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HAy menos de un minuto para ingresar a los vehículos de transporte público

Los portazos se han vuelto cotidianos en la Metrovía

Los usuarios del paradero de la Biblioteca Municipal en ocasiones se quedan afuera de la Metrovía porque cierran rápido las puertas. Foto: William Orellana | El Telégrafo
Los usuarios del paradero de la Biblioteca Municipal en ocasiones se quedan afuera de la Metrovía porque cierran rápido las puertas. Foto: William Orellana | El Telégrafo
04 de junio de 2014 - 00:00 - Redacción Guayaquil

El cierre abrupto de las puertas de los articulados de la Metrovía es una situación repetitiva con la que conviven a diario los usuarios del  sistema municipal de transporte de las tres troncales (Metroquil, Metroexpress y Metrobastión).

La situación es frecuente en las ‘horas pico’ (07:00 y 18:00), porque los conductores de los articulados no advierten a los pasajeros que se cerrarán las puertas de ingreso. Además, coincide con la salida masiva de las personas que se bajan de las unidades.  

En los paraderos de Mall del Sur, colegio Aguirre Abad, Bellavista, Universidad de Guayaquil, Plaza Victoria, Caraguay y Banco Central, donde existe afluencia de pasajeros,  los ‘portazos’ son más frecuentes.

Para Daniel Cárdenas, de Bellavista, debería haber un mecanismo que prevenga a los choferes que todos los usuarios estén totalmente adentro de los automotores, para que el cierre de puertas no sea brusco.

Este diario observó, además, que los conductores no dan el tiempo suficiente a los usuarios para abordar los vehículos. En ocasiones, es menos de un minuto.

La usuaria Mabel Samaniego opina que la responsabilidad en el momento de los ‘portazos’ es compartida entre los conductores y los usuarios.

También, se constató que los choferes pitan apresuradamente a sus compañeros en los paraderos  para que  entren rápido. Esta práctica se presenta en calles estrechas como Sucre y 1 de Mayo, donde los articulados, al detener su marcha, generan congestionamientos al quedar atrapados en las intersecciones.

Según Aurelio Laje, de Bastión Popular, quienes manejan la Metrovía tampoco tienen consideraciones con las personas con discapacidad cuando cierran las puertas. Precisamente, este ciudadano sufre a diario este problema, ya que padece de malformación en sus piernas, lo cual lo obliga a caminar lento. Por ello, le resulta complejo subir y bajar rápido.

También, por la celeridad con la  que se cierran las puertas hay pasajeros que se quedan con un pie o una pertenencia (mochila, bolso, etc) afuera del vehículo.

Otra situación sugerida por la ciudadanía es dar un mejor mantenimiento a los vehículos, precisamente, en los puntos de ingreso.

En unos casos, las puertas no cuentan con un caucho que evita la fricción entre los marcos metálicos de los objetos. Esto provoca que quede un espacio suficiente, de al menos 5 centímetros, para que una mano quede expuesta.

Víctor Jaramillo, de La Pradera, reclama indignado que en una ocasión un chofer le dijo que “se hace lo que bien se puede, pero hay ciudadanos que dañan los vehículos”.

La Fundación Metrovía recepta las denuncias de las inconformidades de los usuarios a través de la cuenta de Twitter @metroviagye o en los teléfonos 2130402 y 2130403, Ext. 111.

Según cifras de la entidad, en 2013 se atendió, en promedio, solo el 85% de las denuncias presentadas por los pasajeros.

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