La empresa BO Asociados Quantum (conocida como Quantum) es propiedad de Benjamín Ortiz, quien fuera ministro de Relaciones Exteriores durante el gobierno de Jamil Mahuad y exdirector del diario Hoy.        

Esa firma maneja en el país las relaciones públicas de Chevron, empresa que ha demandado al Estado ecuatoriano y que se rehúsa a pagar una indemnización a los afectados por la contaminación que causó en la Amazonía en los años 70 y 80.             

Quantum tramita ante los medios de comunicación entrevistas con el portavoz de la empresa estadounidense, James Craig, quien reside en Estados Unidos.

Además difunde los comunicados de la petrolera y vela por su buena imagen y prestigio. Por este servicio, Texaco Petroleum (filial de Chevron) pagó a Quantum 311.584 dólares durante 2012, lo que lo convierte en el principal cliente de la firma domiciliada en Quito.

Como parte de sus tareas, Ortiz difunde análisis a favor de la compañía. Por ejemplo, en 2011, poco después de conocer el fallo en contra de Chevron, el excanciller convocó a un desayuno ejecutivo donde ofreció un panorama político, jurídico y económico del país.

Ante 300 invitados, entre diplomáticos, periodistas y representantes de ONG, Ortiz aseguró que el juicio daña la imagen de Ecuador y ahuyenta a los inversionistas extranjeros.

Ortiz posee el 60% del paquete accionario de Quantum. Su esposa, María Fernanda Rivadeneira, posee el 30%, mientras que Bernarda Ortiz Rivadeneira tiene el restante 10%.

Entre los principales clientes de Quantum, además de Chevron, están importantes empresas ecuatorianas. Entre ellas constan Quiport (la compañía que maneja el aeropuerto de la capital), que pagó a la firma 147.000 dólares el año pasado, convirtiéndolo en el segundo cliente de la empresa.

También están Pronaca, La Fabril, Pepsi, Herdoíza Crespo Construcciones, Solca, Huawei y la también petrolera Ivanhoe.

Esa lista de clientes le permitió a Quantum sumar ingresos, durante 2012, por 1’019.392 dólares, lo que dejó una utilidad de 155.000 dólares.

Pero fue 2010 el mejor año de Quantum. En aquel periodo a la firma ingresaron 1’140.820 dólares, lo que generó una utilidad de 168.000 dólares.  

Si se toma en cuenta el periodo 2010-2013, solo en lo que va del último año ha reportado impuesto a la salida de capitales. Quantum pagó al fisco 105 dólares por este rubro.

La empresa tiene el sitio web www.quantum-informe.com. Allí se indica que “nuestra amplia gama de clientes (empresarios, comunicadores sociales, funcionarios de organismos multilaterales, educadores, etc.) encuentra en nuestra publicación mensual, Quantum Informe, estudios de escenarios de coyuntura que les son necesarios y útiles para sus actividades profesionales y personales”. La revista a la que se hace referencia circula mensualmente.

“Nuestro producto tiene el propósito de asesorar a distintas firmas locales e internacionales en la toma de decisiones estratégicas para sus negocios. Es por eso que contamos con la suscripción de las empresas más grandes del país”, añade el portal institucional.  

Según el mismo sitio web, la compañía se fundó en 1999, el mismo año en que Ortiz asumió el Ministerio de Relaciones Exteriores, luego de la renuncia de José Ayala Lasso, quien firmara el convenio de paz con Perú.   
Este Diario intentó contactarse con Ortiz, pero en su oficina se informó que éste se encuentra fuera del país.
Mientras la empresa petrolera Chevron maneja 240 mil millones de dólares de capitalización bursátil –equivalente a aproximadamente 7 veces el presupuesto general del Estado ecuatoriano para el año 2012 (26 mil millones de dólares)- se niega a pagar 19 mil millones de dólares por los daños ambientales ocasionados entre 1964 y 1990 en Ecuador y gasta centenares de millones de dólares en campañas de desprestigio contra el Estado.

Esa propaganda ha sido denunciada por el Gobierno Nacional. Al mismo tiempo, la Procuraduría General del Estado ha pedido al Tribunal de arbitraje de La Haya que ordene a la petrolera cesar en sus ataques, pero no lo ha hecho.

Como parte de la defensa del Estado, el presidente Rafael Correa viajó la semana pasada al campo Aguarico, que solamente ha sido operado por Chevron.

Allí, el gobernante verificó la contaminación dejada por la petrolera estadounidense y metió su mano en una de las piscinas de crudo que dejó.

Ese fue el inicio de la campaña La mano sucia de Chevron, que busca mostrar al mundo los efectos de la contaminación en la Amazonía ecuatoriana. Personalidades mundiales visitarán la zona.