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El Telégrafo
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Entrevista

Es un "Niño fuerte, pero no como el de 1997"

Rodney Martínez, director del Centro Internacional para la Investigación del Fenómeno El Niño. Foto: William Orellana/El Telégrafo
Rodney Martínez, director del Centro Internacional para la Investigación del Fenómeno El Niño. Foto: William Orellana/El Telégrafo
06 de diciembre de 2015 - 00:00 - Redacción Guayaquil

Informes de organismos y técnicos que monitorean el fenómeno El Niño coinciden en que el aumento de su intensidad se evidenciará a partir de la segunda quincena de enero. El evento climático que ya está presente en el país, sería fuerte, pero no similar a aquellos que provocaron destrucción, pérdidas y muertes a finales de la década del 90 en distintas provincias.

Se ha generado mucha información respecto del impacto del fenómeno climatológico. En términos generales, ¿ya se puede conocer la intensidad que podemos esperar en la próxima temporada invernal?

Hay varios ámbitos en la pregunta. Desde el punto de vista global, ya conocemos su magnitud, lo hemos venido anunciando: es un ‘Niño’ fuerte, de características fuertes. Cuando hablamos de un ‘Niño’ fuerte, no hablamos de uno similar a 1997-1998 porque aquel fenómeno fue un evento extraordinario. Es decir, estamos hablando de una situación que no alcanza a tener la magnitud de 1997-1998. Esa es la primera precisión. Sin embargo, es fuerte. Se está manifestando hace 6 meses y está ya afectando a varios países (Brasil, Argentina, Chile, Uruguay, parte de Centroamérica) pero El Niño en su evolución afecta en distintos tiempos.

¿Qué efectos podría tener en el país?

Sobre los efectos específicos en Ecuador, la Secretaría de Gestión de Riesgos ya se ha pronunciado. Hay una estimación de impacto y hay un comité interinstitucional que está emitiendo, cada 15 días, las particularidades de lo que serán los efectos de El Niño en Ecuador.

¿Hay tiempo suficiente para mitigar los impactos?

Pese a la fuerza que tendrá, El Niño es la amenaza natural que más tiempo brinda para la preparación. Aunque no se prevé que alcance al ocurrido en 1997-1998, existen factores como la dirección del viento y la temperatura del mar que pueden variar de un momento a otro. Mal haríamos en suponer que no será tan grave y obviar medidas de contingencia. El uso de información científica, aún reconociendo sus incertidumbres, favorece la planificación y gestión de riesgos.

¿Qué trabajo se ha desplegado en el territorio nacional?

El Niño 2015-2016 pondrá a prueba los sistemas nacionales de gestión de riesgo, pero también las capacidades desde las propias comunidades en aplicar medidas que están al alcance de su mano.

Con esta incertidumbre climatológica, ¿hay la posibilidad de que se genere un impacto similar o peor que en anteriores ocasiones?

Sí, preocupa la posibilidad de que esta temporada alcance niveles similares al período 1997-1998 que dejó 30.000 damnificados y pérdidas económicas de $ 2.882 millones, un 14,6% en relación al PIB, según datos de la CAF y el Programa de Preparación de Desastres de la Comisión Europea (Dipecho, por sus siglas en inglés). No obstante, el aprendizaje del pasado ayudará a minimizar su impacto si se aplican medidas preventivas oportunas.

¿Cuál es el objetivo de trabajar con los medios de comunicación en este tema?

Esta es una iniciativa que la hemos desarrollado en conjunto con otros países para proveer de algunas herramientas en cuanto al modo en que deben comunicarse las incidencias del fenómeno, especialmente para evitar malinterpretaciones en la información científica que se genera en el  Centro Internacional para la Investigación del Fenómeno  El Niño (Ciifen).

¿Cuáles serían los canales adecuados para informarse de la real situación?

El fenómeno El Niño es una perturbación que se genera a nivel global. Por ello, para entenderlo, tenemos que partir de visión de planeta. Para ver qué va a pasar con este evento en las distintas regiones (Latinoamérica, Centroamérica), hay que tener una visión regional. Pero finalmente para saber en cada país, son las entidades oficiales las que tienen que determinar cuál será el impacto de ese fenómeno global en cada uno de sus países. (I)

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