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La desaparición y la refundación, una alternativa para seguir en actividad
Los descensos por sanciones deportivas no son nuevos en el fútbol. El caso de Deportivo Quito, al que las deudas lo apretaron hasta que fue castigado con el descenso a segunda categoría, se suma al de varios clubes que pasaron por crisis similares.
En algunos casos, las deudas los ajustaron tanto que no tuvieron otra opción que declararse en quiebra, desaparecer y refundarse con otro nombre. Aquello implicó empezar desde cero para tomar impulso y retornar a la categoría de privilegio. Esta es una de las opciones que maneja el equipo ‘chulla’ para afrontar el futuro.
Entre los casos más recientes consta el de uno de los clubes más destacados de Europa: el Glasgow Rangers de Escocia. En 2012, con 139 años de historia, 54 títulos locales, 1 Recopa de Europa y 1 subcampeonato de la Copa UEFA, tuvo que declararse en quiebra y desaparecer.
Los 60 millones de euros que debía lo obligaron a tomar tal decisión y ese mismo año se refundó bajo el nombre de The Rangers FC. El nuevo equipo necesitaba el “sí” de 7 de los 11 clubes de la Liga para mantener la categoría de su antecesor, pero no lo logró y fue descendido hasta la cuarta categoría.
Desde ahí empezó su camino para retornar a la primera categoría. Alcanzó 2 ascensos consecutivos y en el tercer año, cuando tenía todo para volver, no lo logró.
Consumó su regreso en abril de este año y esta temporada ya jugó en el lugar que abandonó. Lo más esperado será el clásico contra Celtic.
Otro equipo europeo que vivió el mismo calvario fue el Parma de Italia, que el año pasado se lo refundó como Parma Calcio 1913. El conjunto parmesano, que tenía deudas por 200 millones de euros, se declaró en bancarrota. Su presidente Giampietro Manenti fue detenido por lavado de dinero y fraude, mientras en lo deportivo se tuvo que crear un nuevo club.
Con su nueva denominación disputó en 2015 la serie D y este año actúa en la Lega Pro, el tercer nivel del fútbol italiano. Al igual que el Glasgow Rangers, este perdió sus títulos pero la tradición como club se mantuvo. Incluso en la cuarta categoría convocaba a un promedio de 10.000 hinchas por partido.
Otro plantel italiano que pasó penurias fue la Fiorentina, en 2001, que con una deuda de 56 millones de dólares no continuó en la élite del balompié de ese país. Tuvo que vender a sus grandes figuras como Gabriel Batistuta o Rui Costa, pero aún así no se salvó.
La ‘Fiore’ descendió a la serie C2 y en primera instancia renombrado como Fiorentina 1926 Florentia y luego como Florentia Viola. En la Serie C2 cambia nuevamente a su nombre actual: Associazione Calcio Firenze Fiorentina, con el que en 2005 logra retornar a la A.
Esta práctica se volvió en parte algo regular para sortear las deudas adquiridas y retomar la actividad deportiva. En España, por ejemplo, equipos como Murcia, Granada, Badajoz, Logroñés o Compostela optaron por esa fórmula para renacer y continuar en actividad.
Las deudas, que quedaban sin ser cobradas por los acreedores, eran asumidas por el fondo de compensación estatal de España, que se ocupaba de esos pasivos.
Después, el equipo naciente compraba los derechos federativos del mismo club liquidado, por un valor mucho menor que la deuda y volvía a jugar en la misma división. Sin embargo, en 2013 la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) decidió terminar con esa práctica.
La entidad española impuso nuevas normas para garantizar el equilibrio competitivo y económico, por lo que obligó a los equipos de nueva creación a hacerse cargo de las deudas del anterior club. Caso contrario, no accederá a la plaza y empezará desde la categoría regional.
De esa forma se controló mejor cualquier intento de refundar a un equipo, dejando de lado las obligaciones pendientes, porque el Estado las asumía. Aquello no se ha repetido en el balompié español.
Sudamérica no ha quedado exenta de las crisis, las malas administraciones han provocado la quiebra de los clubes. Uno de los casos más recordados es el de Racing de Avellaneda, que en 1999 fue declarado en quiebra.
Pasó 10 años en esa condición y fue administrado por la empresa Blaquiceleste. Recién en 2008 se levantó la quiebra y retomó la administración; eso sí, nunca descendió de categoría.
En Chile, Colo Colo fue declarado en quiebra en 2002 y se transformó en la Sociedad Anónima Blanco y Negro. Se consiguió que el club no pierda su personería jurídica, porque aquello provocaba que sus bienes fueran a remate, como sí pasó con la sede del equipo y el Teatro Monumental. Al siguiente año hizo que se levante la quiebra y Blanco y Negro concesionó los activos por 30 años para pagar todas las deudas. (I)
Justicia y Valarezo recuerdan los duros momentos vividos en Deportivo Quito
A criterio de Andrés Justicia (28 años), zaguero que defendió los colores de Deportivo Quito las 2 últimas temporadas, hay valores que no se cuantifican en dinero, pero siempre es importante contar con ellos. Más que apenarse por las consecuencias de no cobrar los sueldos de 11 meses, el guayaquileño lamenta la actitud de los directivos del representativo de la Plaza del Teatro. Le sorprende la poca solidaridad del presidente ‘chulla’ Eduardo Romero, quien nunca se comunicó con él para preguntarle si necesitaba algo, si se sentía bien cuando, hace poco, murieron los trillizos que esperaba.
“Todos en el club sabían que mi esposa tenía trillizos en su vientre, pero el embarazo se complicó porque, al parecer, le picó el mosquito que contagia el Zika. El señor Romero nunca me llamó”, detalla.
Eso sí, rememora Justicia, 2 veces el titular ‘azulgrana’ les habló de los inconvenientes para cumplirles los emolumentos y que de su cuenta personal tampoco podría pagarles.
Otro inconveniente sucedió en 2015 durante el mandato de Joselito Cobo, cuando el futbolista porteño se lesionó el ligamento cruzado de la pierna izquierda. Como la institución no se hizo cargo de la operación, Andrés desembolsó $ 5.000 de su dinero para que le realicen la cirugía, después pasó 6 meses en rehabilitación. Su situación económica continuaba agravándose.
Con los gastos de la operación y los sueldos pendientes, según calcula, la deuda de la ‘AKD’ con Andrés bordearía los $ 28.000, cifra que el retaguardista está a punto de dar por perdida, ya que todo es desconcierto en el elenco.
Mientras laboró para la entidad ‘azulgrana’ residía donde un pariente en el Valle de Los Chillos, pero tuvo que irse por pedido de esta persona. “Estaba arrimado, no me sentía bien. Mi cónyuge (Andrea) y mi único hijo (Andrés, de 5 años) viven en Guayaquil. No tenía recursos para pedirles que vayan a Quito”, cuenta.
Los días que pasó en la concentración del club le sirvieron a él y sus compañeros para formar una familia, donde todos se daban la mano. Sus amigos más entrañables fueron Marlon Ganchozo y Roberto Valarezo.
Actualmente, ya en Guayaquil y con el respaldo de su padre, Víctor Justicia, el deportista analiza cómo afrontar el futuro inmediato. Todavía guarda la esperanza de que los líderes de la Asociación de Futbolistas del Ecuador (AFE), convenzan a las autoridades de la Federación Ecuatoriana de Fútbol (FEF), de hacer una excepción con los atletas de Deportivo Quito y permitirles ser contratados por otros clubes hasta que culmine 2016.
Si la moción no prospera, buscará dónde entrenar y de qué forma generar ingresos hasta tener un nuevo contrato. Su vinculación laboral con el ‘chulla’ concluirá este diciembre.
El delantero Roberto Valarezo (foto), quien este sábado cumplirá 25 años, retornó a su natal Machala y baraja posibilidades de equipos que le permitan entrenar; podría ser cualquiera de los 11 de la segunda categoría de El Oro o, quién sabe, Fuerza Amarilla, de la serie A. Su agente, Iván Reyes, indaga las plantillas nacionales o del exterior dispuestas a extenderle una oportunidad para 2017, ya que su contrato con el Quito finaliza en diciembre; después analizarán juntos la propuesta más convincente.
Otra de sus ambiciones es estudiar una carrera universitaria, posiblemente, Cultura Física. Una de sus ventajas, expresa Roberto, es ser soltero y no tener todavía las responsabilidades que demanda la formación de un hogar.
El lunes anterior arribó a la ‘capital mundial del banano’ y sus progenitores, Betty Romero y Gonzalo Valarezo, lo recibieron con el calor y cariño de siempre. “Habían preparado guatita; ya extrañaba la sazón de mi mami”, revela.
Estos días son un remanso de los duros momentos que sintió en la residencia del combinado ‘azulgrana’, donde aprendió el verdadero significado de amistad y espíritu de cuerpo. Nunca olvidará las dificultades que pasó al quedarse las instalaciones del ente sin los servicios básicos.
“Fueron como 2 semanas las que estuvimos encendiendo velas para tener luz por las noches y cuando llegaba un tanquero sacábamos baldes para llenar la piscina y aprovisionarnos de agua”, explica. Un buen recuerdo es la amistad que cultivó con Andrés Justicia, Robert Angulo y Washington Mauret.
Se muestra escéptico de que la ‘AKD’ le cubra algún día los haberes atrasados que suma desde 2015. Más bien apoya el pedido de la AFE a la Ecuafútbol de que se les autorice a los jugadores del Quito fichar con otros conjuntos hasta la culminación de la presente temporada.
“Sería justo que nos permitan trabajar, a fin de cuentas el descenso de Deportivo Quito a la segunda categoría no fue responsabilidad de los jugadores, no se perdió en la cancha. Si esto no se da tendré que buscar empleo, aunque nunca me ocupé en otra cosa”, precisa. (I)