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El Telégrafo
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Obreros derriban el antiguo edificio del magap con 2 días de antelación

Los hombres que derribaron la ‘Licuadora’ (AUDIOS Y GALERÍA)

El desmontaje de la ‘licuadora’ fue desarrollado por 40 trabajadores, quienes usaron, por primera vez, la técnica de demolición mecánica. FOTO: CARINA ACOSTA.
El desmontaje de la ‘licuadora’ fue desarrollado por 40 trabajadores, quienes usaron, por primera vez, la técnica de demolición mecánica. FOTO: CARINA ACOSTA.
29 de mayo de 2014 - 00:00 - Redacción Guayaquil

Un cerro de tierra y otro de hierro es lo que queda del edificio, de 93 metros de altura, conocido como la ‘licuadora’, rodeado por las calles Machala, Padre Solano, Quito y Alejo Lascano (en el centro). En la tarde del miércoles, ya no se escuchaban los ruidos causados, desde octubre de 2013, por los motores de las máquinas pesadas y por los martilleos de los jornaleros.

En el interior de la cerca, levantada para evitar la contaminación ambiental, se escuchó el silbido del viento, que arrojaba las partículas de tierra hacia varios de los 40 trabajadores que, de forma manual, desmontaron los 25 pisos del antiguo edificio del Magap.

Silenciosamente, en una esquina del cerco, menos de una decena de los ‘héroes de la licuadora’ observaron la llegada del gobernador Rolando Panchana y al titular de la Secretaría de Gestión Inmobiliaria del Sector Público (Inmobiliar), Arturo Mejía, quienes, acompañados de cámaras de televisión y periodistas, subieron al cerro de los escombros para certificar que los trabajos de demolición culminaron con 2 días de anticipación al cronograma. “Aquí se hará un parque abierto y no cerrado como los del Municipio”, adelantó Panchana.

Esa algarabía del gobernador contrastó con lo que sintió el operador de máquina Patricio Muñoz. A la mente del hombre, de 36 años, llegó el recuerdo de su padre, quien le contó en la infancia que a ese edificio se lo llamaba la ‘cafetera’: “Le decía así por la gigante taza de café que estaba arriba”. Él, un admirador de la arquitectura, expresó que sentía melancolía por eliminar una construcción que data de 1974. “Pienso que la belleza de una ciudad tiene relación con sus edificios”. También expresó orgullo por su obra, ya que “nadie se puede dar el lujo de trabajar con maquinaria en el piso 24 de la ‘licuadora’”.

AUDIO PATRICIO MUÑOZ

Más indiferente a la experiencia es Carlos Miguel Santos. Él es un portugués que, por sus 10 años de experiencia, fue contratado por el Consorcio Tecnovía-Padko para operar diversos tipos de maquinarias. “Era el que estaba allá arriba, pero ya estoy acostumbrado a derribar edificios. Todo estuvo normal”, explicó en ‘portuñol’, oriundo de Lisboa, quien confesó que ha conocido Guayaquil y Ecuador desmontando la ‘licuadora’. Él, un exmotorista profesional de los bomberos, contó que su trabajo solo genera un poquito más de preocupación a la familia.

De su lado, Eddy Freire, ayudante de máquina, se encargó de mantener en buen estado los vehículos que usaban sus compañeros para demoler el inmueble. Por ello, durante los 8 meses, no se registraron accidentes. Según el joven oriundo de la provincia de Los Ríos, la concentración durante los trabajos ayudó a que todos salieran ilesos. “En ocasiones me tocó subir a la parte alta de la construcción para arreglar las maquinarias, pero me encomendé a Dios. Cuando salía de casa siempre pensaba que sería un día diferente”, expresó.

AUDIO EDDY FREIRE

En un momento de descanso, los pocos jornaleros se animaron a contar anécdotas. Ricardo Mina, esmeraldeño radicado en la ciudad puerto, aprovechó para contar que en el inmueble desocupado ‘penaban’. “Una madrugada al guardia se le activó el ascensor solo, cuando no había nadie. En la mañana siguiente lo encontramos llorando”, recordó. Sin embargo, pese a ese momento de alegría, sus ojos se enrojecieron cuando se le preguntó qué sintió tras derribar con maquinaria el inmueble declarado en emergencia, en 2010, por su estado de deterioro. “Pena”, dijo. La próxima semana, iniciará el relleno de la parte subterránea. El plazo es de 45 días. Luego se hará el parque.

AUDIO RICARDO MINA

Datos

El costo del contrato de demolición es de $ 3’920.000 (incluye eliminación de la torre y los 3 pisos del auditorio).

El inmueble fue declarado en estado de emergencia en agosto de 2010 basado en el estudio técnico elaborado por Jupesa.

Como parte complementaria del proyecto se retiran las bombas de la gasolinera de Petrocomercial, que también integrará el parque público.

AUDIO EDUARDO PRECIADO

 AUDIO FERNANDO VERA

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