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En guayaquil el costo del lÍquido de tanqueros es 17 veces más caro que por tubería

Nebot en su conteo de 100% de cobertura de agua solo incluye a zonas legalizadas

En las zonas elevadas de Nueva Prosperina, moradores como Adela Sánchez aún dependen de tanqueros para conseguir agua potable en sus casas. Foto: William Orellana / El Telégrafo
En las zonas elevadas de Nueva Prosperina, moradores como Adela Sánchez aún dependen de tanqueros para conseguir agua potable en sus casas. Foto: William Orellana / El Telégrafo
23 de octubre de 2014 - 00:00 - Redacción Guayaquil

El agua potable en Guayaquil, un servicio que debe garantizar el Cabildo porteño, aún no alcanza el 100% de cobertura.

La carencia se presenta a pesar de que el burgomaestre Jaime Nebot Saadi, quien está en el cargo desde el año 2000, ha asegurado en sus enlaces (el mes pasado lo repitió) que en la ciudad todas las casas tienen el líquido.

Pero la realidad es otra. Mabel Mina, vecina de la Cooperativa Ebenezer (en el noroeste), todas las semanas está atenta al paso del tanquero. El vehículo, ante la necesidad de los residentes de esa zona periférica, llega al sector  hasta 3 veces a la semana. “Y tienen que venir 2 carros para que alcance”, explica Mabel, quien reside en el lugar hace 8 años. Allí habitan aproximadamente 3.000 familias.

Los otros barrios del noroeste del puerto principal que carecen del líquido son Nueva Prosperina, Monte Sinaí y San Francisco.

¿Guayaquil tiene o no 100% de agua potable? La Empresa Municipal de Agua Potable de Guayaquil (Emapag) informa que la cifra actual es de 99%.

Andrés Mendoza, principal de la entidad seccional, aclara que la afirmación de Nebot se refiere a viviendas legalizadas.  

Para Emapag, el 1% restante está compuesto por las cooperativas de Monte Sinaí, “donde la regularización ha avanzado un 43%”, añade Mendoza.

Solo en Monte Sinaí, en términos poblacionales, habita el 3,6% de residentes de Guayaquil, es decir, existen 80.000 personas que dependen de los carros cisternas que a diario recorren la zona.

También está el caso de Claudina Ramírez, residente de Nueva Prosperina, quien gasta $ 2 diarios ($ 24 mensuales) por cada abastecimiento de sus tanques. A ella se suman sus cerca de 1.000 vecinos.

Contradictoriamente a la afirmación del alcalde, de que se alcanzó la meta, se siguen haciendo más obras en el área. En Guerreros del Fortín se inauguró en esta semana una nueva red de distribución, que beneficiará a 14.326 vecinos.

El alcalde, en la inauguración, justificó que las viviendas no tienen el servicio debido a que “llegaron hace poco tiempo y deberán esperar”.

En este año, el Cabildo tiene previsto expandir el servicio a los recintos San Lorenzo y Sabana Grande, ubicados en la parroquia rural Juan Gómez Rendón (Progreso) en el km 23, vía a la Costa. Los trabajos beneficiarán a 3.000 habitantes.

Además, se contrató la rehabilitación de redes de distribución en la cooperativa Los Vergeles y la calle Vacas Galindo.

En los sectores donde aún no llega el servicio, los tanqueros expenden a $ 1 cada recipiente de 1.000 litros, es decir, 17 veces más de lo que costaría si tuvieran acceso al agua en las casas.

Hasta el momento, el Ministerio de Desarrollo Urbano y Vivienda (Miduvi) y la Alcaldía han legalizado 16.000 propiedades, con la finalidad de que puedan tener servicios básicos. Hasta julio de este año, 7.000 hogares iniciaron el proceso.

Los habitantes de Horizontes del Guerrero fueron los últimos en recibir el servicio de agua potable tras casi una década de espera.

La Emapag, Interagua y la Secretaría Nacional del Agua (Senagua) mantienen acercamientos para construir un acueducto que lleve agua hasta Monte Sinaí.  

El servicio de agua potable en la ciudad ya tiene cerca de 11 años concesionado a la empresa privada Interagua.

En ese lapso se han invertido alrededor de $ 900 millones, monto que incluye redes para el líquido y  el alcantarillado pluvial y sanitario, y su respectivo mantenimiento.

Los ingresos para las obras, según la Emapag, provienen del financiamiento del Municipio de Guayaquil ($ 30 millones anuales), Interagua ($ 21 millones anuales) y otras contribuciones.

ANTECEDENTES

La Empresa Cantonal de Agua Potable concesionó el servicio a Interagua en 2001. Según informe del Ministerio de Desarrollo Urbano y Vivienda, la cobertura de agua potable pasó de 30% a 95% en los primeros 9 años.

En noviembre de 2012, el alcalde Jaime Nebot anunció que solicitó la terminación del contrato de concesión a Interagua, por haber suspendido ilegalmente las inversiones al negársele el aumento en la tarifa de agua potable.

El proceso de término de contrato, que quedó sin efecto en marzo de 2013, se inició luego de que Interagua indicara que no haría inversiones si no le autorizaban un alza de tarifa, lo cual había sido negado por la Emapag.

Para el cumplimiento integral de las inversiones futuras del tercer quinquenio (2011-2016) Interagua entregó a la Emapag, en efectivo, $ 5’375.000. 

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