Grandes plumas: Francisco Huerta Rendón
Matapalo
Matapalo
Hembra, drama, pasión.
Instinto genésico hecho raíces.
Brazo asesino de la selva,
tu caricia es mortal y definitiva.
Eres tálamo y sepulcro,
beso y estrangulación.
Con la felina gracia de una mujer
y el ondular de una serpiente,
envuelves a tus víctimas en el abrazo múltiple de tus raíces
de sabias y lentas gradaciones.
Bebes la vida, dando la muerte,
pero, sepulcro animado
sabes enterrar a tus amantes
dentro de tu propio corazón.
Paradoja de la manigua,
guardas hasta la ceniza del recuerdo.
Y cuando el viento toca la guitarra de los bosques,
dejas que se queje dentro de ti mismo
la voz rumorosa del que asesinaste.
Por eso: la corteza rojiza de tu tronco,
sangre que no puede manar,
pone temblor de espanto hasta en los viejos de la selva. Porque tu abrazo es mortal y definitivo.
Porque eres hembra que mata, a fuerza de amar tanto. HUANCAVILCA (Francisco Huerta Rendón).
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Algo más del personaje
Profesor, arqueólogo y periodista
Esta fue la publicación educativa Ariel del libro de Historia del Ecuador.
En 1917 ingresó a la secundaria en el colegio Vicente Rocafuerte.
En 1925 hizo amistad con Carlos Zevallos Menéndez, reconocido historiador del medio intelectual.
En enero de 1931 comenzó a escribir para la revista “Barricada”, de ideología socialista.
En 1932 fue llamado por su amigo Adolfo H. Simmonds para que escriba Semana Gráfica en EL TELÉGRAFO.
El reconocido arqueólogo padre Porras Garcés reconoció los méritos de sus trabajos sobre Manabí.
Luego de la revolución del 28 de mayo de 1944 fue nombrado miembro del Núcleo del Guayas de la Casa de la Cultura y profesor de Historia del Arte.
Dirigió los Cuadernos de la CCE hasta 1968. Su reemplazo fue Jorge W. Villacrés Moscoso, intelectual de Guayaquil.