Zúñiga combina la recolección con la peluquería
Lunes, 17:00, el sol se oculta y la tarde empieza a morir. En las calles 25 y Cuenca encontramos a Ángel Zúñiga. Tiene 20 años y es el único sustento de su hogar.
Su rostro, más que cansancio, denota tristeza. Recuerda que hace 2 semanas se derrumbó una pared de su casa como consecuencia de las lluvias. Pero lejos de amilanarse ha buscado cómo combinar 2 oficios muy diferentes que le permitan mantener a sus padres y a su hermano. En lo que queda de su casa montó una peluquería. Colocó una cómoda, una vitrina, máquinas de cortar cabello, gel, tijeras y talco.
Aprendió el oficio desde los 5 años, al observar cómo lo hacía uno de sus amigos. Adquirió la técnica, agilidad y creatividad para usar las tijeras. Decidió probar con sus amigos y experimentar diversos estilos, como formar el nombre del cliente o hacer figuras. “El barber shop es para hombres de verdad”, indica Ángel.
Sus clientes lo buscan porque transmite alegría en cada corte de cabello, el precio por corte fluctúa entre 3 a 5 dólares, dependiendo el estilo.
En la semana trabaja martes, miércoles y viernes, de 14:00 a 17: 30. Gana 20 dólares en 5 días. Pero los fines de semana obtiene un ingreso de 25 a 40 dólares. Tiene clientes fijos, compañeros e incluso su jefe. Algunas veces le fían su trabajo y le pagan en las quincenas y fin de mes.
Desde las 17:00 se alista para ir a su segundo trabajo en Puerto Limpio, a donde ingresa a las 19:00.
Ángel combina el corte de cabello con la recolección de basura. A esta actividad se dedica desde hace 2 años. Cuenta que tuvo deseos de desertar, pero se acopló. “Hay que tener agilidad, correr, subirse y bajarse del carro rápido mientras está en movimiento. “Yo aprendí los malabares del oficio. Todo con el objetivo de sustentar su hogar”. (I)
Una actividad que desempeña con alegría
‘Pescado’, como lo conocen sus compañeros de trabajo, dice que se le hizo difícil acoplarse. Al principio no le gustaba el oficio, pero la ayuda de sus compañeros y la necesidad de llevar dinero a su casa lo hizo desistir de la idea de retirarse.
“En el trabajo nos protegemos con varios implementos, como: mascarillas, gorros, botas, uniforme adecuado. Ahora estoy cómodo, muchas personas me regalan cosas en buen estado que no utilizan y eso me sirve mucho”. (I)
