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Ciegos y faenadores ya no soportan política municipal

Ciegos y faenadores ya no soportan política municipal
08 de agosto de 2012 - 00:00

Son casi las 08:30 en el sector de Socio Vivienda 1, en las casas aledañas al colegio réplica Vicente Rocafuerte. Luis Quishpe, de 49 años, aguarda pacientemente cerca de su vivienda, bastón en mano, para abordar un bus de la línea 21 que lo lleve a su lugar de trabajo en el centro de la urbe.  

Quishpe perdió la vista hace casi seis años debido a un accidente que le quemó los globos oculares y una parte del rostro. Hace casi un año fue ayudado por el Ministerio de Vivienda y la Misión Manuela Espejo, quienes lo trasladaron a las orillas del Salado al lugar donde reside actualmente.

El ciudadano guayaquileño es uno de los invidentes que tratan de ganarse la vida vendiendo  artículos en la intersección de las calles  9 de Octubre y García Avilés, y que fueron objeto de desalojo por parte de la Policía Metropolitana, el pasado 19 de julio. “No es la primera vez que nos hostigan, ya es costumbre de ellos (Municipio) hacerlo durante y después de las fiestas julianas... pero esta vez han abusado”.

Llegó a ese lugar céntrico como comerciante autónomo, apoyado por su esposa, Jenny Mayorga, por recomendación de un compañero que conoció en la escuela municipal para ciegos “4 de Enero”.

De aquel plantel tiene  tantos buenos recuerdos como malos. “Me sentí discriminado por mi edad porque en ocasiones daban prioridad a los ciegos más jóvenes... aunque me acuerdo de que una de las maestras ponía el ejemplo al tratar a todos por igual”. El ánimo por educarse en ese sitio le duró cuatro meses, en 2006, debido a que tenía que empezar a pagar el expreso que lo trasladaba.

La discapacidad visual limitó las opciones de Quishpe para llevar el sustento a su hogar porque era rechazado en las entrevistas de trabajo... Fue ahí cuando optó por el comercio informal. La mercadería que Quishpe ofrece actualmente en la 9 de Octubre consiste en frituras de papa y camote, elaboradas por una mujer en Durán, y dulces de ajonjolí, manjar y cocada, manufacturados en Portoviejo.

Los pedidos se hacen en forma diaria en un monto aproximado de $18, obteniendo entre $7 y $32 de ganancia. Para llegar a su sitio de trabajo, hace un recorrido de una hora en bus y se queda en Vélez y Rumichaca, donde se ubica uno de los quioscos ofrecidos por el Cabildo.

8-8-12-gquil-no-videnteEl sitio solo le sirve al invidente como lugar de almacenaje de las frituras... en un día cualquiera, Jenny, la esposa de Quishpe, señala que alguien defecó en las puertas del quiosco. “El alcalde  nos ofreció que habría ciertas mejoras en los puestos, acorde con nuestra discapacidad, pero nunca se hizo”.

Jenny lleva la bolsa de frituras mientras ayuda a su cónyuge a sortear las imperfecciones de las veredas ocasionadas por las obras que se realizan a lo largo de Rumichaca.

En un edificio cercano, la pareja recoge el resto de la mercadería, un par de bancas de plástico y la charola de madera donde colocan los productos que venden.

Llegan a 9 de Octubre y García Avilés  aquellos que lo cercaron para evitar que vendiera hace casi tres semanas. “Recuerdo que el abogado (Hernán) Ulloa enfrentó a los metropolitanos y entonces fue cuando decidió representarnos”.

La gestión de Ulloa permitió ganar una acción de protección en favor de los ciegos para que puedan trabajar en la 9 de Octubre hasta que el Cabildo otorgue las actas de entrega de los quioscos. “Tuvimos una reunión con el alcalde en la que le solicitamos esos documentos, pero nos dijo que su palabra valía más que un papel”, comenta Quishpe.

El día de ayer circuló en las redes sociales un comunicado municipal en el que se asegura que la resolución del Juzgado 5º de la Niñez y Adolescencia viola el Código Orgánico de Ordenamiento Territorial Autonomía y Descentralización (Cootad).

El documento advierte una resistencia a dicha sentencia. “La ocupación arbitraria de soportales en desorden y con uso de elementos rudimentarios que desdicen el concepto de regeneración urbana, no la vamos a aceptar ni hoy ni nunca”, sentencia el comunicado. Hasta el mediodía de ayer, Quishpe siguió trabajando con tranquilidad...

Huelga de carniceros

Ayer, las actividades en el Camal Municipal, ubicado en el sur, fueron paralizadas. Los carniceros mayoristas del lugar realizaron una huelga porque, aseguran, a pesar de pagar una tasa de faenamiento de $ 14,75 por cada animal, esos cobros no se reflejan en las mejoras de los servicios que reciben.

“Antes solo nos cobraban $ 4,50”, se queja uno de los mayoristas quien junto a sus compañeros ayer paralizaron las actividades y se dedicaron a jugar índor fútbol en las instalaciones municipales.

Otro mayoristas, quien al igual que el anterior no dio su nombre por temor a que el Cabildo lo sacara del lugar, denunció que la protesta, que empezó este lunes, se dio porque una máquina de limpiar mondongo y otra peladora de carne dañan y contaminan la mercancía.

Asimismo, se quejaron del mal estado de los baños del lugar. Por ello pidieron la salida de Raimundo Chedraui, jefe administrativo del Camal Municipal.   

No obstante, Xavier Narváez, director de Justicia y Vigilancia del Cabildo, a través de las redes sociales desmintió las versiones de los mayoristas, y señaló que tomará acciones penales contra los autores materiales e intelectuales del hecho, pues dijo que tomarse las instalaciones municipales constituye un delito.

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