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El Telégrafo
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El barrio Cuba, una tradición del sur

El barrio Cuba, una tradición del sur
22 de diciembre de 2013 - 00:00

El barrio Cuba se extiende desde la calle El Oro y colinda con el barrio del Astillero, al norte y con el Centenario, al oeste. Hacia el sur llega al mercado Caraguay y al este le abraza la ría. Uno de sus antiguos moradores revela la extensión total del barrio: “Por el lado de Chile llegaba hasta la gasolinera y lo que ahora es Domingo Comín en ese tiempo se llamaba Av. Cuba, había un callejón que llegaba por La Favorita y se iba al Camal, pero la calle Robles avanzaba por la Caraguay y seguía hasta la Anglo Ecuatoriana”.

Hay algunas leyendas sobre el origen del nombre del barrio. La historia que prevaleció fue que un grupo de cubanos se quedaron “varados” e invadieron el barrio con su alegría caribeña. Pero lo cierto es que el barrio se llama Cuba porque en 1929, el Cabildo guayaquileño así le bautizó, en acto de reciprocidad con el gobierno cubano que había erigido una estatua de Eloy Alfaro Delgado, en el barrio de El Vedado, en La Habana.  

A partir de 1930 empezaron los primeros asentamientos, aunque ya había industrias en la zona hasta el Camal Municipal, edificio que fue construido en 1897.1 El barrio Cuba nació como resultado del crecimiento urbano de Guayaquil, en dirección sur, con la lotización de dos haciendas: La Esperanza, que originalmente perteneció a Geo Chambers Vivero y que luego fue adquirida por Víctor Emilio Estrada, y La Saiba, de la familia Parra Velasco. Cuando el barrio creció se incorporaron terrenos que eran de propiedad de la Sociedad Protectora de la Infancia.

En 1925, el Cabildo conminó a Víctor Emilio Estrada para que abriera la comunicación con el camal por vía terrestre, a más de la fluvial que ya existía. La pugna recién se resolvió en 1929, pues, según detalla su hijo, el historiador Julio Estrada Ycaza, la familia Estrada únicamente pasaba allí durante el verano y “en su ausencia, la gente se dirigía al Camal trepándose sobre la cerca de la propiedad de Estrada. Cada verano, al regresar la familia, encontraba la cerca en el suelo; don Víctor la levantaba con no menor porfía. En un momento dado, Estrada resuelve el problema dejando libre el paso y haciendo dos cercas a los costados. Por Ordenanza del 22 de noviembre (de 1929) y como celebrando la extensión de la avenida, se nombra avenida Cuba el tramo de la avenida Alfaro al sur de la calle El Oro”.2

En el plano de 1930, publicado por el ‘Boletín Turístico’ de la ciudad, se visualizan por primera vez los terrenos lotizados del Barrio Cuba, los que no llegaban hasta el matadero, aunque el límite de la ciudad era el Callejón Segura. Por su parte, en el plano general de Obras Públicas Municipales (1934) ya consta el Barrio Cuba con la avenida Cuba. Una pequeña vía que nace entre las actuales calles Francisco Segura Cano y Tomás Wright conecta con el matadero municipal. En el plano de la Guía Domiciliaria de Guayaquil (1938), ya aparece claramente incluido el barrio dentro de los límites urbanos con sus principales calles: Av. Cuba, Geo Chambers y Francisco Robles. Y por último, en el plano general de Guayaquil de Obras Públicas Municipales del año de 1946, ya se ve habitado el Barrio Cuba hasta el camal municipal.  

Cuba siempre fue un barrio industrial, como lo recuerda Manuel Ramírez: “recuerdo que a los 7 años nos íbamos a la empresa UBESA, al lado de donde Noboa, al lado estaba Félix Calle Granda, que en paz descanse, tenía un aserrío, más al lado estaba la empresa IPESA, al lado de ella, en toda la esquina de Robles y Chambers estaba la Guayaquil de  Perico Menéndez Gilbert, más adelante había un varadero, al lado llegaban buques pequeños, donde embarcaban banano, luego en toda la esquina de Límber y Robles estaba el aserrío San Pedro, a continuación, en la otra esquina, estaba el aserrío del señor Juan Franco Salcedo, que en paz descanse también; luego hacia la calle Estrada Coello y Robles, en toda  la esquina, compartía la manzana Arenas e industrias del señor William Triviño, en la otra esquina estaba el aserrío Santa Nora, junto a él estaba el aserrío de madera de balsa La Chilena, al lado estaba la Piladora San Pablo, a continuación de la piladora estaba la balsera International Balsa Company, en la calle Robles y Oriente estaba el aserrío La Victoria, más adelante y aún se encuentra, era un varadero que está fuera de combate y más acá, en toda la esquina, la Ecuatoriana de Balsa y de ahí desde esa calle ingresaba la línea 1 cuando el recorrido era desde el Camal hacia el norte, o sea, Las Peñas”.

En 1954, una disposición municipal fragmentó el barrio Cuba, como lo recuerda Guillermo Morán: “El Barrio del Centenario forma un comité supuestamente para ellos, pero lo que querían era conversar con Barrio Cuba y nos hicieron formar un comité, pues nos querían reubicar por el Estero del Muerto, ahí donde sería hoy el barrio Garay que llegaba hasta Lizardo García y Colón, y de ahí para atrás había pampa y no había casa para nadie, y estaba la isla San José donde nos querían dar terrenos por Lizardo García y la calle 13, donde había un montículo de tierra. La gente no aceptó ir para allá, pero aceptó  ir para el Estero del Muerto, donde es el barrio O’Connor actual; eso se produjo en el año de 1954. Pero con el Barrio Cuba continúa la relación de trabajo, de familiaridad, de deportes; por eso, en realidad, nunca se ha separado. De las personas que han trabajado en el camal puedo citar a Álvaro, Melchor Vera, quien fue el organizador del deporte, Pedro Pablo, Ignacio, los Avilés… todo el mundo del barrio O’Connor trabajaba de camalero y era trabajador de la orilla, todos venían hacia acá”.

Dos sucesos importantes ocurrieron a inicios de los años sesenta: la aparición del bus de la línea 1 -que les incluyó en el mapa vial de la ciudad- y la apertura de la Feria de Caraguay, que reunía anualmente a todos los ganaderos de la zona. Durante dos décadas, las fiestas octubrinas se engalanaban en el barrio Cuba, a propósito de la feria, un evento que culminaba con la presentación de artistas internacionales como Tongolele, las Dolly Sisters, Iris Chacón, Lucho Barrios, María Luisa Landín, Daniel Santos, Alci Acosta, Raphael, Julio Iglesias, Roberto Carlos, César Costa, Enrique Guzmán, Los Terrícolas, Claudia de Colombia, José Luis Rodríguez “El Puma”, Los Iracundos, Emmanuel, Miguel Bosé, entre otras grandes estrellas de la canción y el espectáculo.

La música siempre fue, junto al fútbol, una de las grandes pasiones de los “cubanos”. Carlos E. Vaca recuerda en un texto sobre su “viejo barrio”, los nombres de los primeros bares y cantinas que programaban música en sus rockolas: “El Libertador” de José Adolfo Bohórquez; el de “La Vieja Molienda”; la de “Arturo Córdova”, que en la madrugada vendía el buen puro. “La Piedrita”, donde la bielita salía vestida de novia y disimuladamente se chupaba […] El salón “Tres Corazones”, de las hermanas Muñoz que los fines de semana preparaban el suculento caldo de salchicha”.3

Pero el bar más famoso de Cuba fue el de Miguel “Cortijo” Bustamante, hombre de fútbol que había vestido las camisetas de Barcelona, Emelec y la selección nacional. Luego de un viaje a Nueva York, descubrió la salsa de Richie Ray y Bobby Cruz, Eddie Palmieri y Willie Colón, y la llevó al barrio guayaquileño. Primero en la casa de José María Andrade (Josimar), en la esquina de Domingo Comín y Pancho Segura; luego, en Estrada Coello entre 5 de Junio y Robles. Lo cierto es que Cortijo fue, durante décadas, el salón preferido para los amantes de la guaracha, el son y la salsa.

Respecto al otro gran amor de los “cubanos”, el periodista Carlos E. Vaca recoge el listado de los clubes del barrio: “11 Deportivo; Juventud Deportiva, el Deportivo King, del recordado (+) Lcdo. Ángel Martillo; Juvenil Robles; Cuba Junior, con Paco Lavayen y los Gorotiza; Corsario, con su dirigente Soria; 8 es Suficiente, dirigido por Pepe Lavayen (Figurita); 5 de Junio, por Carlos Lozada (Chicho) y su barra alegre comandada por (+) Amalia Casquete…”.4

Pero la comida criolla no se queda atrás. El barrio es famoso por sus delicias culinarias que motivan a los guayaquileños a visitar sus estrechas calles donde aún se conserva ese “viejo” aire: “los chuzos, la fritada, la carne en palito, el caldo de pata, la guatita y el arroz con menestra y carne asada”.5

Todavía subsiste la percepción de la supuesta peligrosidad del barrio, quizá por la existencia del “Callejón de la Muerte”, escenario de incontables leyendas urbanas.

Sin embargo, los “cubanos” siempre han sido personas honestas, sencillas y trabajadoras, que han levantado el barrio con su propio esfuerzo. Así lo hicieron los moradores del sector Cuba-Camal cuando con la asesoría legal de Jaime Hurtado González, lograron que por decreto legislativo del 1º de noviembre de 1979, se expropien siete manzanas (12, 17, 18, 20, 24, 25 y 27) de la parroquia Ximena, en alcance al Decreto Supremo No. 2740, de 1978, que autorizaba a la Municipalidad de Guayaquil la venta de los solares, a diez sucres el metro cuadrado.  

Aunque han pasado muchos años de esas luchas, la inclusión social todavía es un problema por resolver. En la actualidad, sesenta familias de las calles Límber y Robles, y Estrada Coello y Robles, exigen a la Municipalidad de Guayaquil que regularice su situación, pues ocupan dos callejones donde hace 60 años se asentaron sus abuelos, y sus solares no han sido legalizados. Se dice que la zona será regenerada y los habitantes reubicados, lo que ha generado temor por el posible desalojo. 6

Ya es hora de que se atienda el pedido de estas ciudadanas y ciudadanos, en homenaje al Barrio Cuba y a esa historia de lucha que siempre caracterizó a este entrañable y tradicional barrio porteño.

1. Julio Estrada Ycaza, Guía histórica de Guayaquil, tomo II, Guayaquil, Editorial Poligráfica, 1996, p. 205.

2. Julio Estrada Ycaza, op. cit., p. 53.

3. Carlos E. Vaca, “El barrio de mis amores”, s.f., artículo facilitado por Héctor Rodríguez.

4. Carlos E. Vaca, op. cit.

5. Carlos E. Vaca, op. cit.

6. “¡Los callejones que vieron nacer al barrio Cuba!”, en Extra, Guayaquil, 17 de abril de 2011.

"Los contenidos de este artículo son parte del Proyecto de Recuperación de la Memoria Histórica del cantón Guayaquil, desarrollado por el Consejo de Participación Ciudadana y Control Social".

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