Hace 16 años el presidente Jamil Mahuad se dirigió al pueblo ecuatoriano en cadena nacional desde las instalaciones de Teleamazonas en Quito. Con nerviosismo -describe la prensa de la época- presentó un pliego de soluciones que sacarían al Ecuador de la peor crisis económica de su historia:  incrementó el precio de la gasolina y congeló por un año los depósitos de más de $500 (2 millones de sucres) en cuentas corrientes  y de más de 5 millones de sucres en cuentas de ahorro.

“Hemos dado la impresión de ser un Gobierno sin liderazgo, sin plan y sin iniciativa. Eso no es así, pero reconocemos haber dado esa impresión que hoy empezamos a corregir”, manifestó el exmandatario y pidió calma. En los días posteriores eso fue precisamente lo que le faltó. Los sectores sociales (transportistas, sindicalistas e indígenas) se levantaron a nivel nacional por 4 días.

El paquete de 10 soluciones (ver infografía), denominado ‘golpe de timón’ en las áreas fiscal, bancaria, social y de reforma fue enviado al antiguo Congreso como urgente en materia económica, por lo que debía ser aprobado, modificado o negado en un plazo de 30 días. Todo eso durante la emergencia declarada por el presidente el 10 de marzo de 1999, tras el anuncio de 2 días de manifestaciones sindicalistas.

La economía estaba dolarizada

A principios de marzo el sucre perdía credibilidad y se devaluaba frente al dólar. Los ecuatorianos preferían endeudarse en la moneda extranjera, y entre 1994 y 1998 esa preferencia creció del 20% al 50%, según publicó diario El Comercio. Para el 4 de marzo de 1999 el dólar costaba 18.000 sucres.

La Agencia de Garantía de Depósitos (AGD) en 7 meses de vida ya había intervenido 5 entidades bancarias y se disponía a ‘salvar’ una más: Banco El Occidente, cuyo representante legal era José Nebot Saadi, hermano del diputado socialcristiano, Jaime Nebot y actual alcalde de Guayaquil. Días más tarde se planteó intervenir en Amerca S.A., la mayor accionista de la corporación del Fondo de Cesantía de Petroecuador y que tenía depósitos impagos por $ 5 millones. Dentro de sus 4.400 clientes impagos estaba la Conaie.

El Banco Central del Ecuador (BCE) empezó a exigir más garantías para la entrega de créditos de liquidez correspondiente al 50% de su patrimonio técnico, por lo que pidió la inscripción de contratos de fideicomiso. El Lloyds Bank y Citibank se opusieron.

El anuncio del feriado bancario llegó después de una reunión entre la Junta Bancaria, liderada por el exsuperintendente de Bancos, Jorge Egas Peña; la ministra Ana Lucía Armijos, y el BCE, bajo la dirección de Luis Jácome. Y el segundo suceso más grave fue el congelamiento de los depósitos.

Según explica el periodista Hernán Ramos,  Jácome del BCE envió a Mahuad una carta el 11 de marzo. Se le adjuntó al expresidente información sobre el estado de los bancos en el país y se le comunicó que las 2 entidades más grandes (Filanbanco y Progreso) estaban en situación precaria.  “La coincidencia trágica de ese 11 de marzo es que, en lugar de cortar por lo sano, cerrando el Banco del Progreso (que se mantuvo en manos de Fernando Aspiazu por 3 meses más), Mahuad prefirió pasar a la historia firmando el Decreto No. 685, a través del cual ordenó congelar totalmente los depósitos y créditos en el sistema financiero”, escribe Ramos en su portal.

La derecha ‘abandona’ a Mahuad

Después del ‘golpe de timón’ para “luchar contra la hiperinflación y la pobreza”, el exjefe de Estado enfrentó más problemas. El Congreso, presidido por el democratacristiano Juan José Pons, no apoyaba las reformas y 4 miembros del BCE renunciaron. La alianza entre el oficialismo (Democracia Popular) y el Partido Social Cristiano (PSC), que surgió antes del triunfo de Mahuad, parecía resquebrajarse. El gobierno buscó nuevas alianzas con el Frente Radical Alfarista (FRA), la Izquierda Democrática (ID), el MPD, Pachakutik, entre otros.

El 18 de marzo de 1999 esta nueva mayoría dio luz verde para reducir el déficit fiscal. En un acuerdo de 4 puntos se resolvió financiar el presupuesto del Estado con la restitución del Impuesto a la Renta, la eliminación de las exoneraciones al IVA (excepto medicinas, alimentos y servicios básicos), entre otras. El Gobierno debía levantar el Estado de emergencia, reducir el valor de la gasolina y cumplir con las remuneraciones de los maestros. Por su lado Nebot, en minoría junto al PRE, declaró el fin de la ‘aplanadora” y cuestionó la nueva alianza entre la izquierda y la DP, a la que calificó de ‘trituradora’.   A fines de marzo otra oposición se consolidó desde las cámaras, los pequeños industriales del Guayas pedían un cambio estructural: la dolarización. El 22 de ese mes cerró el Banco del Progreso, el más grande del país.