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El Telégrafo

El Telégrafo 1 hizo su primer vuelo hace 92 años desde Guayaquil

El Telégrafo 1 hizo su primer vuelo hace 92 años desde Guayaquil
04 de noviembre de 2012 - 00:00

Aunque podría decirse que la navegación aérea comenzó en el país con el vuelo del primer globo aerostático -realizado exitosamente en Quito por el primer aeronauta ecuatoriano, José María Flores, en enero de 1843-, se considera precursor de la aviación en el Ecuador al piloto Cosme Renella Barbatto.

Como es posible encontrar en varios documentos históricos y publicaciones poco difundidas a nivel nacional, la historia de la aviación ecuatoriana se remonta al período situado entre 1910 y 1925, en el que aparecen los pioneros de la aviación en el Ecuador: Cosme Renella, Elia Liut y Pedro Traversari. Este hecho permitió, más tarde, el surgimiento de una primera generación de jóvenes pilotos del Ecuador formados y capacitados en Italia, y posteriormente la fundación de la primera Escuela de Aviación, que daría origen a la actual Fuerza Aérea Ecuatoriana (FAE).

A mediados de 1920 llegó al Ecuador un joven militar italiano, el teniente Adolfo Bossio, para tomar contacto con los funcionarios del Ministerio de Relaciones Exteriores y el Ministerio de Guerra y Marina, quienes parecieron muy interesados con la idea de que oficiales italianos pudieran llegar al país para instruir a oficiales ecuatorianos y dar vida al proyecto de creación del Arma Aérea. El director de la Escuela Militar organizó una conferencia para un amplio público de la ciudad de Quito. Allí, el teniente Bossio presentó en Ecuador la primera charla sobre aviación, en la que se planteó, además, el proyecto de fundar una compañía aérea para el transporte de mercaderías y correo. Sin embargo, el gobierno del doctor Alfredo Baquerizo Moreno, que estaba por finalizar, no dio una respuesta positiva para concretar los estudios de localización y construcción de los campos de aviación.

Una vez que se constató el fracaso de la propuesta, el teniente italiano retornó a Guayaquil con la intención de embarcarse hacia el Perú y presentar su proyecto al Gobierno de ese país. Por una simple coincidencia, en Guayaquil se le presentó la oportunidad de contactar y hablar con José Abel Castillo, propietario de El Telégrafo. Nadie hubiera pensado que ese encuentro casual, uno o dos días antes de embarcarse hacia el Perú, daría resultados inesperados a la empresa y el entusiasmo del teniente Adolfo Bossio.

4-11-12-cultura-telegrafo-avionEn el Ecuador, desde 1910 hasta 1920, todos los vuelos de aeroplanos realizados en Guayaquil no habían llegado más allá de los 1.000 metros de altura sobre el nivel del mar, mientras hacían piruetas sobre el río Guayas, para un público que con emoción los observaba desde abajo. Hasta tanto, las expectativas creadas para formar una escuela de aviación en el país no habían pasado de ser meros proyectos que quedaban en el aire, igual que los pocos aeroplanos que habían volado en el cielo guayaquileño durante esos años. Sin embargo, las ilusiones acumuladas y la decisión de personajes clave en esta empresa de altura, encontraron finalmente un punto de convergencia. Se había identificado un aviador italiano con gran experiencia y compromiso, a fin de sacar adelante el proyecto después de diez años de intentos fallidos. Ese era Elia Liut.

Elia Antonio Liut, nacido en Fiume Veneto (Pordenone), Italia, en 1894, fue admitido como aspirante a piloto de la Escuela de San Justo (Pisa), donde consiguió su brevet como piloto militar en 1916, a la edad de 22 años. Fue asignado a la 75ª escuadrilla de aviones de caza en el campo de Verona, donde realizó su primer vuelo de guerra y varios combates que le permitieron ser promovido al rango de sargento.

Sus superiores lo enviaron al Campo de Aviación de Furbara, en Roma, para que fuera instructor de vuelos de acrobacia. Allí recibió una medalla de plata por pilotar el biplano MVT, primer avión de combate construido en Italia con planchas de metal, con el que logró batir el récord mundial de velocidad media (260 km/hora), que hasta entonces lo había detentado el piloto francés Maurice Prévost.

Miguel Valverde, cónsul del Ecuador en Roma, se puso inmediatamente en contacto con él, para hacerle la propuesta de que viajara al Ecuador para establecer la aviación en el país. Hasta tanto, la decisión del propietario del diario El Telégrafo de financiar una sociedad aeropostal, para transportar el correo por vía aérea y distribuir el periódico de su propiedad en todo el Ecuador, hacía posible la materialización de un atractivo proyecto que, desde luego, tenía buenas probabilidades de funcionar. Eso significaba que el aumento de la tirada de su periódico, la distribución del correo postal y la presentación de espectáculos de acrobacia aérea en todo el país, podían convertirse en líneas muy compatibles para financiar la nueva empresa.

El joven piloto llegó en barco a Guayaquil el 26 de julio de 1920, acompañado del mecánico Giovanni Fedelli y del teniente y piloto Giovanni Ancilloto, para realizar vuelos postales sobre los Andes, que hasta entonces en Sudamérica había sido considerada una misión muy atrevida y riesgosa. Después de varias exhibiciones de acrobacia aérea en las semanas siguientes a su arribo —que fueron realizadas luego de la ceremonia de bautismo de El Telégrafo I, en la que participó el entonces presidente del Ecuador, José Luis Tamayo, junto a autoridades militares y de la ciudad de Guayaquil—, se presentó al Congreso Nacional una solicitud, a fin de que se concediera al Ejecutivo la autorización para concluir los acuerdos con expertos extranjeros dedicados a la enseñanza de la aviación. Además, se puso a consideración el proyecto para fundar una escuela de aviación en Durán, que estuviera bajo la dirección técnica de los pilotos italianos que ya se encontraban en el país, y que habían demostrado su alta competencia.

Es así como el 27 de octubre de 1920, el Congreso Nacional expidió el decreto de creación de la Escuela, recomendando proceder de igual manera en el caso de la ciudad de Quito. Para conmemorar el primer centenario de la independencia de Cuenca se programó que el 3 de noviembre de ese mismo año se realizara el vuelo de El Telégrafo I, que transportaría el primer correo aéreo desde Guayaquil hasta la capital de la provincia del Azuay.

No obstante, por razones climáticas, el vuelo tuvo que posponerse para el día siguiente. La hazaña conseguida el 4 de noviembre por Elia Liut, a quien en Cuenca, luego de un multitudinario recibimiento, se lo condecoró y bautizó con el nombre del “Cóndor Andino”, dio inicio a una serie de vuelos a lo largo de los Andes ecuatorianos para transportar el correo y distribuir el diario El Telégrafo. El otro piloto italiano, Ferruccio Guicciardi, alternó los vuelos con Liut en las rutas Cuenca-Riobamba-Quito-Ibarra-Tulcán-Pasto-Cali. Luego de ello, con un contrato realizado por el Gobierno ecuatoriano, Elia Liut comenzó a dirigir la naciente Escuela de Aviación Militar de Guayaquil, en la vecina población de Durán.

* Partes de la nota publicada el 4 de noviembre de 2010 en este diario.

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