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Las batallas se libraron tanto en el Litoral como en el callejón interandino

Las rutas de la independencia

Las rutas de la independencia
31 de agosto de 2014 - 00:00 - Ángel Emilio Hidalgo, Historiador

¿Existió una ‘ruta de la independencia’ por donde transitó el ejército patriota, como se piensa en tiempos de celebraciones bicentenarias? Para responder a la pregunta hay que partir de un hecho ineludible: la existencia de escasas y mal mantenidas vías que, a inicios del siglo XIX, imposibilitaron que un ‘ejército’ o grupo de milicianos pudiera seguir una ruta establecida. El Cápac Ñan o ‘Camino del Inca’ estaba deteriorado y no había una red de caminos, similar a los que en la antigua Roma confluían en la ‘vía Apia’, sino un puñado de trochas y senderos de herradura que se inundaban en la estación invernal, imposibilitando la comunicación permanente entre Costa y Sierra.

Por esta razón no existió propiamente una ‘ruta’ escogida por las tropas de ambos bandos (patriota y realista), pues las batallas y enfrentamientos armados se resolvieron según lo imponían las circunstancias. En muchos casos, se debió pelear a campo abierto, en llanura o en sabana; en otros, se aprovechó el desnivel de riscos o despeñaderos para preparar emboscadas o ganar posiciones frente al enemigo.

Las batallas donde se resolvió la independencia del actual Ecuador se libraron tanto en el litoral como en el callejón interandino, según los avances y retrocesos de las fuerzas en conflicto. Tres años duró la guerra, entre 1820 y 1823, pues luego del triunfo de Pichincha los realistas se reorganizaron en el norte y fueron definitivamente vencidos en la batalla de Ibarra de 1823. Solo ahí los pueblos que conformaron la Audiencia de Quito vieron sellada su independencia.

El punto de partida de las guerras del ‘segundo y definitivo’ proceso independentista fue en 1820, cuando Guayaquil declaró su independencia del dominio español (9 de octubre) y se organizó la División Protectora de Quito. Este ejército se formó con militares jóvenes y voluntarios que se enrolaron al mando del coronel venezolano Luis Urdaneta, para la campaña que debía emancipar a la serranía.

En noviembre de 1820, para ganar tiempo ante la proximidad del invierno, las tropas guayaquileñas avanzaron por la vía Babahoyo-Sabaneta-Balsapamba-Bilován-San José de Chimbo-Guaranda y llegaron al punto de Camino Real, a dos kilómetros de Bilován, donde chocaron con las fuerzas realistas, más experimentadas y acostumbradas a pelear en la montaña. Pero el ánimo por vencer pudo más y los patriotas se alzaron con el primer triunfo en armas, ocupando Guaranda, que se declaró independiente el 10 de noviembre de 1820. Cuando esto ocurre, los patriotas rebautizan al ‘Camino Real’ con el nombre de ‘Camino Libre’, presintiendo el rumbo que tomarían los acontecimientos.

En esos instantes, la decisión de subir a la Sierra sin mayores refuerzos fue arriesgada, pues los realistas se reagruparon en Latacunga y empujaron al ejército guayaquileño hasta Ambato. No entraron en la ciudad, sino que a campo traviesa, por el sector de La Merced, llegaron a la llanura de Huachi, el 22 de noviembre de 1820. Los patriotas, en cambio, tomaron la ruta de Izamba (hacia el oriente) y franquearon la hacienda Illina.1 Cuando estuvieron frente a frente, la caballería realista aplicó una táctica envolvente que ocasionó 500 bajas patriotas de un total de 1.800 hombres.

La derrota del ‘primer Huachi’ obligó a que los patriotas retrocedieran por las ciudades andinas. Se establecieron en las cercanías de Biblián, en la playa de Nazón, donde confluyen los ríos Tambo y Gualay, con refuerzos que llegaron de Cuenca. Los realistas, por su parte, se habían desviado del Cápac Ñan atravesando quebradas, antes de llegar al nacimiento del río Tambo. Una vez avistadas las tropas enemigas, el coronel español Francisco González decidió atacar frontalmente a la escuadra patriota. La disposición estratégica y veteranía de los ‘godos’ fue superior a la improvisación de los patriotas, quienes finalmente se dispersaron y huyeron a la Costa.

Esta sucesión de derrotas mellaba el ánimo de los independentistas, pero no lo suficiente como para detener la campaña. Así, la División Protectora de Quito vuelve a reunirse en Babahoyo, al mando del coronel Toribio de Luzuriaga, quien despacha a la caballería con la misión de asegurar los caminos de Caracol y Sabaneta que conectaban con la Sierra. José García, liderando la vanguardia del ejército patriota, decide avanzar por el ‘Camino Libre’ hasta Guaranda, con la intención de dominar el flanco occidental de la cordillera. Mensajes poco claros que recibe García, al parecer, le ofuscan y apresuradamente ordena atacar a los realistas, creyendo que son numéricamente inferiores. El 3 de enero de 1821, las dos fuerzas se encuentran en la quebrada de Tanizahua y gracias a un astuto movimiento del jefe realista, que finge la retirada, los patriotas se ven sorprendidos por la espalda y huyen derrotados.

De este modo, con un saldo ciertamente desfavorable para los independentistas, había culminado la primera etapa de la campaña, con un ejército guayaquileño poco preparado y desconocedor de la geografía cordillerana. Luego del invierno de 1821 que imposibilitó cualquier movimiento de tropas, el gobierno independiente de Guayaquil pidió auxilio a los generales Simón Bolívar y José de San Martín, para proseguir con éxito su cometido de liberar la Sierra.

El ‘Protector del Perú’ no entregó los contingentes requeridos y fue Bolívar quien, muy astutamente, despachó armas y envió a sus delegados para ganarse la confianza de los porteños. En abril de 1821, la Junta de Gobierno de Guayaquil pidió la protección militar de Colombia, ante lo cual, el Libertador respondió enviando a su principal lugarteniente, el general Antonio José de Sucre. Esta vez, la estrategia militar sería distinta: en vez de subir por los caminos conocidos, Sucre pretendía hacer ‘guerra de guerrillas’ para erosionar la resistencia de las tropas enemigas.

En agosto de 1821, los patriotas se concentran cerca de Yaguachi (Cone), esperando a los realistas que se han dividido en dos frentes: el uno llega desde Babahoyo y el otro, desde Cañar, por el antiguo camino que conducía a Yaguachi. Entonces, Sucre se sitúa en la pampa de Ñauza, más cerca de Babahoyo que de Yaguachi, “a fin de poder atender a ambas fuerzas invasoras. Su posición era peligrosa, estaba evidentemente expuesto a un combate doble; pero su objeto era impedir que las fuerzas reales se reunieran”.2 Al comprobar que el general rival, Francisco González, había bajado a la llanura sin caballería, Sucre le propuso combate y le atacó por todos los flancos, propiciando un sonoro triunfo para los patriotas, lo que asustó a Melchor de Aymerich, quien, al enterarse de la noticia, emprendió el camino de regreso.

Luego del triunfo de Cone, las acciones se inclinaron a favor de los independentistas, pues se acrecentó la moral de las tropas, aprovechando la participación de las fuerzas colombianas, a pesar del revés que sufrieron en el ‘segundo Huachi’. En abril de 1822, con los refuerzos de caballería que envió San Martín desde el sur, Sucre planeó la estrategia militar, avanzando, pueblo tras pueblo, hasta llegar a Riobamba, el 21 de abril de 1822. Los espías de Sucre le informaron que el Paso de Pantus -uno de los accesos a la ciudad- estaba desprotegido. Ante ello, el ejército patriota ocupó la ‘Loma de Quito’, destacándose la acción del escuadrón Ganaderos a Caballo de los Andes, al mando del comandante argentino Juan Lavalle, quien rompió la línea de la caballería realista y sorprendió a la infantería en retirada.

Los patriotas siguieron hacia el norte, ocupando las poblaciones de los Andes hasta llegar a Latacunga, donde planearon el avance, pues los enemigos se habían atrincherado en Machachi, preparando el terreno para la confrontación. Hábilmente, Sucre evade el encuentro y ordena que las huestes patriotas atraviesen los páramos por el lado oriental del Cotopaxi y el Sincholagua, hasta descender al valle de Chillo.3 El 23 de mayo, Sucre ya estaba en el ejido norte y recorría la ruta Chillogallo-Pucará-Guairapungo-Unguí-Chilibulo-La Chilena-San Juan, hasta alcanzar la cumbre del Pichincha, en la mañana del 24 de mayo de 1822. Sorprendidos los realistas, en nervioso gesto, ascienden las faldas del volcán. En ese lugar chocan los ejércitos y, por las osadas maniobras de Sucre y Lavalle, conquistan la victoria. Al día siguiente, los españoles firman la capitulación y Quito es, al fin, independiente.

Pero la amenaza realista quedó despejada cuando el 17 de julio de 1823, el Libertador Simón Bolívar avanzó hasta Ibarra, que había sido temporalmente ocupada por el coronel Agustín Agualongo, y lo derrotó a la entrada de la ciudad. Así se hilvanó la independencia política de los pueblos americanos: a través de ríos, valles, peñascos y páramos, avanzando, en gran medida, a contracorriente. No hubo una sola ruta hacia la libertad, sino muchas, como múltiple fue el rostro de sus anónimos libertadores.

(Ángel Emilio Hidalgo, ‘Las rutas de la independencia’, del libro Los caminos en el Ecuador. Historia y desarrollo de la vialidad, Quito, HeH Constructores/Macshori Ruales Editora, 2009).

1. Camilo Destruge, Historia de la Revolución de Octubre y campaña libertadora de 1820-1822, Barcelona, Imprenta Elzeviriana de Borrás, Mestres y Ca., 1920, p. 224.

2. José de Villamil, Reseña de los acontecimientos políticos y militares de la provincia de Guayaquil, desde 1813 hasta 1824 inclusive, en Abel Romeo Castillo (comp.), La Independencia de Guayaquil. 9 de Octubre de 1820, Guayaquil, Banco Central del Ecuador, 1983, pp. 31-32.

3. Camilo Destruge, op. cit., p. 323.

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