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Grandes Plumas: Colón A. Serrano Murillo
LA VIDA ES UNA ROSA
Diríase que es mi vida una rosa odorante,
pero cuyo perfume se escapa sin cesar;
al fin… en un crepúsculo de angustia rebosante,
no poseerá ninguna esencia que exhalar!
Entonces tendrá toda la nostalgia inquietante
de las sagradas ruinas de un solitario altar;
talvez así marchita, una mujer amante
la tomará temblando en la noche lunar.
Sufro males exóticos desde hace muchos años;
¡saudades exquisitas y sentires extraños
que conturban la mente con sus magias de hurí!
Y mi alma languidece, como rosa odorante
que perdiera el perfume … y yace agonizante
mientras el sol ahógase en mares de rubí!
Colón A. Serrano M.
Algo más del personaje
A los 19 años integró la Sociedad de Estudios Filosóficos, dirigida por José Vicente Trujillo. En ese mismo año colaboró con la revista del maestro Teodoro Alvarado Olea, llamada “Juventud estudiosa”. Su incursión en diario EL TELÉGRAFO fue inmediata.
Entre los años 1922 y 1925 fundó la revista “Germinal”, con José de la Cuadra. Fue profesor de Aritmética en el colegio donde se graduó. En 1925 empezó a escribir en el periódico “La Idea”, del gran maestro Antonio Parra Velasco. En ese año se afilió al Partido Socialista.
Para el año 1945, estuvo a cargo del subdecanato y decanato de la Facultad de Economía de la Universidad de Guayaquil. Por sus altos conocimientos profesionales, la compañía Tropical Fruit Co. lo contrató para que sea su representante legal.
Cinco años más tarde, en 1950, el entonces presidente Galo Plaza Lasso lo designó Ministro de Economía.
En 1979 integró la delegación a la Asamblea General de las Naciones Unidas con el doctor Leopoldo Benites Vinueza y Miguel Ángel Albornoz.
En sus últimos años, se le presentó una arterioesclerosis.