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Indígenas llegaron a El Arbolito con algunos forcejeos
Los gritos de los vendedores ambulantes que ofrecían banderas a un dólar, gorros y pitos se confundían con el murmullo de los indígenas al salir desde la Unidad Educativa Nueva Primavera, en Guamaní, al sur de Quito. Allí habían pasado la noche tras una caminata de quince días.
A las 9:25, retomaron la marcha. Dos banderas de Ecuador y de Zamora Chinchipe, de 10 metros de largo cada una, iban a la cabeza. Detrás de los estandartes se ubicaron las mujeres del pueblo Saraguro, quienes llevaban grandes vasijas con incienso y romero. “Es el fuego sagrado, representa al Taita Inti para alejar las malas energías y transmitir unidad y que no haya derramamiento de sangre”, indicó una de ellas.
Al mismo tiempo, activistas del MPD y de la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (Conaie) repartían hojas volantes a los participantes, incluidos a varios espectadores.
A su paso, en determinados tramos recibían aplausos de respaldo. En el trayecto se sumaron más indígenas amazónicos, evangélicos y algunos comerciantes minoristas. Juntos gritaban consignas contra el régimen y eslóganes como: “Alerta que camina la sucia minería por América Latina”.
A la altura de Guajaló hubo un roce con ciudadanos que esa hora transitaban por la avenida Maldonado y defendían al Gobierno. El incidente, sin embargo, no pasó de un cruce verbal.
Luego, el primer forcejeo con la Policía se produjo cerca del mediodía, cuando la marcha llegó al sector Villaflora y pretendía avanzar hacia el Centro Histórico, en donde se encontraban los simpatizantes del Gobierno.
Un cerco policial impidió que se salgan de la ruta autorizada por el Municipio de Quito por lo que prosiguieron por la avenida Napo. Pero cuando cruzaban los rieles del ferrocarril, los manifestantes rompieron la barricada y avanzaron hacia Chimbacalle. Ante esto, los dirigentes intervinieron y calmaron los ánimos para reagruparse en la avenida Napo.
Paralelamente, otro grupo de indígenas avanzaba por el norte de Quito. Vestido con un poncho elaborado con corteza de árbol y un penacho de plumas, Bartolo Shigua, encabezó la marcha. Parecía un guerrero, pero dijo que no llegó a Quito para luchar sino para entregar propuestas sobre las leyes de aguas y tierras.
Por la avenida Galo Plaza Lasso y después por la 10 de Agosto llegaron al centro de la urbe. Algunos cargaban baldes de chicha y fundas de pan, que se repartían de a poco.
Después de siete horas de caminata los marchantes hicieron una parada para esperar a que los gobiernistas salgan del parque El Arbolito. Allí arribaron a las 14:00 y luego emprendieron el viaje a la Asamblea, para reunirse con los legisladores y expresar sus reclamos.