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Los especialistas recomiendan conversar primero con los padres

La orientación sexual tiene mayor aceptación

Antes de declarar su condición LGBTI, un individuo debe preguntarse a qué necesidad está respondiendo.
Antes de declarar su condición LGBTI, un individuo debe preguntarse a qué necesidad está respondiendo.
Infografía/El Telégrafo
23 de abril de 2016 - 00:00 - Tania Gomezcoello. Estudiante de la UCSG

La lucha ahora no es invisible. Desde campañas hasta la presencia en el cine, la diversidad sexual, busca ser conocida y reconocida por la sociedad. En diversas partes del planeta se han multiplicado los avances en materia de derecho hacia la diversidad sexual. En Ecuador, los activistas LGBTI buscan tener el mismo acceso a los derechos, que las personas heterosexuales. Más allá de estar amparados por un marco legal, ¿qué sucede cuando la discriminación nace en el entorno familiar y social de una persona LGBTI?

“Todas las personas son iguales (…). Nadie podrá ser discriminado por razones de etnia, lugar de nacimiento, edad, sexo, identidad de género, identidad cultural…”, estas son algunas de las líneas del artículo 11 de la Constitución de Ecuador (vigente desde 2008), a pesar de ello, dar el paso hacia ser abiertamente LGBTI puede llegar a tocar un terreno distante a este. “Uno de los primeros tropiezos a encontrar en este camino suele ser el rechazo del entorno inmediato (familia, amigos). Un rechazo que puede afectar drásticamente la realidad emocional del individuo LGBTI, pues todo ser humano busca en el fondo ser querido y aceptado”, señaló el psicólogo Leonardo Cerezo.

¿En qué me equivoqué? Suele ser la pregunta que muchos padres se hacen cuando su hija(o) le revela que es LGBTI. Alexandra de los Santos, madre de Dayana Quimí (transfemenina), confiesa que también se lo cuestionó, pero después de unos meses comprendió que su hijo (en ese momento Guillermo) tenía definida su orientación sexual. “Al principio, como toda madre, no lo aceptaba. Me negaba a ver la realidad (…), pero a mí no me importa el qué dirán, me importan mis hijos”. Dayana tenía 19 años cuando personas de su entorno llegaron con rumores donde su madre.

“Que yo me maquillaba, que salía vestida de mujer, cuando yo aún no me travestía”, mencionó Dayana, refiriéndose a los comentarios que circularon, por los que su madre descubrió que la orientación sexual de su hijo era diferente a la que ella creía.  “Yo hubiese preferido mil veces que él me lo dijera a mí primero, enterarme por terceras personas sí me dolió mucho”.

Respeto al género

Antes de optar por declarar abiertamente su condición LGBTI, es importante que el individuo se pregunte a qué necesidad está respondiendo. ¿Una necesidad social y de reconocimiento? ¿Una necesidad intrínseca? ¿Desea ser visibilizado como alguien diferente?, argumentó Cerezo.

“Pueden ser múltiples los motivos que conducen a un individuo LGBTI a expresar abiertamente su condición. Es importante que hacerlo sea una decisión meditada, que responda a una necesidad real y no a una presión social. Sostengo esto pues la sexualidad es parte de la intimidad de cada ser humano y nadie está obligado a decir ni expresar lo que hace u ocurre con su sexualidad. Pensemos por un momento en la realidad heterosexual. Un individuo bajo esta orientación no va por la vida ‘confesando’ su realidad sexual, pues no necesita hacerlo. La pregunta que queda en cada quien es: ¿necesita hacerlo una persona LGBTI? Y si eso es así, el cuestionamiento social inmediato es ¿por qué?”.

Aceptar ser abiertamente LGBTI es un acto que permite expresarse con libertad. Cuando la persona se ha convencido de su orientación sexual, debe conocer su entorno para poder dar el siguiente paso.

Dayana Quimí sugiere dialogar con alguien de confianza, no necesariamente con alguien que esté dentro del círculo social; y acudir a un psicólogo.

Alexandra de los Santos opina que lo adecuado es confiar en los padres: “Si uno, como padre lo rechaza, ¿qué pueden esperar del resto del mundo?”.

Diana Maldonado, activista LGBTI, asegura que cada situación es diferente, la forma en la que reaccionen los padres puede variar; ella recomienda que, si una persona es aún dependiente de sus padres, es mejor esperar a ser independiente para dar este paso.

Luego de enfrentar a la familia, está la sociedad. Comentarios incómodos o dedos que señalan pueden ser una de las maneras en que la sociedad responde a la diversidad sexual de alguien.

“A pesar de las críticas, nunca me arrepentí de demostrar quién era”, manifestó Dayana Quimí acerca de la reacción que recibió de su entorno. “Cada quien es libre, solo Dios nos puede juzgar”.

En la actualidad, la publicidad alusiva a la inclusión ha ganado terreno en los medios; asimismo, el marco legal permite la libre expresión; ambos intentan promover una sociedad sin discriminación. “Por el marco legal, las personas saben que existe una ley, tal vez por ello no agreden. No te pateo, pero me imagino patearte”, expresó Diana Maldonado. (I)

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