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¿El líder de la oposición está de vacaciones?
El ejercicio de la política es una actividad intensa, permanente, constante, cargada de muchas exigencias físicas e intelectuales. Y hasta -según un amigo psicólogo- crea adicciones y unos vértigos pocas veces superables.
Lo saludable, opina, es retirarse a tiempo, pero enfatiza: “Cuando se la ejerce se lo debe hacer con todo, en cuerpo y alma, porque de lo contrario el mismo espíritu de ese ser humano pierde vigor y hasta desnuda sus carencias, sin descartar que afecta a la misma política, en su mejor y mayor sentido”.
Esto viene al caso porque la noche del 17 de febrero el candidato de CREO se autoproclamó el líder de la oposición y, además, advirtió que ese día se inauguraba la oposición. Quizá no quedó claro o muy explicado aquello de inaugurar la oposición, pues parecería que antes no hubo o que la que existió hasta ese día no tenía ese carácter o no se asumía como tal.
Han pasado tres meses y días de aquella declaración y el autoproclamado líder de la oposición parece que abandonó a sus “huestes”. Tanto es así que no hemos escuchado de su boca ni una palabra para definir cuál va a ser el rol de la oposición en la Asamblea, un vocablo para explicar por qué no hay acuerdo con el Partido Social Cristiano o, por lo menos, una idea sobre lo que ha ocurrido en estos meses en el país respecto a diversos temas.
Al Ecuador, efectivamente, le hace falta una oposición, seria y responsable, propositiva y crítica, con más argumentos y menos show.
Y si todavía no se ha inaugurado la oposición, tras la instalación de la segunda Legislatura del Buen Vivir y la posesión de Rafael Correa, ¿cuándo actuará? ¿Delegará esa tarea a ciertos medios y periodistas? ¿O será que espera el retorno de las vacaciones de su líder?


