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El Telégrafo

García Moreno se queda con el libreto del Estado-Nación

García Moreno se queda con el libreto del Estado-Nación
09 de febrero de 2013 - 00:00

A partir de 1859, con la renuncia de Francisco Robles a la Presidencia, Ecuador entró en un período de grave inestabilidad política que puso en peligro su existencia como nación.

Las élites de la Sierra y la Costa que habían instaurado jefaturas supremas en Quito, Guayaquil, Loja y Cuenca, no lograban ponerse de acuerdo y cada gobierno por su cuenta proponía fórmulas para solucionar la crisis, algunas de ellas tan inusitadas como pretender convertir al país en un protectorado francés.

En el medio de este “desastre nacional”, como denominó el escritor Alfredo Pareja Diezcanseco a esta etapa, emerge la figura de Gabriel García Moreno, un guayaquileño emparentado con la aristocracia quiteña gracias a su matrimonio, que logró colocarse al frente del Gobierno de Quito.

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Y desde esta posición lucharía por conseguir el poder total, logrado a partir de 1861, cuando fue nombrado por la Asamblea Constituyente Presidente interino, y luego ratificado por la misma, pasando por una autoproclamación en 1869, hasta su segunda designación como Presidente Constitucional por la Asamblea de dicho año.  
Enrique Ayala sostiene que el “garcianismo” consolidó el Estado oligárquico terrateniente en Ecuador y esto se consiguió a partir del entendimiento entre  las élites de Costa y Sierra, y García Moreno fue la bisagra que posibilitó dicha alianza.

Su gobierno, dice, se caracterizó por la planificación que le permitió crear y construir mucha obra pública. Es decir, “el país comenzó a ser un país organizado, mejor comunicado y con un creciente nivel de escolarización”.

Por su parte Alfredo Pareja afirma que “en los planes de trabajo, en la forma cómo llega al poder y en la que se sostiene, no hay formas ideológicas estructuradas previamente, sino solo la ideología del criollo privilegiado y dominante. García Moreno gobierna a su antojo: Es la expresión típica del déspota”.

EL “GARCIANISMO” MARCÓ LA FURIA DE LOS ANTIALFARISTAS

La segunda mitad del XIX sembró un país oligárquico. Tras un largo período de disputas, Gabriel García Moreno intentó estabilizar el país, pero lo hizo con una tiranía que también sembró tormentas en la sociedad. La historia no se repite dos veces, pero ciertos rasgos se reproducen en nuevos ciclos políticos, con sus matices

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