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El Telégrafo
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Una transición que causó efectos en ellas

Maquillarse adecuadamente es una de las virtudes de las chicas trans, aunque en realidad ellas quieren tener cuerpo de mujer, por ello han recurrido a las hormonas y hasta piensan someterse a operaciones. Foto: Daniel Huertas.
Maquillarse adecuadamente es una de las virtudes de las chicas trans, aunque en realidad ellas quieren tener cuerpo de mujer, por ello han recurrido a las hormonas y hasta piensan someterse a operaciones. Foto: Daniel Huertas.
13 de abril de 2014 - 00:00 - Daniel Huertas, estudiante de la Universidad Casa Grande

Ella planea su primera operación. Quiere ponerse ‘chichis’ en los próximos meses. Su cuerpo sigue siendo del mismo sexo (hombre) con el que nació, pero su género es femenino. Como Ginger muchas otras chicas trans afirman que se sentirían más cómodas mostrándose como mujeres ante la sociedad. Son sus labores, actitudes y aspectos femeninos, más o menos definidos en cada caso en particular, lo que las mimetiza o resalta entre la multitud.

Para recibirme, Ginger Paris, como prefiere que la llamen, se acercó caminando como si estuviera sobre una pasarela. Una punta dorada en sus zapatos de tacones de aguja resplandecía al igual que sus collares y las luces incorporadas en los espejos alrededor de su cuarto. Lejos de ser una habitación común, el ambiente se parecía a un camerino. Al son de una melodía electrónica, esta rubia trans se encontraba preparándose para salir a celebrar su portada en la revista de un diario guayaquileño.

Sobre un sofá y junto a su kit de maquillajes estaba el físico de esta revista publicada el jueves 13 de marzo. Ginger considera este hecho como “un sueño hecho realidad”. La fotografía en la carátula mostraba su rostro mitad hombre mitad mujer. Ella misma dirigió el concepto de producción artística que fue inspirado en una muestra del fotógrafo neoyorquino Leland Bobbé. En la web, su portada se convirtió en la más vista de la semana con 35.000 visitas.

La parte de su cara que apareció como mujer, se encontraba maquillada a la perfección. Explica que así permanece todos los días su rostro completo, pues desde los 14 años se empezó a maquillar. “Yo iba al colegio aún como niño, pero lucía mi maquillaje. Estaba en clases, me agachaba disimuladamente y me colocaba el polvo compacto, me levantaba con la piel mate perfecta”, comenta con gestos delicados mientras ríe.

Apenas se graduó en el Liceo Aeronáutico, ganó el concurso Reina de Guayaquil Trans en 2006.

 

Durante esta etapa colegial tuvo muchas peleas con su mamá ya que siempre se sintió femenina. Fue a los 15 años cuando su familia preparó una ‘intervención de hombría’, en la que contrataron un militar. Ginger, quien no reveló el nombre que le pusieron al nacer, cuenta que el militar le dijo a su familia ‘que era gay’, lo que provocó que todos lloraran.

Esta imposición que experimentó Ginger, es una realidad que otras chicas trans también han tenido que vivir. Así lo demuestra la primera investigación sobre condiciones de vida, inclusión social y derechos humanos de personas LGBTI (lesbianas, gays, bisexuales, trans e intersexo) efectuada por el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INEC) hasta enero de 2013. En el sondeo se descubrió que del total de personas entrevistadas (2.805), incluidas 800 ‘transfemeninas’, el 71,4% experimentó algún tipo de imposición en su entorno familiar.

Sin importar los problemas dentro de casa, esta trans guayaquileña realizaba shows de drag queen (artista que exagera los rasgos femeninos) en la extinta discoteca Vulcano. Allí superó las dificultades con la obtención del vestuario y los bailarines, y ganó un concurso drag que disparó a los 17 años de edad.

En este tiempo, recuerda los comentarios desalentadores que recibía del grupo que la rodeaba: “Me decían que no sabía maquillarme, que tenía mal aspecto, que era fea”. Pero de a poco se dio a conocer en los medios por sus técnicas de maquillaje y la asesoría de imagen que aprendió empíricamente de la vida en los espectáculos.
Gracias a esto comenzó a trabajar durante 2 años junto a la artista ‘Vivi’ Parra, quien la llevó con la cantautora ecuatoriana Nikki Mackliff, en donde se involucró con la producción.

El éxito profesional llegaba a raudales, pero Ginger sabía que algo faltaba. Su cuerpo no era totalmente el de una mujer. Tiene facciones delicadas y al preguntarle revela que anteriormente se inyectó hormonas, pero fue solo un mes bajo vigilancia médica. Ella explica que paró, pues tuvo problemas con su hígado, que no soportó las dosis que se suministró.

A sus 27 años, Ginger es una artista del maquillaje reconocida entre los famosos ecuatorianos. Instruye a 300 mujeres que asisten a los cursos cosméticos que realiza hace un año en su departamento, ubicado en el centro de Guayaquil. Los medios impresos donde labora (revista Mariela y Expresiones) y los diseñadores nacionales con los que colabora, la mantienen popular.

Administrando fuera y dentro de los escenarios, al igual que Ginger Paris, Nebraska Ruilova es una ‘transfemenina’ que aún no se ha realizado ninguna operación. Ambas nacieron con una biología de hombre y construyeron su género femenino mediante el comportamiento, habla y estética de las mujeres.

Con el cabello recogido en un moño elaborado y luciendo un vestido de estampados holgado y moderno, Nebraska se encontraba sentada en el mostrador donde hace 6 años trabaja como administradora y asesora de Kryolan Ecuador, empresa alemana que provee productos cosméticos para cine, teatro y televisión.

Nebraska tiene una figura femenina y reseña que su ‘look’ ‘estilizado y glamoroso’ se debe a los trucos que utiliza en la vestimenta y el tiempo que le toma realizar su maquillaje. Todo esto lo ha aprendido mientras realiza shows de transformismo en varias discotecas alternativas de Guayaquil. Ella se encarga de escoger, editar y producir sus propios shows. Divide su tiempo entre el trabajo como administradora en la empresa y en sus producciones, y su faceta de tía de un pequeño de 5 años.

Esta administradora recuerda que a los 18 años apenas se graduó del Liceo Aeronáutico FAE, ganó el concurso Reina de Guayaquil Trans 2006. “Se me abrieron muchas puertas y llegué con mi show fijo a Vulcano, en ese tiempo, la mejor discoteca que había en Guayaquil”, expresa emocionada.

Mientras sucedía todo esto, ella asistía -como chico- durante el día a la Escuela Superior Politécnica del Litoral (Espol), donde estudió hasta tercer año de Ingeniería Comercial. Su familia no sabía que era trans hasta que se le hizo imposible ocultar todo el reconocimiento que recibía. “Lo peor fue que mi mamá se enteró por una foto en el periódico, entonces para ella fue un shock”, expresa.

En el set de filmación

Dentro de una casa colonial, ubicada en el barrio Las Peñas, Doménica Menessini recibía las últimas pinceladas en su maquillaje, mientras su productor le daba los detalles de la escena que estaba a punto de grabar.

Esperando por el corsé que tenía que colocarse, Doménica, de 23 años, expresa: “Mi aspiración más grande es convertirme en una mujer, en todo sentido. Aunque yo sé que eso es imposible, porque nací biológicamente hombre, siento que lo que realmente importa es lo que guardas en tu mente y corazón. Siempre he sido mujer desde que tengo uso de razón”.

Ella lleva 4 años como una chica ‘transgénero’ y durante ese tiempo ha recibido el apoyo de sus padres, quienes aún la llaman Daniel, su nombre de nacimiento. Doménica asegura que le gusta el nombre que le pusieron sus padres, pues aspira a ser la primera actriz trans ecuatoriana con un nombre masculino. Su modelo a seguir es Endry Cardeño, actor transexual colombiano que participó en la telenovela Los Reyes, donde interpretó a Laisa Reyes.

Doménica tiene un papel secundario en la película sobre el poeta guayaquileño Medardo Ángel Silva.

Doménica cursa su tercer año en la carrera de Actuación en el ITV, donde asiste como mujer hace 2 años. Se encuentra grabando un papel secundario de mujer biológica, donde interpreta a una prostituta en la película sobre el poeta ecuatoriano Medardo Ángel Silva. El productor y guionista de esta cinta, Julio Ortega, revela que si no hubieran tenido el reparto listo, debido a que la idea nació de una obra hecha en Nueva York, Doménica hubiera tenido un papel protagónico, pues “ella se caracteriza por su talento y tiene las cualidades físicas para desempeñar cualquier personaje de mujer”.

Sus primeros pasos en el mundo del espectáculo, al igual que Nebraska, fueron con shows de transformismo, imitando a artistas famosas, en las discotecas Plain Bar y Colors. Actualmente canta en vivo en algunos de sus shows, ya que toma clases en la academia ArsNova.

Esta trans participó en la primera temporada del reality Baila la Noche, donde llegó a ser una de las finalistas. Muchas personas la reconocen desde su paso por este show, pero cuenta que no ha aceptado volver a nuevas temporadas pues cree que el programa deja de lado el talento y varias veces se concentra en polémicas.

“No quería estar metida en algo que no iba a aportar a mi imagen ni a la imagen de la comunidad LGBTI. Quiero que cuando me vean digan: “esta chica sabe actuar, sabe cantar y puede bailar. No quiero ser famosa, quiero ser exitosa y que vean mi talento”, dice Menessini, quien, pese a verse femenina recién comenzará un tratamiento con hormonas la semana del 20 de abril, pues al igual que Nebraska se está haciendo los exámenes previos. Dice que las hormonas le ayudarán a que su cuerpo se adapte a los implantes de senos que planea ponerse en 2 meses y que será en su primera operación.

Tanteando el terreno

Con una amplia sonrisa resaltando sus rasgos asiáticos, Michelle Muñoz, cuyo nombre verdadero es Michael, se encontraba el 11 de marzo de 2014 esperando su cita con la psicóloga en la fundación Silueta X. Ella ahora se considera una chica transexual desde el momento en que comenzó a suministrarse hormonas. Así se especifica en el Documento Por la Salud de las Personas Trans, emitido por la Organización Panamericana de la Salud. En este archivo se define la palabra transexual como: “adjetivo para describir personas que han cambiado sus caracteres sexuales primarios y/o secundarios a través de intervenciones médicas (hormonas y/o cirugía) para feminizarse o masculinizarse”.

Muñoz quien es bachiller contable y estudió hasta tercer año de Contador Público Autorizado (CPA), dice que siempre se sintió mujer y cuenta que desde pequeña –cuando aún lucía como niño- asumía el rol de mamá al jugar a la casita con sus amigos. Pero que todo salió a la luz cuando estaba en el colegio y una profesora descubrió que se estaba besando con otro chico, lo que fue el detonante. Recuerda esta situación como una experiencia graciosa, pues lleva una relación amorosa con su familia, quienes ahora aceptan su identidad. “Mi mamá me llevó al psicólogo varias veces, pero no le sirvió de nada”, expresa riéndose y agrega que meses después la llevó donde un médico: “Me mandó donde un doctor para que me inyecte ‘vitaminas’, pero no, imagínate, eran testosteronas”, revela.

La experiencia de Michelle sería el caso del 8,0% de las personas entrevistadas (2.805), donde se incluyeron 40 transexuales, en la investigación LGBTI efectuada por el INEC, y que “han estado sometidos/as a tratamientos hormonales para ‘cambiarlos’ contra su voluntad”.

Actualmente, Michelle Muñoz, a sus 23 años, es analista de control de calidad en una empacadora de camarón y está comprometida con su novio Omar, quien tiene 31 años de edad.

Un paso más en la transformación

Así como Nebraska y Doménica, quienes iniciarán terapia de ‘hormonización’ con la fundación LGBTI Silueta X, existen otras chicas trans como Michelle, que ya han empezado hace pocos meses este proceso.

El término ‘hormonización’ no se encuentra registrado en el diccionario de la Real Academia Española (RAE), pero se ha comenzado a usar coloquialmente entre la población trans. Para el endocrinólogo Daniel Barrezueta, citado en una publicación del 3 de junio de 2013 en diario EL TELÉGRAFO, no es la palabra adecuada, y aclara que se llama tratamiento de administración de hormonas para feminizar.

El endocrinólogo Enrique López no conoce de médicos en Guayaquil que realicen ese tipo de tratamientos y asegura que esto es algo que se realiza comúnmente en países como Brazil y Argentina.

En el caso de Michelle Muñoz, lleva ya 2 meses en el proceso de feminización con hormonas que se ofrece en Silueta X, ‘bajo prescripción’, según la página web de la fundación. Ella narra que se siente muy bien y comienza a haber cambios en su voz, además explica que ya se había inyectado hormonas por su propia cuenta, pero esta vez sigue las indicaciones de los médicos de la fundación. Muñoz planea realizarse una orquiectomía (extirpación parcial o total de los testículos, que entre otras funciones, intenta provocar una disminución en los niveles de testosterona) y comenta que tomará “espironolactona para contrarrestar lo masculino”.

Según el portal web Salud Trans Chile, en un artículo del doctor Ricardo Duranti, publicado en agosto de 2013, existen 3 tipos de drogas para conseguir la feminización. Los Inhibidores de las gonadotrofinas (análogos de LHRH), costosos y poco usados; los antiandrógenos, sustancias que actúan como antagonistas de las hormonas masculinas; y los estrógenos, consideradas hormonas femeninas. Este portal también atribuye que entre los antiandrógenos están la espironolactona, cuyo interés principal radica en que suprimen la testosterona producida tanto en el testículo como en las glándulas suprarrenales y que por lo general siempre se usan en combinación con estrógenos.

En un video difundido por el portal web de Silueta X, el 11 de marzo del 2014, el doctor en Medicina y Cirugía, Edgar Zúñiga, dice que los tratamientos comienzan con antiandrógenos, durante 6 meses, para así eliminar testosterona y -dependiendo del caso- al tercer mes poder comenzar con estrógenos (hormonas). Lo que se busca es que las hormonas tengan el efecto deseado y que este sea permanente y no solo durante el tratamiento.

Durante la charla de este video también se indican ciertos costos del proceso. En el primer mes se utilizan alrededor de 70 tabletas de espironolactona LCH (fármaco genérico), que tienen el valor de 0,4 centavos cada una. Esto representaría $ 2,80 en el primer mes. Después, en el segundo mes, se mantiene la espironolactona pero con el nombre de Lactone, pues este fármaco contiene 100 mg, y así solo se recetan 2 tabletas diarias, con el costo de $ 1,20 cada una. Lo que costaría $ 84 en este segundo mes. Finalmente Zúñiga manifiesta que en esta primera etapa del 3° al 6° mes se debería tomar una tableta de espironolactona de 200 mg todas las noches.

El cirujano plástico Carlos López cuenta que entre los cirujanos estéticos existe muchas veces una ambición de lucro y por ello operan trans sin antes haberlas referido primero por un psicólogo. Sin embargo, agrega que existen cirujanos en Guayaquil que ya se identifican con las mujeres trans y que son ellas quienes se pasan el dato: “Lo malo es que estas chicas a veces caen en manos de cosmeatras, amigos del gremio o estilistas que les inyectan sustancias no apropiadas, como aceites o biopolímeros para darle forma femenina a sus cuerpos”.

Finalmente dice que en Guayaquil él sabe que sí existen doctores que realizan la operación del cambio de sexo, pero que no es algo muy común, pues el costo es elevado, debido a que la intervención se realiza con varios médicos especializados en distintas áreas.

Inicios de los procesos de hormonización

Con el afán de poner en pie los tratamientos de reasignación sexual en Guayaquil, Diane Rodríguez, líder trans y cabeza de Silueta X, contactó al doctor Edgar Zúñiga, quien reside en Quito, para impartir charlas sobre el uso correcto de hormonas bajo revisión médica, en la comunidad trans de Guayaquil. Esto a razón de evitar la ‘autohormonización’ que acarrea problemas y efectos alternos en las chicas trans.

Lo más importante es que cualquier proceso con hormonas sea acompañado por un profesional de la salud, indica la psicóloga clínica Ninoska Franco. Ella trabaja como terapista en los procesos de feminización o masculinización impartidos en Silueta X.

Para esta psicóloga, deben ser médicos sensibilizados ante la temática LGBTI, donde se incluirían endocrinólogos, psicólogos y, en las últimas etapas, cirujanos. Además revela que en Silueta X el 45% de sus pacientes ya llegan con antecedentes de ‘hormonización’ y que el 100% están seguros de iniciar la transición.

“Estamos en pañales en Ecuador”, puntualiza Zúñiga, pues afirma que el país no tiene medicamentos específicos para ‘hormonizar’ personas trans (lo que dificulta al momento de prescribir) y agrega que hay pocos espacios de salud. En Quito, Fundación Ecuatoriana Equidad, Asociación ALFIN y un espacio de atención del Ministerio de Salud Pública junto con la Dirección Provincial de Salud de Pichincha; mientras que en Guayaquil, Silueta X.

Actualmente el Ministerio de Salud Pública está realizando una Guía de Práctica Clínica para población GLTBI, que representa por primera vez en el país formalizar la atención de la población sexualmente diversa en la salud pública. El manual tendrá una aplicación en todo el Sistema Nacional de Salud, tanto en entidades públicas como privadas, según expresa Zúñiga, médico redactor y consultor de la guía. El documento comprenderá una serie de recomendaciones basadas en evidencias científicas de cómo hacer el abordaje a personas del grupo GLTBI, pues para su creador existen particularidades y tratos específicos en la atención, donde debe ser capacitado el personal de salud para brindarle una atención de calidad y calidez al usuario.

Las historias de Ginger, Nebraska, Doménica y Michelle son ejemplos de un nuevo nivel de aceptación que reciben estas chicas trans en los entornos principalmente heterosexuales en los que se desenvuelven. Todas se sienten realizadas con lo que han logrado en sus vidas, a nivel profesional y personal. Ellas quieren seguir su etapa de transición, que hasta ahora ha surgido efecto. Quieren llevar en alto su decisión de vivir como mujeres y quieren regenerar cada vez más aquella imagen descuidada con las que se identifica a las mujeres trans en el país. ¿Qué tan pronto podrán hacerlo en nuestra sociedad?

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