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Biógrafa de Francisco lo exime de culpas
A mediados de los años 70, en la oscuridad de la dictadura, cuando jerarcas de la Iglesia católica argentina se codeaban con los represores y se silenciaban los gritos de 30.000 desaparecidos, él -simplemente- “hizo lo que pudo”. Ahora, como flamante papa Francisco, el primer pontífice latinoamericano de la historia, Jorge Bergoglio, intentará “avanzar con un pie en una zona segura y otro en una zona de riesgo”. Su misión será convertir a esa potencial “ONG piadosa”, como él mismo la definió dentro de los muros del Vaticano, en una Iglesia “misionera y de los pobres”.
Francesca Ambrogetti es hoy la periodista que mejor conoce al argentino Bergoglio, que entró al cónclave de la Capilla Sixtina como un simple cardenal y salió vestido de Papa, para sorpresa de todos.
Nacida en Italia aunque con una vida en Argentina a cuestas, Ambrogetti es coautora del libro “El Jesuita”, junto a su colega Sergio Rubin, una biografía completa sobre el nuevo Papa argentino publicada en el 2010, cuando el flamante Pontífice era arzobispo de Buenos Aires.
Ambrogetti no cree en las acusaciones que vinculan a Bergoglio con la dictadura argentina y en especial con el arresto de dos misioneros jesuitas, torturados en la temible Escuela de Mecánica de la Armada (Esma), Francisco Jalics y Orlando Yorio, este último ya fallecido. Jalics, desde su retiro en Alemania, absolvió a Bergoglio de toda culpa a través de un comunicado divulgado en Berlín, recordando que se abrazó y dio misa junto al nuevo Papa a inicios del nuevo milenio.
Simplemente “hizo lo que pudo” durante los años de la llamada “guerra sucia” que sumió en el terror a su país entre 1976 y 1983, resume Ambrogetti en una entrevista exclusiva con Diario El Telégrafo.
Su teléfono celular no para de sonar desde que el cardenal francés Joan-Louis Touran pronunció el nombre de Jorge Mario Bergoglio como nuevo jefe espiritual de la Iglesia Católica. Lleva rechazadas más de 30 pedidos de entrevistas porque no da abasto. Al día siguiente de finalizado el cónclave, le avisaron que su libro estaba siendo traducido en coreano. Y amenaza en convertirse en un “best-seller” mundial.
Ambrogeti acepta la entrevista con El Telégrafo, aunque la espera se torna larga: antes debe terminar un reportaje con la cadena árabe Al Jazeera y empezar luego otro con un enviado belga. Finalmente, la entrevista comienza...
¿Por qué un libro sobre Bergoglio cuando ya nadie pensaba en él como Papa, teniendo en cuenta que en el 2005 perdió esa posibilidad frente a Joseph Ratzinger?
En el 2001, en plena crisis argentina, lo invitamos a la asociación de la prensa extranjera y nos deslumbró su personalidad. Expresó cosas muy profundas, dichas sencillamente. No parecía que estábamos hablando con un cardenal, sino con un sacerdote cualquiera. Y no quiso que le enviáramos un auto, vino en autobús. Ahí pensé: aquí hay algo. Hay un pensamiento importante. Y un colega me dijo: curas así valen la pena. E inmediatamente se me ocurrió la idea.
Pero el libro se publicó nueve años después…
Luego de esa charla Bergoglio dejó de hablar con la prensa. Pero tiempo después me dio una entrevista para el diario italiano La Stampa y se generó una buena relación. A raíz de ese reportaje, él se contactó con su familia piamontesa, en el norte de Italia, de donde son sus padres. Entonces se le planteó la posibilidad del libro. Pero reaccionó mal y la idea quedó ahí, archivada. Hasta que en el 2007 le pedimos una reunión, se mostró otra vez reacio y solo nos entregó notas y documentos personales con su pensamiento. Le dijimos que eso sería hacer un collage y cuando nos íbamos con las manos vacías, se me ocurrió preguntarle qué quería decir con eso de “transitar la paciencia”, una frase suya recurrente. Ahí se iluminó, empezó a hablar y prendimos el grabador. Fue un largo trabajo de tres años, con entrevistas mensuales, entre 20 y 30 encuentros en total.
¿Qué fue lo que más le llamó atención de Bergoglio?
La puntualidad, la cortesía, la sencillez absoluta, la austeridad. Es una persona muy ilustrada, muy culta, le gusta el tango, el fútbol, el cine, es muy porteño. Había varias facetas, la del hombre culto, ilustrado. Otra expresada por un hombre muy simple, común, y otra espiritual, transmite una fe que contagia. Lo que más me llegó es la cercanía, la sensibilidad, la humanidad.
¿Logró sortear la distancia cardenal-entrevistador... Bergoglio pudo soltarse y contarle cosas personales?
Sí, nos comentó que tuvo una novia. Y él siempre revisaba cada capítulo del libro y cuando leyó esa parte nos pidió quitarla. Pero le dijimos que eso le daba humanidad y aceptó incluirlo.
Cuando tuvo que tocar temas más espinosos, como su rol en la dictadura, ¿cómo reaccionó?
No tuvo ningún problema. No se negó a ninguna pregunta.
¿Y qué dijo de las acusaciones en su contra de que prácticamente señaló a dos misioneros jesuitas para que los secuestraran?
Nos contó su verdad. Nos dijo que ellos (los misioneros) querían abrir otra congregación separada de la principal. Pero si lo hacían dejaban de pertenecer a la compañía jesuita. Los que lo acusan sostienen que decirles eso en ese momento (cuando Bergoglio era provincial de los jesuitas de Buenos Aires) era como señalarlos. A ellos los secuestran, pero enseguida él nos dijo textualmente “nos movimos como locos” para buscarlos. Dijo que fue a ver a (los ex dictadores Emilio Eduardo) Massera y a (Jorge) Videla, y finalmente son liberados. Entonces es raro pensar que los marcaron para que los secuestraran y luego lucharon para liberarlos.
¿Y usted qué impresión se llevó de eso? ¿Le cree?
Yo te digo una cosa: Si yo hubiera tenido la menor duda de que esto no era cierto, no escribo el libro. Personalmente, le creo absolutamente.
¿Cree que hizo lo suficiente?
Lo veo como una persona que hizo absolutamente lo que pudo… en ese momento.
¿Estas acusaciones pueden convertirse en una sombra para su pontificado?
El día antes del cónclave en el que resultó elegido Ratzinger, se dice que fue enviado un email -no se sabe por quién- a todos los cardenales contando todo eso. Los purpurados lo desestimaron. A las acusaciones nadie las tomó en cuenta.
¿Es cierto que es peronista?
Nunca lo dijo, a nosotros nunca nos lo dijo.
¿O es una mera suposición política por su cercanía a los pobres?
La cercanía a los pobres es real.
¿Cómo definiría su relación con el poder en democracia, en especial con Cristina Fernández de Kirchner, con quien tuvo algunos contrapuntos, en especial por la ley de matrimonio igualitario?
Nos dijo que no era un opositor, era un pastor que consideraba que tenía que decir lo que veía, a quien fuera. Él ha expresado críticas que al gobierno no le han caído bien porque es una personalidad de prestigio. Él mismo nos dijo: “yo critico lo que tengo que criticar, sea del gobierno, o de la oposición…”, de ninguna manera se definió un opositor.
¿Y cómo cree que será ahora la relación con el gobierno?
Esperemos que sea buena.
Y para América Latina, ¿cómo ve que pueda impactar su Pontificado?
Cuando lo votaron a Juan Pablo II dije que, si fuera por voto directo de los fieles, el Papa sería latinoamericano. Siempre dije que la Iglesia le debía un Papa a América Latina. Seguramente tiene una mirada atenta hacia América Latina. Y va a ser positivo, sin duda.
¿Qué podemos esperar de su política eclesiástica, en cuanto a modernización de la iglesia?
Está hablando de Iglesia en camino, que es una Iglesia que cambia. Lo hemos encontrado con una apertura mental muy grande. No se cerró a ningún tema, no pidió no hablar de algo y eso me parece importante. El leiv motiv de esto es la Iglesia misionera, que va al encuentro del otro. La iglesia no autorreferencial, sino la que escucha.
¿Podemos esperar aperturas en temas como matrimonio homosexual, mujeres en el clero…?
Eso es difícil decirlo. No sé hasta dónde puede llegar. Pero es una persona que habla de una Iglesia en camino, movimiento y cambio. Un sacerdote dijo que Francisco tiene puesta su confianza solo en Dios, por eso es un hombre libre que no se deja presionar por ninguna circunstancia de la vida. Creo que es la persona que puede liderar la Iglesia. Bergoglio tiene una imagen cuando habla de educación muy linda: “hay que educar con un pie en una zona segura y con un pie en una zona de riesgo”, dice. Eso lo define muy bien. No va a ser un hombre que dé un salto en el vacío, pero sí avanzará en lo que se pueda. La Iglesia tiene otros tiempos que habrá que respetarlos.
¿El nombre Francisco qué le dice?
Su papá se llamaba José Francisco, tal vez sea una reminiscencia. El nombre elegido tal vez defina lo que será su pontificado. San Francisco de Asís, el santo de los pobres; San Francisco Javier, el santo misionero. Una Iglesia volcada a los pobres. Una Iglesia misionera. Eso es lo que busca. Los cardenales votaron una visión de la Iglesia.
Hoy en América Latina se viven procesos políticos de marcada tendencia progresista. ¿Qué puede esperar este movimiento encarnado por presidentes como Rafael Correa o Cristina Fernández, por ejemplo?
El tiempo lo dirá. Tengamos en cuenta que fue votado por los progresistas y los moderados, entre los cuales estaban muchos latinoamericanos. Desde la era de Joseph Ratzinger, la lucha era entre la corriente progresista moderada y la conservadora.
Algunos analistas dicen que Juan Pablo II fue elegido para acelerar el derrumbe del comunismo y que ahora Francisco vine a frenar el avance de este proceso que se abre en gran parte de América Latina…
Teniendo en cuenta que representa el ala progresista y moderada de la iglesia, no veo eso en absoluto. América Latina tiene que estar tranquila. Y esperar mucho de este nuevo Papa. Es un hombre cercano que siente mucho la pobreza. Creo que va avanzar, en lo que pueda.