El cardenal alemán Walter Kasper es uno de los defensores de la postura de que la Iglesia debe acoger a todos sus hijos por igual. Por ello apuesta por una Iglesia misericordiosa, en este pensamiento incluye a los divorciados vueltos a casar.

En el Sínodo del año pasado planteó una interrogante en donde dejó como alternativa 6 pasos para que los divorciados vueltos a casar cumplan como requisito y se reintegren a la Iglesia sin restricciones.

Estos son:

1.- Si los esposos han aclarado las obligaciones del primer matrimonio (que seguirá siendo, para la Iglesia, único e indisoluble).

2.- Si queda completamente excluida cualquier posibilidad de que puedan volver atrás.

3.- Si no pueden abandonar sin culpas los compromisos asumidos con un nuevo matrimonio civil.

4.- Si se esfuerzan para vivir de la mejor manera sus segundas nupcias a partir de la fe.

5.- Si se comprometen a educar a los hijos en la fe.

6.- Si tienen el deseo de los Sacramentos como fuente de fuerza.

Los puntos serían uno de los requisitos para participar por completo de las actividades en la Iglesia.
“Todo pecado puede ser absuelto, todo pecado puede ser perdonado. También el divorcio. Ese es el punto de partida”, dijo Kasper.

El alemán  resaltó que “uno puede caer en un agujero negro del que Dios puede sacarlo” y por ello enfatizó en que “la Iglesia debe ser el hospital de campaña que cura todas las heridas”.

Desde que el papa Francisco llegó a Roma las aspiraciones de cambio han sido significantes, pues se busca conseguir una Iglesia más inclusiva. Por ello, Kasper insistió en que no se puede defraudar las expectativas, especialmente en lo referente a la familia.

En diversos medios internacionales se conoció la postura del cardenal, quien detalló que el cuestionario que el Papa envió un año antes del Sínodo es la herramienta para que los fieles puedan pronunciarse. Las respuestas fueron enviadas por cada diócesis hasta abril.

Para el religioso es primordial obtener las respuestas. “Sabemos lo que se piensa en algunos países de Europa, pero hay que ver qué piensan los africanos, los asiáticos...”.

Para Kasper, la doctrina “no es una laguna estancada. Es un viaje, un punto de partida, no de llegada, y la tarea de la Iglesia es llevar a la gente”.

“Por eso es preciso el respeto exquisito a la experiencia del pueblo de Dios”, indicó.

Kasper es uno de los defensores de la misericordia y del papel de la Iglesia como madre de la comunidad católica.

“Una madre piadosa”, ha dicho también el papa Franscisco en diferentes ocasiones. El cardenal descartó que el Pontífice haya aprobado su tesis. (I)