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La utilidad de puente no aleja dudas en El Limonal

Funcionarios de los municipios de Guayaquil y Samborondón recorrieron la obra el martes pasado.
Funcionarios de los municipios de Guayaquil y Samborondón recorrieron la obra el martes pasado.
Foto: William Orellana / El Telégrafo
03 de noviembre de 2017 - 00:00 - Redacción Ciudadanía

La forma de las dimensiones del nuevo puente Guayaquil - Samborondón están visibles. La parte elevada de la estructura aún no conecta con la autopista Narcisa de Jesús ni la avenida José María Egas pero los habitantes de la cooperativa El Limonal ya se dan una idea de cómo fluirá el tráfico.

El pasado martes ya hubo una pequeña muestra. El alcalde de Guayaquil, Jaime Nebot, cumpliendo un ofrecimiento efectuado hace semanas, cruzó el puente a bordo de un carro, acompañado de su similar samborondeño, José Yúnez.

El recorrido inició desde el lado de Samborondón y duró aproximadamente 45 minutos. Nebot hizo dos pausas: una para atender a la prensa y otra para observar, a pie, la parte que conecta con la av. José María Egas. Desde este último punto, saludó a las personas que llegaron hasta el sitio con banderas de la ciudad.

Abajo del burgomaestre, habían simpatizantes de otras zonas y habitantes de El Limonal. Mientras que un grupo estaba convencido de que la obra beneficiará a los dos cantones que la financian, quienes que tendrán que vivir al pie de la estructura tienen opiniones divididas.

Pedro Vera, quien reside en el sector desde hace cinco años, comenta que los trabajos se realizan incluso en la noche. “En lo personal, no me incomoda, pero a muchos sí por el ruido que ocasiona”.

Sobre los efectos de la estructura, aún tiene dudas. La mayor de sus interrogantes es si los pocos negocios que existen en la zona no serán afectados. Si bien el consorcio Enlace 780, responsable de la obra, ha trabajado con la comunidad para tareas complementarias como el rescate de áreas verdes, “no tenemos garantías sobre la cantidad de humo que se va a dar con la cantidad de carros que pasarán”.

Por su parte, Luis Quinto, considera que el muro que separará el puente de la calle también afectará el ingreso a sus negocios: un ciber y una despensa.

El ciudadano vive a pocos metros de una casa que fue expropiada para dar paso a un carril de ingreso a la vía elevada. “Ya de por sí el ruido de las máquinas estresa... ¿Qué será cuando aparezca el ruido de las bocinas de los automóviles?”.

 Según cifras de la Autoridad de Tránsito Municipal (ATM), por la autopista pasan 5.000 vehículos diariamente (1.500 en los carriles de servicio y 3.500 en los de velocidad). Mientras que Enlace 780 estima que por el puente pasarán 20.000 automotores.

Sin embargo, esto no quiere decir que la cifra de la actual circulación se cuadruplicará. “Hay que tener en cuenta que el tránsito será de ida y retorno, es decir, que algunos carros de Guayaquil también saldrán hacia Samborondón o se dirigirán a la av. José María Egas”, explicó Juan Ramírez, superintendente de la obra.

En cuanto a las inquietudes sobre las afectaciones ambientales y flujo vehicular, puntualizó que los beneficios del proyecto son mayores a los efectos negativos denunciados.

Expectativa en coop. Juan Pablo II por la legalización de terrenos

Mientras en la Cooperativa El Limonal están más preocupados por la contaminación, en la Cooperativa Juan Pablo II, también afectada por la obra del puente, piensan más en la oferta del  Municipio guayaquileño para legalizar sus terrenos.

En la zona, ya fueron destruidas 12 de las 15 casas que están directamente sobre el sitio por donde pasará el viaducto que conectará el puente con la autopista Narcisa de Jesús. Hasta donde corresponde el inmueble 12, el terreno está compactado y listo para iniciar trabajos.

Mientras que el que tiene el número 13, está derrumbado parcialmente. Humberto Quijos, quien vive a pocos metros, comentó que algunas de las familias se trasladaron hacia  otras manzanas de la cooperativa.

Para el ciudadano, puede representar una ventaja que haya más circulación, tanto de carros como de bicicletas. “Pavimentada la zona, hasta se puede animar para instalar restaurantes”.

No obstante considera que nada despegará si no se legalizan los terrenos de quienes tienen casi tres décadas en el lugar. Sobre este particular, el vocero del Municipio, Jorge Rodríguez, explicó que el proceso iniciará una vez que concluya la construcción de la planta de tratamiento de aguas residuales Los Merinos que reducirá la zona de impacto de las lagunas de oxidación de Interagua. (I)

Datos

En septiembre de 2015, los municipios de Guayaquil y Samborondón firmaron el contrato para la construcción del puente que unirá ambos cantones sobre el río Daule y sus obras complementarias.

La estructura,según el cronograma previsto, será entregada en el primer trimestre de 2018. La inversión  asciende a $ 71 millones, de los cuales el 70% es asumido por el Municipio de Samborondón y el restante 30% por el de Guayaquil.

En meses recientes, la Empresa Municipal de Agua Potable y Alcantarillado (Emapag) se encargó de gestionar acuerdos entre los habitantes de la coop. Juan Pablo II y el Cabildo para las expropiaciones. Según el código catastral 90-2800-00, los terrenos pertenecieron al Banco Ecuatoriano de la Vivienda (BEV) que, en la década del 90 los cedió en comodato a la Empresa Cantonal de Alcantarillado. (I)

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