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El Telégrafo
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A Jorge Glas Espinel lo respaldan todos sus compañeros de vida

A Jorge Glas Espinel lo respaldan todos sus compañeros de vida
28 de septiembre de 2012 - 00:00

Solo faltó el presidente Rafael Correa. A la misma hora que concluía el homenaje a Jorge Glas, empezaba la   entrevista con Jorge Gestoso. Y en ese diálogo  lo dejó claro: cada vez que haya un ataque personal contra algún miembro del Gobierno reaccionarán, como grupo, como amigos, como compañeros.

Cuando el mandatario dialogaba con el periodista argentino, en Guayaquil los amigos de Jorge Glas Espinel, ministro coordinador de Sectores Estratégicos, reaccionaban ante lo que consideran ataques infundados. Gran parte de la academia ecuatoriana, la especializada en Telecomunicaciones y Electricidad, se organizó para homenajear a uno de sus exponentes: el ingeniero Jorge Glas.

Se reunieron en el salón principal del Hotel Oro Verde del puerto principal. La cita debía empezar a las 20:00, pero se retrasó 20 minutos. Fue en ese momento que arribó Glas, de la mano con su esposa, quien no lo soltó, solo hasta que lo dejó en la mesa principal.

Los quinientos asistentes dieron la bienvenida al “amigo y compañero” con un aplauso. En el frente estaba Roberto Begué, el maestro de ceremonias. El animador leyó los cargos que ha desempeñado Glas desde 2007, cuando asumió Rafael Correa la Presidencia. Mientras Glas se abría paso por el centro del salón, los invitados pugnaban por estrecharle la mano o, si  tenían suerte, darle un abrazo.

Su esposa, ataviada con un vestido largo de colores blanco y negro, ceñido al cuerpo, se mantenía firme, siempre sonriendo y acompañando a su marido, como lo hizo cuando dieron juntos una rueda de prensa, hace dos semanas, para decir públicamente que no se crió con su padre y que pedía que la Justicia cumpla con su deber.

Mientras Glas entraba al salón, Begué enumeraba los cargos del agasajado: presidente del Fondo de Solidaridad, ministro de Telecomunicaciones, titular del directorio de CNT...

Quince minutos de saludos y felicitaciones después, Glas se sentó en la mesa principal. Alrededor de él estaban  los organizadores: los rectores de las escuelas politécnicas del país y titulares de los colegios profesionales.
Entre  el público se encontraban Pedro Delgado, Marcela Aguiñaga, Wilson Pástor, Alexis Mera, Walter Solís, entre otros funcionarios del Gobierno.

César Sacoto abrió los discursos luego del himno nacional. Sus palabras se centraron en la política, en los logros del Gobierno, sus antecedentes históricos. “Por cada patraña 1.000 voces se alzarán para decir adelante compañero”, sentenció quien fuera director provincial de Hidrocarburos.

Luego llegó el turno de Alfonso Espinosa, rector de la Politécnica Nacional. Él dijo que la academia es crítica con varios aspectos del Gobierno, como el sistema de educación superior, pero “también destacamos las cosas buenas como los sectores estratégicos”. “Que la sociedad reconozca a quienes están tratando de cambiarla”, señaló.

Luego de los discursos se leyeron y entregaron  las placas de reconocimiento: la de la Escuela Superior Politécnica del Litoral (Espol), alma máter de Glas, de los colegios de ingenieros eléctricos de Ecuador, de Pichincha, de la Universidad Península de Santa Elena, del alcalde de Zamora, de los ex alumnos del Cristóbal Colón...

Xavier Castro, amigo de Glas, pidió que “la Virgen María Auxiliadora y San Juan Bosco sigan iluminando sus pasos”. Sus palabras fueron precedidas por un video que describió la trayectoria del ministro. “Tres palabras lo definen: pasión, compromiso y solidaridad”, indicó el locutor.

Entonces la reseña de la obra de Glas, la justificación del homenaje: lideró la desaparición del Fondo de Solidaridad, fusionó Andinatel y Pacifictel, unió las distribuidoras eléctricas, negoció el financiamiento de Coca Codo Sinclair, firmó el primer contrato minero, renegoció los contratos petroleros, expulsó a Odebrecht.

Entonces Glas tomó la palabra: “Este es uno de los días más memorables de mi vida. Que Dios les pague”. Se definió como salesiano, mariano, cristobalino y scout. Aclaró que jamás se ha considerado víctima, pero reconoce la existencia de personas que solo viven para hacer daño: “Me dan lástima las personas que viven para el odio”.

Con esa reflexión se despidió y la sala emitió su octavo aplauso. Glas se acercó a la mesa directiva para cantar el himno a Guayaquil. Terminó la música y Begué invitó a un coctel. En el frente ya estaba Glas tomado de la mano con su esposa, mientras saludaban a todo aquel que se acercaba para felicitarlo y darle un abrazo.

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