Grandes plumas: Leopoldo Benites Vinueza
Mito y realidad de Montalvo
El sol de Ambato –ha dicho
un español ilustre– es el sol
de Sevilla que se vino siguiendo los
pasos del conquistador.
Es un sol hortelano que ama
tenderse sobre la flor recién
abierta y madurar la miel dorada
de la fruta. Un sol que, como el
de la Sulamita, gusta mirar, hasta
hacerla morena, la piel frutal de
las mujeres, andaluzas también
por la gracia picante y la dulzura
entre sensual y casta que asoma a los
ojos oscuros. Sangre andaluza corría por las
venas de Montalvo.
“Lo que hay de sangre española
en mis venas me viene de Andalucía
y no de Galicia” -escribe
el Cosmopolita a don Julio Calcaño-
Andaluz, fue mi abuelo paterno
don José Montalvo y de Andalucía
pasó este nombre a Cuba donde
se formó la opulenta familia
que hoy lo lleva ennoblecido
yo no sé por sus altos fechos o por los
millones del viejo Conde de Montalvo,
que murió ahora algunos años en París.
--------------------------------------------
Algo más del personaje
Su vida
A los 17 años fue testigo presencial del hecho histórico que más avergonzó al país, el 15 de noviembre de 1922.
Fue ganador en 1923 de un concurso en el colegio Vicente Rocafuerte por relatos cortos. Se lo consideró como el precursor del Grupo de Guayaquil.
Para 1926 se graduó de Licenciado en Ciencias Sociales.
Unos meses después de la creación (1931) de la Revista “Semana Gráfica”, de diario EL TELÉGRAFO, empezó a colaborar con varios de sus poemas (1932).
La intensidad de sus vivencias y amor a su tierra, lo llevó a dictar conferencias en otros países, especialmente en Estados Unidos.
Su participación en la Revolución del 28 de mayo de 1944, lo llevó a contribuir con la creación de la Constitución de 1945.
Fue elegido Presidente de la Asamblea General de las Naciones Unidas en 1973