivariano de hacer de la región una zona de armonía y convivencia para desterrar todo tipo de violencia social.